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Pedro Oróstica Codoceo Las comunas son las  unidades  territoriales administrativas,  sociales, políticas, jurídicas, que poseen  la primera y más intensa identidad comunitaria.  Al día... Municipios y gobiernos regionales.

Pedro Oróstica Codoceo

Las comunas son las  unidades  territoriales administrativas,  sociales, políticas, jurídicas, que poseen  la primera y más intensa identidad comunitaria.  Al día de hoy se les han impedido  atribuciones legales  que les permitan constituirse como gobiernos locales,   a  objeto de procurar un mayor  desarrollo y sostenibilidad, para sus respectivos territorios.

Esta identidad está dada por   el “cara a cara” que se produce en esta  interacción social  básica;  que parte desde  el nivel comunitario y se expande hacia lo provincial y lo regional. Y  es en  un país como el nuestro, donde la supremacía es  ejercida desde la capital,  que aún los poderes del Estado no deciden entregarles a las municipalidades el status de gobiernos locales.

En Chile tenemos tres tipos de gobiernos; el gobierno central y los gobiernos  regionales y provinciales. Pero se carece de gobiernos comunales o municipales, a pesar que no existe otra instancia de mayor trascendencia en este “face to face”  cotidiano que forma  parte del accionar comunal.

Municipios y ciudadanía constituyen, entonces, el cara y sello de este  quehacer  diario.  Es por eso, probablemente,  que al  gobierno central se le perciba como lejano desde el sentir local.  Remoto y ausente  de la realidad de las regiones y sus comunas. Esto quizá por el hecho que,  los llamados intereses  nacionales, más allá de los grandes esquemas económicos empresariales   que representan,   son muchas veces   excluyentes  con los intereses  de los territorios no centrales.

Es por cuanto, quizás, y en un ámbito político competitivo, que los   gobiernos regionales comiencen  a tomar parte en funciones administrativas que han sido y son del ámbito local. Al parecer encuentran pertinente realizar el cara a cara con la ciudadanía local, para alejar esa lejanía que hablamos.

Esa actuación de los gobiernos regionales, si bien  es  buena iniciativa, la contradicción final radica en que  no pueden hacer otra cosa que obedecer las órdenes del gobierno central que se encuentre en el momento. Y, en ese sentido, puede resultar contradictorio a la hora de pretender una mayor  prosperidad para estos  territorios.

De ahí  la demanda actual por la descentralización en Chile. La idea es que todas las regiones crezcan y se desarrollen a partir de sus comunas,  de acuerdo a sus propias realidades y fortalezas.  Único modo de alcanzar por si mismo, bienestar y calidad de vida para las personas que constituyen comunas y regiones en el país.

Pero nuestro arraigado  centralismo, a objeto de mantener   status y poder en el contexto del juego del partidismo  democrático,  pareciese que ha definido como estrategia  intervenir en los territorios locales. Nada malo, solo que a la hora de la verdad, no pueden  negociar  con los  intereses centrales  que afectan a la región.

Pero independiente de aquello y de acuerdo  al andar republicano de los municipios, se  estima que  ya están llamados  a constituirse en gobierno locales. Así, se  proporcionarían  mayores oportunidades a sus ciudadanos y a los  sistemas  productivos y de servicios que conforman  comunas y  regiones.

Lo trascendente  es sacarlas  del estado de adelantamiento inconcluso con que se les ha caracterizado. Y cada cual puede sacar conclusiones analizando su propia realidad.

 

 

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