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Pedro Oróstica Codoceo Este análisis surge del resultado de la primera vuelta en las Elecciones Presidenciales 2021. Mucho se  habla y escribe acerca de... El  balotaje de la disyuntiva.

Pedro Oróstica Codoceo

Este análisis surge del resultado de la primera vuelta en las Elecciones Presidenciales 2021. Mucho se  habla y escribe acerca de la polarización  que se observa en el actual ámbito político  del país. De ahí que  para esta segunda vuelta, los candidatos se encuentran reformulando propuestas,  planteamientos y programas, procurando no desconocer la intrínseca disconformidad que  evidencian los chilenos. Es dable entonces esta reingeniería, puesto que lo planteado inicialmente, no entregó con firmeza soluciones transversales de fondo.

Esto quizá lo ilustra  la  contradicción que se  observa en el país, cuando ubicamos en una misma línea de tiempo, el estallido social de octubre del 2019 que llevó a una Convención Constitucional  ‘izquierdizante’  y por otro,   el triunfo de la ‘derecha’ luego de los guarismos  de J.A. Kast en la primera vuelta. ¿Qué está expresando  la ciudadanía que concurrió a las urnas? ¿Qué polo tiene la mejor capacidad de interpretar esto? Por otra parte, debe considerar que, ni siquiera la mitad del padrón electoral calificados para ello, asistió a cumplir con su deber cívico el 21 de noviembre del presente.

Probablemente, esto se explica en lo expresado por la historiadora Josefina Aros, en una extensa entrevista a un medio nacional, donde señala la existencia de “una ciudadanía que siente que tiene que votar entre dos  exigencias muy sentidas, que son las de cambio a nivel de reformas sociales por demandas pendientes muy urgentes y  – por otra –  seguridad, en el sentido más tradicional del término, a propósito de  migración ilegal, narcotráfico,  delincuencia, lumpen urbano, barras bravas y las cuestiones del día a día, que han impactado mucho la vida cotidiana de las personas.”

Por tanto, cautela con lo que se habla. Por ejemplo, aquello de ‘meterle inestabilidad al país’, no solo fue  provocativo para algunos sino también  azaroso. Quizás es una pequeña muestra de la desorientación de las agrupaciones políticas, respecto de lo que en general y en específico, la población del país requiere. Al parecer,  se adolece aún,  de argumentos transversales a la hora de ofrecer la integralidad y  sostenibilidad, de un rumbo    convincente, que sea legitimado por una mayoría de los chilenos. Y, que son en el fondo, quienes les dan vida y sentido al país, más allá de los manejos políticos y económicos en boga.

Es un hecho entonces, la necesidad que tienen ambos polos ante la inminente concurrencia a votar en  segunda vuelta, de reconsiderar  aspiraciones y programas, frente el  amplio tedio ciudadano, puesto que de nada sirve  omitirlo o hacer como que no existe. La actitud del avestruz no es recomendable para nadie. Esto evidencia la disyuntiva en que se encuentran  los  candidatos y el pueblo chileno. Demandas sociales urgentes y seguridad van muy unidas.  ¿Podrá alguno armonizar ambas exigencias?

Además y de suma importancia es que, la vía democrática y el progreso en Chile no  involucione a causa de   egolatrías y entelequias. Y más allá de las reconocidas desigualdades y abusos, establecer mejoras morales y materiales, para estas amplias estructuras ciudadanas en el país. Hasta este momento, continúan las reformulaciones.

 

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