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Luis S. Dávila Mendoza, Profesor de Estado en Biología y Ciencias.- El Currículos refiere a un campo socialmente construido, de acuerdo a decisiones políticas,... El Currículos educacional no es neutro, es intencionado

Luis S. Dávila Mendoza, Profesor de Estado en Biología y Ciencias.-

El Currículos refiere a un campo socialmente construido, de acuerdo a decisiones políticas, culturales y principalmente económicas definidas dentro de una sociedad organizada para cumplir con el papel interventor de la Escuela en la formación de las personas para incorporarlas a cumplir funciones proclives al modelo de sociedad que impera en el plano de las relaciones humanas, especialmente en el plano laboral.

Las políticas curriculares están sustentadas por quienes, desde el ejercicio del poder, interpretan y orientan las decisiones sociales, ya sea por consensos democrático-pluralistas o por la fuerza del autoritarismo.

Las funciones del Currículos se refieren a la distribución, organización, transmisión de la cultura seleccionada y evaluación de los procesos y resultados, en correspondencia con la naturaleza definida en sus principios y normas. Las decisiones que al respecto se toman no sólo conllevan a legitimar algunos saberes, dejar fuera otros y jerarquizar- en distribución de tiempo- las disciplinas a que pertenecen dichos saberes, o integrarlas, sino también a legitimar determinadas formas de individualización y socialización relacionadas con la obediencia y la jerarquía o la autonomía y la participación, de acuerdo a los fines predefinidos.

El currículos, por lo tanto, no es neutro, sino intencionado.

Unido a los procesos de socialización que genera el desarrollo de la educación en el aula, en interacción con la transmisión o comunicación del conocimiento legitimado oficialmente, está el proceso permanente de individualización de la persona. La interrelación de los profesores y sus estudiantes contribuye a desarrollar en los alumnos ya sea una adecuada autoimagen o una autoimagen deteriorada, lo que influye poderosamente en el éxito o fracaso de los mismos.

Cuando el profesor cree en el alumno y sus posibilidades de manifestación de sus capacidades, genera un ambiente invisible de relación que impacta en sus motivaciones y sus proyectos; cuando no cree en sus potencialidades de desarrollo personal y social, genera un clima adverso al aprendizaje y la formación positiva de la persona.

El Currículos promovido en el actual sistema educacional atenta contra la concepción del ser humano y sociedad a que aspiramos la mayoría, y también a la propia definición de educación pública, cuya defensa y fortalecimiento los profesores comprometidos luchamos diariamente.

En el currículos, entonces, la interrelación profesor-alumnos tiene efectos múltiples en la educación de las personas.

La gran pregunta del currículum, en sus distintas conceptualizaciones, expresiva de su naturaleza es siempre: ¿Qué contenido cultural seleccionar en relación al tipo de persona y sociedad que se desea alcanzar y con que tipo de modalidades de enseñanza y aprendizaje?

En relación a sus funciones concordantes con la respuesta a esa pregunta, las interrogantes son:

¿Cómo hacer-que funciones definir- para operacionalizar la acción curricular en busca de generar los aprendizajes deseados?

Y luego: ¿Con qué resultados?

A estas preguntas básicas se agregan otras, que adquieren mayor, menor o ninguna relevancia, de acuerdo a los distintos enfoques curriculares y los paradigmas que los sustentan:

¿A quiénes beneficia la selección?

¿Dónde y quiénes adoptan las decisiones de selección y acción?

¿Con qué recursos?

¿En qué contextos espacio-temporales se realiza la acción de la escuela?

¿A quiénes se dirige la acción escolar?

Existen, entonces, distintas miradas paradigmáticas para definir y practicar la disciplina del currículum y distintas respuestas explícitas o implícitas a las preguntas.

En este sentido, construir currículum es hacer currículum, de acuerdo con ciertos fines y supuestos teóricos, determinadas políticas educacionales y la aplicación de un paradigma dominante, en una realidad social, en que teorizar y actuar forman parte de un mismo quehacer. En esta perspectiva, el discurso o el plan curricular constituyen sólo un currículos preactivo que se concreta en la acción, en los procesos de enseñanza y aprendizaje y sus resultados.

 

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