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Pedro Oróstica Codoceo.- Como  ha sido difundido, Chile ha concordado algunas instancias de trabajo con Bolivia a objeto de abordar temas comunes con la... Chile – Bolivia: Ruta  2021 

Pedro Oróstica Codoceo.-

Como  ha sido difundido, Chile ha concordado algunas instancias de trabajo con Bolivia a objeto de abordar temas comunes con la nación altiplánica. En esta oportunidad, se ha dejado fuera  la cuestión marítima y lo del Silala, además que no se trataría  de una reanudación  – por ahora –  de las relaciones diplomáticas que rompieron en 1978. Con esto se busca iniciar una relación bilateral pensando en el futuro de ambos países.

Ha sido por lo cual que  Chile y Bolivia convinieron avanzar “en esta hoja de ruta conjunta para el 2021.” Esto, con miras a “normalizar” la relación  entre ambos, la cual quedó más resentida por el reclamo en la Haya  por el acceso al mar. “Además  retomarán el mecanismo de consultas políticas que no celebraban desde el 2010.”

Junto a ello y al respecto,  la Cancillería chilena ha señalado  que «hay  muchas cosas que  pueden ejecutar en conjunto,  pero para ello debe generarse un paraguas de normalización de esas actividades y que el interés de Chile es tener una relación fluida, normal y recíprocamente positiva entre ambos países.”  Auspiciosas palabras; sobre todo para las regiones y sus comunas.

Entre  las materias que podrán abordar se encuentran: “Fronteras e integración, complementación económica, libre tránsito, límites, integración física, cultura, medio ambiente, turismo, educación, ciencia, tecnología e innovación, cooperación bilateral, temas del ámbito consular, cooperación policial”, entre otros. Un gran espectro común.

En estas nuevas condiciones,   Bolivia puede  volver a convertirse en parte muy importante en la red de carreteras de los corredores bioceánicos existentes en el plano sudamericano y que en lo puntual  corresponde al territorio que cubre las siete fronteras que conforman  Perú, Chile, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina.

Hoy, Bolivia no se encuentra incorporada al Corredor que une el Mato Grosso brasileño con los puertos del Norte Grande de Chile. Por cuanto no  participa junto a  los gobiernos de Brasil, Paraguay, Argentina en este proyecto. Los cuales se encuentran   encausados  a disponer de puertas de salida por el Pacífico, hacia los mercados del Asia.

Recordemos que  Brasil y Paraguay debieron buscar alternativa por Argentina, a través del actual Corredor Mato Grosso puertos del Norte de Chile, ante la negación del gobierno boliviano de la época, de impedir que brasileños y paraguayos,  pasaran por su territorio en dirección al Pacífico. Y en específico  a Tarapacá.

Es por cuanto  que se encuentra  en funcionamiento un gran acuerdo productivo integrativo  de estos países, dada la confianza en hacer de estas rutas elementos de desarrollo, especialmente para los territorios particulares que son parte del área de influencia de esta ruta logística.  Los aparatos estatales, la empresa privada, universidades, entre otros, se encuentran unidos en esta tarea. Desde la parte chilena, junto a la cancillería, se destaca el trabajo del Gobierno Regional de Antofagasta, La URAI Regional Antofagasta, el área privada de esta región, la Universidad Católica del Norte de Antofagasta,  etc.

Y como todo está relacionado con todo, es que resurge  la importancia de Bolivia y su geografía en temas de corredores, donde resurge también el denominado “Corredor Central”, (actualmente sin gestión) y que atraviesa territorio boliviano, paraguayo y brasileño,   y que une directamente  a la región de Tarapacá con el puerto de Paranaguá, en el Atlántico brasileño, a través de 3.000 kilómetros, de los más hermosos parajes geográficos y culturales de estos países hermanos.

Esta  ruta logística,  incorpora    – entre otras localidades –  a:   Iquique,  Alto Hospicio, Pozo Almonte, Tenencia Ujina, Hito 60, en Chile; Uyuni, Atocha,  Tupiza,  Tarija, Villamontes, en Bolivia; Mariscal Estigarribia, Pozo Hondo, Loma Plata, Peralta, en Paraguay; Murtinho, Cascabel, Guarapuava, Paranaguá, en Brasil. Y sin los escollos o alturas  de la cordillera de Los Andes  para acceder al Pacífico.

Sería de sentido común, entonces,  que   los gobiernos de Chile y Bolivia, gestionaran  apertura a control fronterizo en Hito 60, a objeto de comenzar a propiciar   actividades productivas,  para todos quienes se sientan atraídos a participar  en esta ruta. La cual,  abriría  nuevas oportunidades para las expectativas de avanzar regionalmente, a través del turismo, la cultura, la economía,  con todos los   actores multinacionales involucrados.

Tarapacá lo ejecutaría como acción inserta en su quehacer transfronterizo, y en el marco de una estrategia  regional sostenible, donde el turismo y sus ámbitos anexos,   deben constituir la basa al mediano y largo plazo  en los  planes  de progreso  para la región.  En el desafío que proponen los corredores bioceánicos, se vuelve a presentar la  oportunidad para chilenos y bolivianos de abrir Hito 60 u otro.

 

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