Las mujeres siempre hemos sido extranjeras en el espacio público

Noemi Salinas Polanco, Feminista Convergencia Social (*)

Desconcierta el abandono en que nos encontramos como región, sin duda si miramos las condiciones de vida en que nos encontramos quienes vivimos en la región y quienes transitan en este flujo migratorio, nos desconcertamos, horrorizamos y asustamos. Claro que nos indigna pensar en la situación de precariedad en que se encuentran hoy niños, niñas, mujeres y hombres, viviendo en la calle sin acceso a condiciones mínimas para la subsistencia.

Cuando pensamos nuestra ciudad y los altos índices de violencia de lo que hemos sido testigo en el último tiempo es que pensamos en cómo llegamos a esta situación y quienes son las personas encargadas de controlar esta situación. Lamentablemente hoy tenemos la certeza que no existe un plan de seguridad regional, mucho menos de protección social para quienes están más expuestos a las violencias.

Y cuando pensamos en quienes son las personas más expuesta a estas violencias, pensamos en niños, niñas y mujeres, y más grande se vuelve la sensación de inseguridad y abandono, porque si hoy no existe una agenda de seguridad publica regional, mucho menos se está pensando en una que tenga un enfoque de género.

Las mujeres siempre hemos sido extranjeras en el espacio público. Tenemos la experiencia ancestral de habitarlo con miedo y en silencio, por tanto, sabemos que, si una mujer o niña se encuentra hoy viviendo en situación de calle, sabemos de los riesgos a los cuales está expuesta, si hoy tenemos la sensación del aumento de la violencia en el espacio público, sabemos por quienes más vamos a temer.

Las mujeres venimos pidiendo poder andar tranquilas por las calles, la seguridad para las mujeres y niñas en el espacio de lo publico ha sido una constante exigencia por parte de nosotras las mujeres.  Desde hace años, millones de mujeres se han manifestado en América Latina cansadas de no poder habitarlo en igualdad de condiciones, por lo que la ausencia de una agenda de seguridad pública y la negación de pensar en una agenda de seguridad con perspectiva de género y feminista solo expresa la ignorancia y el machismo de quienes no la diseñaron.

Tenemos la convicción de que esto va a cambiar a partir del 11 de marzo y que ello no puede ser solo desde la institucionalidad, sino que debe ser con la comunidad, esperamos un marzo de feminismo y transformación.

(*) La autora es Presidenta Nacional Asociación de Funcionarias/os del SernamEG