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Iván Valdés G., Periodista. Máster en Relaciones Internacionales y en Estudios Latinoamericanos.- «Sous les pavés, la plage!» («¡Bajo los adoquines, hay una playa!»)… fue... Instalación de Convención: Arrancando adoquines para abrazar nuestra arena de playa

Iván Valdés G., Periodista. Máster en Relaciones Internacionales y en Estudios Latinoamericanos.-

«Sous les pavés, la plage!» («¡Bajo los adoquines, hay una playa!»)… fue una consigna que se hizo historia en las épicas movilizaciones del “Mayo del ‘68” francés; y que dieron paso a profundas transformaciones, como el nacimiento de la Quinta República. Dicha consigna consagra la esperanza que envolvió esa lucha: desarmar lo construido desde acuerdos transgeracionales de élites, para volver a la esencia, un nuevo pacto, pero con una construcción ésta vez, desde el campo popular.

Estamos ad portas la instalación de nuestra Convención Constituyente, hito histórico, y expresión de nuestra propia rebelión de octubre, con su respectivo heroísmo, y herencia de víctimas y sangre. El desafío entonces, no es otro que tomar estas ventanas al Chile mejor que abrieron las calles; para convertirlas en esas grandes alamedas que soñaron y pelearon, aquellos que dieron la vida antes que nosotros. Desafío que exige acuerdos, transformadores sin duda, marcados por la contradicción epocal ya evidente: opresores v/s oprimidos.

Nuevos clivajes que marcan nuevo mapa político

Los resultados de las elecciones a la Convención Constitucional abrieron un nuevo mapa político en el país, ya no sólo marcado por el clivaje Izquierda-Derecha. Nuevas contradicciones terminaron evidenciándose. A lo menos, aparecen dos nuevas contradicciones, que incluso llaman a pensar más que en la vuelta a los 3 tercios que marcaron políticamente el Chile del siglo XX; a una nueva configuración de 4 cuartos, marcados por el clivaje élite-pueblo; expresado en la importante elección de convencionales constituyentes no sólo independientes, sino muchos de ellos con un fuerte discurso antipartidos. A ello, se suman otras contradicciones, como la expresada en la histórica relegación de la mujer y los pueblos originarios en política, lo que fue absorbido sistémicamente por la Convención, con el establecimiento de cuotas o escaños reservados.

Alguien dijo que en chino, el concepto crisis se construye desde la unión de los ideogramas de “peligro” y “oportunidad”. El riesgo es que estas nuevas contradicciones, y los grupos articulados en torno a ellas, las vean como definitivas, restringiendo su campo de alianzas. En otras palabras, y por ejemplo, si entendemos que el problema es sólo entre independientes v/s partidos; o entre pueblos originarios v/s lo que no lo son, etc., las potenciales alianzas no hacen sino autolimitar su influencia. Construir una propuesta de Constitución, aquella que debe ser “La Casa de Todos”, exige construir los acuerdos más amplios posibles, más allá de las normas reglamentarias que se definan. El desafío entonces, está en determinar dónde estas los límites que definen el campo de alianzas, el cuál debe estar definido por a lo menos tres factores: que sea en diálogo y como expresión de la opinión de la ciudadanía, que tenga vocación de mayoría, y que tenga un horizonte estructuralmente transformador.

La oportunidad de acuerdos democráticos y transformadores

A pesar de lo complejo que se muestra el panorama aparentemente fraccionado de las correlaciones de fuerzas expresadas en la elección de los Convencionales Constituyentes, el nuevo momento histórico, ofrece sin duda esperanzas y oportunidades. La más sólida de las esperanzas, es que existe un amplísimo consenso, más allá de las listas a los que adscriban los representantes, en torno a avanzar en transformaciones para la superación del modelo neoliberal impuesto en dictadura, y caracterizado por a lo menos dos elementos centrales: limitación democrática y concentración del poder en lo institucional; y preponderancia de los intereses económicos oligárquicos y transnacionales, por sobre lo demás.

Hoy, resulta evidente que amplias mayorías constiyutentes, políticas y sociales, convergen en la necesidad de avanzar en transformaciones clave, tales como: democratización y desconcentración territorial del poder; aseguramiento de derechos sociales básicos; la articulación de un modelo económico con mayor participación pública, con mayor recaudación fiscal y de renta de recursos naturales, entre otros; y reconocimiento de un Estado étnicamente, y de identidad de género, plural. ¿Podrá Chile romper los adoquines de más de medio siglo de un sistema impuesto por lo poderosos, para los poderosos?… después de todos nuestros muertos, mutilados, torturados y presos… de hoy y de ayer, ¿podremos llegar al fin a hundirnos en esa arena de playa para modelar nuestros propios castillos?… aún no lo sabemos, pero sin duda, la apropiación del proceso mediante la participación de amplias mayorías sociales -transversales y diversas- ayudarán a dar más opciones a este proceso único y quizás irrepetible.

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