Edición Cero

Waldo Aguilar, Sociólogo y actor.- La narrativa delirante, enérgica y sublime de Vera-Pinto, nos sorprende otra vez, con una puesta en escena dinámica, estremecedora,... Cóndores? Águilas? Leones? Tal vez burros…Inexorablemente gorriones…

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Waldo Aguilar, Sociólogo y actor.-

La narrativa delirante, enérgica y sublime de Vera-Pinto, nos sorprende otra vez, con una puesta en escena dinámica, estremecedora, metafórica y socialmente significativa, filosóficamente simbólica. Golpea nuestras automatizadas sensibilidades cotidianas, con una obra literaria, que por esa extraña condicion chilena de no ver, de no leer a nuestros propios próceres cuando se encuentran en plena vigencia y actividad, habia pasado mas-menos desapercibida para el público general, al momento de ser publicada años atras. Vera-Pinto insiste, mete el dedo en la llaga que aun no sana.

Como el sacerdote que impone al blasfemo su penitencia, Como el escritor que resfriega en la cara del analfabeto sus letras indescifrables y sus miedos letrados que pasan desapercibidos, como fantasmas que penan por ser descubiertos.

Adaptando su narrativa (a veces esquizofrénica) a las tablas, vuelve otra vez a la carga, irrumpe junto a su equipo escenógrafico y actoral, tal vez queriendo decirnos: ni jaguares ni leones, ni cóndores ni águilas, simplemente gorriones que viven presos de pasiones que no les pertenecen, movilizados por energías que no son suyas, celebrando victorias que se desvanecen a la luz clarificante de la realidad.

Pone el ojo y la escena ahí, cuando una vez terminada la fiesta, el primer rayo de luz del amanecer irrumpe para trasladarnos a un estado conciente, que se parece al instante previo a la muerte.

Tal vez nos muestra o quiere mostrarnos el primer momento vivo antes de morir, cuando vemos las cosas como son y estamos obligados a enfrentarlas sabiendo, que la última batalla siempre la vamos a perder.

“Donde Mueren Los Gorriones”, una hilarante cadena de sucesos sociales multidimensionales, que sugieren implícita o explícitamernte la fragilidad de la vida, lo miserable de nuestros pequeños egos enajenados, la placentera candidez de nuestros sueños y para nosotros pecadores la mas severa e inapelable condena definitiva, que es tambien la mas democrática, absolutamente democrática: la muerte, que no atiende súplicas ni atenuantes a la hora de ejecutar su fúnebre veredicto.

Águilas de garras acrílicas, leones presumiendo sus frondosas pelucas sintéticas. Gorriones en disputa de migajas. Vampiros con placas dentales, histéricas modelos que ya no contienen su miseria interior, desbordando la simetría de sus expuestas anatomias sexuales, deseadas por públicos que se esconden en las redes y fisgonean las intimidades para masturbar sus curiosos apetitos.

Doctores autoreferentes enfermos, que visten la pared con impecables cuadros para presumir.

Indigentes, indocumentados, alcohólicos, hombres y mujeres comunes y extraordinarios, silvestres y cultivados, salvajes y urbanos, puestos en vitrina para nosotros público de teatro, que llegamos para presenciar, para observar ,lo que Vera-Pinto Soto y los actores tienen para decirnos, sin ser advertidos que si la obra cumple su cometido, podemos terminar observados, presenciados expuestos y ridiculizados, aplaudidos y condenados. Ahí aparecen nuestros fantasmas que sonríen, porque recien podemos escucharlos sin entenderlos.

Donde mueren los gorriones no es una caricatura o tal vez si es una caricatura:
El espectador autocrítico se sentirá desnudo en el drama, desplazado de su existencia física como un holograma, dispuesto en el centro de una escenografía lúgubre con chispazos de nitidez, que ilumina a ratos los mas intimos escaparates, los silencios y las mas hermosas hipocresías humanas.

“Donde Mueren Los Gorriones” es también una oportunidad de desahogo, para la mas introvertida y recatada testigo de una ficticia pasión, que se extingue abruptamente sin agonia ni preludio.

“Donde Mueren Los Gorriones” todos los sabados a las 20:00 hrs, para deleite de los superficiales, entretenimiento de los gentiles y regocigo de las perversiones mas íntimas, de aves insignificantes que alucinan y se figuran surcando cielos infinitos dentro de sus deplorables jaulas individuales. Pajarillos orgullosos de sus calabozos seriales, ostentando hermosos números de registro en sus credenciales y alimentando con vanalidades publicitarias sus herméticos candados de aislamiento sicológico.

En las paredes que limitan sus circunstancias y esperanzas pintan hermandades, ´paternidades truncadas, maternidades abortadas.

Las penas y las alegrías colindan unas con otras todas, bajo el alero magestuoso del contemplativo, infinito, intacto universo, con su fortaleza impenetrable de tiempo, espacio y posibilidades que se encienden y apagan sin salvación, con alguna que otra sorpresa. ZEGERZ #150 NO SE LA PIERDA…,

Una respuesta a “Cóndores? Águilas? Leones? Tal vez burros…Inexorablemente gorriones…”

  1. Carmela Núñez Linares dice:

    Felicitaciones al maestro Iván Vera Pinto y a su colectivo.