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Miguel Lawner, Arquitecto, Premio Nacional de Arquitectura.- Ayer, 12 de diciembre de 2022, se consumó la máxima cocinería jamás desarrollada en la historia del... El acuerdo de la infamia.

Miguel Lawner, Arquitecto, Premio Nacional de Arquitectura.-

Ayer, 12 de diciembre de 2022, se consumó la máxima cocinería jamás desarrollada en la historia del Parlamento chileno. Durante 92 días, encerrados en el viejo Congreso, de espaldas al pueblo, diputados y senadores de gobierno y oposición, terminaron por parir un engendro destinado a encadenar la soberanía popular, perpetuando, en los hechos, el modelo económico social neoliberal, concebido por Jaime Guzmán y un puñado de “expertos”, como se les llama ahora.

Es curioso. El resultado del Plebiscito del pasado 4 de septiembre, respaldó abrumadoramente la opción RECHAZO. Quienes la apoyaron no debieran temer a la soberanía popular. Sin embargo, su legendario terror a cualquier expresión verdaderamente democrática, es superior a un razonamiento lógico y los induce a promover sofisticadas fórmulas destinadas a evitar algún cambio de verdad.

El documento presentado ayer por algunos artífices de la traición, como Álvaro Elizalde, presidente del Senado y Raúl Soto, ex presidente de la Cámara de Diputados, es un modelo de encadenamiento de la voluntad popular.
Se plantea la elección de un “Consejo Constitucional compuesto por 50 personas elegidas por votación popular directa de acuerdo con el sistema electoral aplicable a las circunscripciones senatoriales, bajo sufragio universal y obligatorio, con listas abiertas compuestas por partidos o pactos de partidos, que podrán incluir a personas independientes. El Consejo Constitucional se integrará bajo el principio de paridad de entrada y salida”.

Pero ojo. Aquí está la firme: Este Consejo no elaborará ninguna propuesta de nueva Constitución. Solo podrá aceptar o rechazar la propuesta elaborada por una “Comisión de Expertos, conformada por 24 personas de indiscutible trayectoria profesional, técnica y/o académica, de composición paritaria, elegidos 12 por la Cámara de Diputados y Diputadas y 12 por el Senado, en proporción a la representación de las distintas fuerzas políticas y aprobada por 4/7 de los miembros en ejercicio de las respectivas Cámaras.”

“Este órgano tendrá a su cargo la redacción de un anteproyecto que servirá de base para la discusión y redacción del nuevo texto constitucional, al estilo de una idea matriz del mismo”.
En resumen. Que quede claro. El Consejo Constitucional, integrado por 50 personas, no elabora nada…. Nada!!! Repito: su único objetivo es discutir y aprobar una propuesta de texto que le presentan la ilustre Comisión de Expertos.

¿Quiénes son estos expertos? ¿Estos sabios dotados de una sabiduría infalible, solo comparable al Oráculo de Delfos?
Dios !!!. Más respeto. Se trata nada menos que de la “Comisión Expertos conformada por 24 personas de indiscutible trayectoria profesional, técnica y/o académica, de composición paritaria, elegidos 12 por la Cámara de Diputados y Diputadas y 12 por el Senado, en proporción a la representación de las distintas fuerzas políticas y aprobada por 4/7 de los miembros en ejercicio de las respectivas Cámaras”

¿Quién puede ser un experto? ¿Experto en qué? ¿En Derecho constitucional? ¿En Salud, Educación, Vivienda, Economía?
Por ejemplo: yo puedo considerarme un experto en materias de políticas de Vivienda y Ciudad. Pero otros dirán con igual mérito, que Iván Poduje también es un experto en dichas materias. ¿Hay dudas de como procederíamos él y yo en formular el derecho a una vivienda digna y adecuada? Uno preocupado de promover la vivienda como un bien común y el otro en mantener y/o perfeccionar la vivienda como un producto de mercado.

No existen expertos libres de una ideología, ni en Chile ni en ninguna parte.

Por último, a fin de evitar cualquier posibilidad de que pudiera escaparse alguna propuesta verdaderamente democrática, el Acuerdo aprobado ayer formula la existencia de un “Comité Técnico de Admisibilidad compuesto por 14 personas, juristas de destacada trayectoria profesional y/o académica, que serán elegidas por el Senado en virtud de una propuesta única que le formulará la Cámara de Diputados y Diputadas. Ambas votaciones deberán contar con el apoyo de 4/7 de los miembros en ejercicio. Este Comité Técnico de Admisibilidad tendrá a su cargo la revisión de las normas aprobadas en las distintas instancias que se presenten en la Comisión Experta y/o el Consejo Constitucional, a fin de determinar una eventual inadmisibilidad de éstas cuando sean contrarias a las bases institucionales”.

Debemos reconocer el talento de quienes idearon este engendro, de concebir un mecanismo blindado en tal forma, que evite cualquier posibilidad de modificar el modelo económico y social vigente.
Ejercí por primera vez el derecho a voto en la elección presidencial que tuvo lugar el año 1952. Desde entonces hasta ahora, nunca dejé de votar, incluso durante los nefastos años regidos por la Ley Maldita dictada por el traidor González Videla.

Confieso que por primera vez en mi vida no me prestaré a validar un procedimiento tan perversamente antidemocrático. Lo lamento por los compañeros junto a quienes he librado tantas batallas en mi vida y que, de buena fe, han suscrito semejante engendro.

No puedo. Tendrían que hacerme de nuevo.

No importa. Es un hecho que yo no alcanzaré a verlo, pero no tengo duda alguna en los valores de un pueblo que fue capaz de construir los inolvidable mil días del gobierno de Allende y que sabrá recuperar, no sé si más temprano que tarde, la capacidad de construir su futuro.

4 respuestas a “El acuerdo de la infamia.”

  1. Considero que tienes toda la razón, y me atrevería a agregar, que, sí, tal como lo expresas, le tienen temor al pueblo, hasta la simple palabra, le da escalofrío, vieron el proceso constituyente anterior, como si se tratara de vasayos, opinando delante del capataz, siempre, insolentes, ellos, la «clase política, merecedora de todo privilegio, por su sapiencia, indiscutible, no puede ser pasada a llevar, por un pueblo IGNORATE e incapaz de elegir su propio destino. NOTA: La política es hermosa, los politiqueros y la politiquería, son los que la hacen asquerosa.

  2. Patricio Hermosilla Vives dice:

    En mi opinión, Miguel Lawner da en el clavo. El «olor a cocina», la compulsiva e irracional necesidad de reemergencia de una clase política amenazada en sus prebendas, y la obsecuencia de una «izquierda parlamentaria» que, claramente, perdió la brujula, hizo posible esta aberración. Destacan, el siniestro papel jugado por la D. C. (era que no) y la capacidad de maniobra, coopción y compra de una derecha que, más allá de todo maquillaje, pugna por mantener la constitución guzmanista; tendremos, sin lugar a dudas, una propuesta mediocre, pautada por la derecha y dócilmente acatada por un parlamento que, claramente, sólo se representa a sí mismo. Me duele el papel de nuestro P. C., otrora instrumento de cambio social con ascendiente revolucionario; lamentable, triste en la «repartija de migajas»… Lo único que le queda al pueblo de Chile en la actual coyuntura (me refiero al Chile digno, al que no permite ser transado como chancletas en alguna feria de barrio) es rechazar tal engendro cuando corresponda. No bastaba con ganar la «Convención», había que defenderla con calle y pueblo mivilizado; es como si el 11 fatal aquél no nos hubiera enseñado nada…
    Patricio Hermosilla Vives, Dr. en Filosofía, comunista, ex-prisionero de guerra.

  3. Wenceslao Cordova Arriagada dice:

    Muy de acuerdo en todo lo expresado en su comentario.. Todxs lxs que opinamos lo mismo deberíamos evaluar nuestra concurrencia a las urnas, aunque nos tengamos que «comer» la «cola» para justificar la inasistencia a «votar obligatoriamente». Sería una muy buena señal de apoyo en contra de esta asquerosa «cocina» !!

  4. Viviana Gysling Caselli dice:

    Que claridad nos deja muy evidente que no habrán cambios constitucionales que favorezcan a la mayoría del pueblo
    Apoyo su decisión de no votar por algo tan antidemocrático