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Carlos Graña Sarmiento, periodista. Después de la derrota del 19 de noviembre de 1879 , en la Batalla de San Francisco,  las fuerzas aliadas...   Entrega de Iquique al Cuerpo Consular.

Carlos Graña Sarmiento, periodista.

Después de la derrota del 19 de noviembre de 1879 , en la Batalla de San Francisco,  las fuerzas aliadas de Perú y Bolivia ,  acordaron en Consejo de Guerra,  abandonar la provincia peruana de Tarapacá y los cantones salitreros. Esta determinación impidió, que la ciudad puerto de Iquique fuera bombardeada por la Escuadra Chilena, que apoyaba las acciones del Ejército Expedicionario chileno, que tomó por asalto Pisagua 2 de noviembre, y que ganó el Combate de Pampa Germania, el 6 de noviembre  de 1879, y la Batalla de Dolores,19 de noviembre,  que cambió el curso de la Guerra.

Las autoridades peruanas abandonaron Iquique y la pusieron  a disposición del cuerpo diplomático.

Posteriormente, el 23 de noviembre,   el comandante Juan José Latorre tomaba posesión de ésta pacíficamente, mientras que  los cónsules de distintos países pusieron la ciudad a su disposición. El  martes 25 de noviembre de 1879  el capitán de navío Patricio Lynch para normalizar la vida ciudadana y establecer el ordenamiento urbano, convocó a conspicuos personajes locales a una junta ciudadana y organizó la primera municipalidad de Iquique bajo bandera chilena.

De esta manera se inició, el 23 de noviembre de 1879, la administración chilena que diseño distintas políticas para afianzar la soberanía nacional en Tarapacá. El Perú había perdido sus   ricos yacimientos  salitreros en la zona.  El salitre  era embarcado en los puertos de Pisagua e Iquique, situados en el Océano Pacífico. La instauración de esta Junta Municipal Provisoria se realizó en el edificio de la  ex aduana de Iquique, donde funcionó la Prefectura del Perú y Aduana.

El  edificio fue habilitado  también como cárcel de prisioneros de guerra. Allí permanecía, desde el 21 de mayo de 1879, los prisioneros de la gloriosa Corbeta Esmeralda entre los que estaban los grumetes, soldados, fogoneros, carboneros timoneles. De los 58 sobrevivientes del Combate Naval de Iquique, 9 oficiales fueron enviados  a Tarma, Perú, para ser canjeados  más tarde por los prisioneros del Huáscar y la Pilcomayo, el 3 de diciembre de 1879.

La retirada de los peruanos a Arica significó, que los mandos que ordenaron evacuar Iquique sean relevados y encarcelados por el contralmirante Lizardo Montero, el 18 de diciembre de 1879.

Pascual Ahumada Moreno  recopiló en  sus trabajos sobre la Guerra del Pacífico un memorándum del Cuerpo Consular de Iquique. En el  documento se señala: < En la ciudad de Iquique, capital del departamento de Tarapacá, en la República del Perú, a los veintidós días del mes de noviembre de mil ochocientos setenta y nueve, a solicitud del señor comandante general de la plaza, coronel don Miguel J. de los Ríos, los señores cónsules de Alemania, Austria, Estados Unidos, Ecuador, la República Argentina y vicecónsules de Francia, Italia e Inglaterra, se reunieron.

El comandante general manifestó, que debiendo evacuar esta plaza por orden superior, no podía dejar la fuerza indispensable para mantener el orden y garantizar las vidas y propiedades de los neutrales que aún quedaban en ella; que, por consiguiente, suplicó a los señores cónsules que, en protección de los intereses de sus nacionales, tomaran las medidas que creyeren necesarias para la seguridad de ellas, pues existían algunos criminales y otros detenidos por delitos comunes que debían ser custodiados.

Indicó que los prisioneros chilenos, tomados en el combate de la Esmeralda, quedaban en completa libertad por el hecho de evacuarse la plaza.

Hizo presente que habiéndose trasladado el hospital militar de Molle a este puerto, y no habiendo autoridad alguna que atendiera a su cuidado, encarecía al Cuerpo Consular ejerciera ese acto filantrópico, salvando de la muerte a los infelices que allí se encontraban. Que, con el objeto de aplicarse al uso del referido hospital y repartir entre los prisioneros, dejaba una cantidad de zapatos y víveres, que serían oportunamente entregados, así como también una suma de dinero, cuyo monto no indicó.

Habiendo sido convocadas a esta junta las autoridades civiles, se hizo constar que ninguna de ellas había asistido, excepto el señor capitán del puerto, don Antonio C. de la Guerra, y que casi todas habían hecho abandono de sus puestos.

Después de algunas otras ligeras indicaciones, se retiró el señor comandante general, habiéndose convenido entre los señores cónsules presentes formar en el acto un cuerpo de Guardias de Propiedad, sirviendo de base las compañías de bomberos, el cual tomaría la custodia de los presos, en lugar de la fuerza que los guardaba, y haría patrullas en la población durante la noche para evitar los desórdenes que pudieran ocurrir después de la salida de las tropas.

Algunos de los señores presentes hicieron palpable la imposibilidad de garantizar la vida de los prisioneros chilenos al dejarlos en libertad, y después de una detenida discusión, se acordó nombrar una comisión, compuesta de los señores: agente consular de Italia, cónsul alemán, cónsul americano y vicecónsul inglés, los cuales, después de evacuada la población, harían presente al comandante de las fuerzas bloqueadoras la inconveniencia de que permanecieran en la población los prisioneros y que adoptara las medidas convenientes al respecto, con lo que se concluyó esta acta, y firmaron los presentes.

W. Merrian, cónsul de los Estados Unidos y Decano del Cuerpo Consular; Dr. Hugo Rossi, agente consular italiano; Jewell, vicecónsul británico; M. F. Aguirre, cónsul del Ecuador y encargado del consulado argentino; J. Corssen, cónsul de Alemania;  H. J. Schmidt, cónsul de Austria y Hungría; Ed. de Lapeyrouse, vicecónsul de Francia.

Este histórico memorándum deja en evidencia, que los Ejércitos Aliados  del Sur del Perú, que Comandaba el general en jefe  Juan  Domingo Buendía y Noriega , no se rindió tras  la derrota de sus fuerzas en la Batalla de San Francisco, el 19 de noviembre .  En medio de su retirada hacia Arica, lograron derrotar al Ejército chileno, el 27 de noviembre de 1879, en la Batalla de Tarapacá, triunfo táctico, pero no estratégico, que no cambio el curso de la guerra.

Lo que quedaba del Ejército aliado, la infantería, alcanzaron una victoria. Tomaron prisioneros y se apropiaron del Estandarte del Regimiento 2o de Línea, que será recuperado por el Ejército de Chile, después de la Batalla de Tacna o del Campo de la Alianza, 26 de mayo de 1880, considerado como una de las acciones militares grandes y cruentas de la Campaña de Tacna y Arica de la Guerra del Pacífico o Guerra del Salitre de 1879.

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