Realidad cambiante

Para cualquier decisión trascendental, hay que tener presente que la realidad nacional e internacional cambia de un día para otro…      

Luis S. Dávila Mendoza, profesor de Estado en Biología y Ciencias.-

Actualmente tenemos una realidad muy cambiante, tanto a nivel nacional como internacional, y en proceso, por lo tanto, las posiciones sociales y políticas que se tengan y plasmen en un documento deben abordarse con mucho cuidado ante la complejidad que se vive diariamente.

No se ha entendido, y menos se ha evaluado detenidamente la revuelta social, en su origen, desarrollo, participación, materialidad y proyección de esta. Aún no es apreciado en su dimensión y verdadera magnitud lo que fueron las manifestaciones o movilizaciones del 18 de octubre del 19, aún no hay claridad en el conjunto de quienes se ubican a la izquierda partidaria para entender los hechos que se abrieron esa combativa y agitada fecha y posterior, esto es crucial a la hora de definir y concordar objetivos estratégicos y tácticas correctas.

Chile actualmente es un país capitalista neoliberal dependiente, extractivista, por lo tanto, subdesarrollado, cuyo papel en La división mundial del sistema capitalista es proveer en materias primas a las potencias extranjeras dominantes, con predominio del imperialismo norteamericano.

Las principales materias primas son los minerales, la celulosa, los productos marinos y el agua.

Este modelo ha sido promovido por la burguesía criolla desde la “independencia política separatista de Chile”, de manera que Chile pasó a depender de la corona española a depender de Inglaterra y actualmente de Norteamérica o china, para la exportación y extracción de materias primas.

 A la dependencia económica y política se suma la dependencia tecnológica y cultural en cuanto a la burguesía nacional, incapaz de desarrollar la tarea de industrialización nacional, depende, incluso para su modelo extractivista, de la tecnología y conocimientos que producen los países imperialistas. Esta dependencia política se profundiza con el avance de tratados como el TPP 11.

Es por ello, que como sociedad toda, es hora de avanzar o propender a un Estado anticapitalista, plurinacional e intercultural, donde todas las culturas nacionales tengan verdadera participación en definir la democracia que se quiere como Estado, reconocimiento constitucional a los pueblos originarios, los recursos naturales, los ecosistemas acuáticos y terrestres, respeto a la historia de los pueblos-naciones y sus tradiciones ancestrales.

Redistribución de la riqueza en igualdad de derechos sociales, políticas y de paridad. Que se reconozcan los derechos colectivos de las naciones originarias diversas, derecho a la autonomía y la autodeterminación de los pueblos: dentro de las normas e instrumentos internacionales, no son antojadizas, emitidas por las N.U., convenio 169 de la O.I.T., declaración de las N.U., sobre los derechos de los pueblos indígenas.

La política exterior del Estado de Chile debe estar basada en la independencia nacional y el respeto de la libre determinación de los pueblos hermanos, y rechazar las intervenciones de potencias extranjeras contra los países que deciden democráticamente sus destinos.

Chile debe fomentar la integración de los países latinoamericanos, entendiendo que constituimos una sola expresión proveniente del antiguo ABYA YALA, por lo tanto, con derecho al libre tránsito por parte de quienes lo habitan.

Como pueblo chileno debemos inscribirnos en un nuevo orden mundial que promocione el multilateralismo y termine con las prácticas imperialistas.

Chile no debe estar sujeto a los designios de las multinacionales que en el marco de un mundo globalizado intervienen las sociedades, sus economías y sus estados.

Por último, los chilenos debemos promocionar que Latinoamérica sea un continente de paz, donde las controversias se arreglen apegados al derecho internacional y el respeto a los pueblos y ciudadanos.