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Carlos Graña Sarmiento, periodista. Desde Quillota.- El Gobierno  del Presidente Andrés Manuel López Obrador  de México está recordando con diversas actividades artísticas y culturales... Gabriela Mistral en México

Carlos Graña Sarmiento, periodista.

Desde Quillota.- El Gobierno  del Presidente Andrés Manuel López Obrador  de México está recordando con diversas actividades artísticas y culturales el centenario de la llegada de Gabriela Mistral a México. La poetisa permaneció en ese país dos años ,que  bastaron para que Gabriela Mistral dejara una huella imborrable en México, y México en Gabriela Mistral. Partió desde Valparaíso,  Chile, el 22 junio de 1922 ,y arribó, el  21 de julio de 1922, al puerto de  Veracruz,  México,  en el barco “Orcama”.

El buque rodeo el Continente por el Cabo de Hornos. La maestra fue invitada por el presidente de México Álvaro Obregón(1920-1924)  por petición del Ministro de la Secretaría de Educación Pública José Vasconcelos.

 Entre 1922 y 1924, Mistral, de 33 años, se unió a la cruzada educativa de José Vasconcelos, en esta tierra donde se enraizaban los ideales de la lucha revolucionaria. Ella misma diría que “recorría el suelo todavía garabateado de sangre luchadora, llenaba nuestras rutas los camiones de maestros misioneros  cargando bancos y pupitres escolares y las nuevas  cartillas para enseñar a leer a la infancia los nuevos principios,” recordó al dar una conferencia en 1950.

Hizo una labor educativa en las “escuelas granjas” en zonas indígenas, rurales y pobres de México donde ella actuó con dedicación y nobleza  ante niñas y niños. Gabriela Mistral  recorrió campos y se empapó de la cultura mexicana, junto a médicos, maestros, artesanos , entre otros profesionales e intelectuales, levantaron escuelas , bibliotecas y postas para el mundo rural.

En esa nueva revolución, intelectuales mexicanos y extranjeros se armaron de plumas y libros; luchaban contra el analfabetismo por medio de las misiones culturales, que buscaban derribar los límites al desarrollo de niñas, niños, hombres y mujeres, sobre todo en zonas rurales e indígenas, históricamente las más azotadas por la exclusión y el racismo. Era una labor humanista en la que el interés por el otro importaba más que las nacionalidades.

Andando los caminos de la educación, recorrió comunidades de Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro y Veracruz. En Huautla de Jiménez conoció a María Sabina , la famosa  curandera y chamana mazateca del Estado de Oaxaca, y de ello escribió: “Entre los mazatecos tuvimos experiencias maravillosas; nos dieron más de lo que nosotras les enseñamos”. Puso pie a tierra y caminó el territorio.

En esos viajes y por ese contacto se enamoró del país que sabía diverso.Hay varios México dentro de México y no se agota el país como los otros”, decía. Le cantó al maíz, ese “Quetzalcóatl verde / de las colas trabadas”; al arte popular: “Cajita mía / de Olinalá, / palo-rosa, / jacarandá. / Cuando la abro / de golpe da / su olor de reina / de Sabá”, y cuando estuvo lejos, extrañó a la infancia mexicana: “Hace 12 años dejé / a mi niño mexicano; / pero despierta o dormida / yo lo peino de mis manos…”

Su amor y vocación iban dirigidos a la enseñanza y la pedagogía. No buscó los reflectores de la fama, pero igual la alcanzaron: fue, con todo derecho, la primera mujer latinoamericana en recibir el Nobel de Literatura.

En México, además de impulsar las bibliotecas ambulantes, las escuelas nocturnas y la alfabetización para adultos indígenas y obreros, trabó amistad con Alfonso Reyes, Frida Kahlo, Pita Amor, Diego Rivera y Roberto Montenegro, quien la inmortalizó en los  murales  de la Secretaría de Educación Pública.

Innumerables cartas, escritos, fotografías y diversos documentos dan cuenta de su paso por México.

Su nombre lo llevan un centenar de escuelas en México, que rinde homenaje a la gran poetisa de América. La vida de Mistral fue un canto a las letras, empezando por el nombre que escogió, en   homenaje a dos de sus escritores favoritos: Gabriele D’Annunzio y Frédéric Mistral. Pero su amor por los libros no quedó ahí: lo compartió con sus lectores, y con todos aquellos que tenían derecho a leerlos y amarlos.

Para recordar el centenaria del histórico viaje a tierras mexicana de Gabriela ,llegó a  Santiago de Chile, el 24 de octubre del 2022, una delegación encabezada por la doctora Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador; e integrada también por la Secretaria de Educación Pública de México, Leticia Ramírez, y el senador Héctor Vasconcelos, hijo del ex ministro mexicano José de Vasconcelos, que invitó a Gabriela Mistral a México.

En reconocimiento al aporte de Mistral a México obsequiaron una réplica del mural realizado por el jalisciense Roberto Montenegro en el que figuran la poetisa chilena y la declamadora argentina Berta Singerman. La obra fue donada al Gobierno de Chile.

 Gabriel  Mistral fue una de las voces más influyentes del siglo XX. Es  una de las poetas más notables de la literatura chilena e hispanoamericana , y una luchadora social, símbolo de libertad y justicia.

 

 

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