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Camila Castillo Guerrero, Abogada y activista LGBTIQ+ El pasado 16 de febrero se dio a conocer el cobarde ataque a  dos mujeres, de 33 y... Desafíos constitucionales sobre igualdad y no discriminación

Camila Castillo Guerrero, Abogada y activista LGBTIQ+

El pasado 16 de febrero se dio a conocer el cobarde ataque a  dos mujeres, de 33 y 41 años, quienes fueron agredidas físicamente e insultadas por su orientación sexual y expresión de género por un grupo de seis personas en la comuna de Puente Alto. El día siguiente, en Coronel, un joven de 16 años de edad atacó a una pareja de mujeres, de 19 y 16 años, que transitaban rumbo a su casa, una de ellas falleció producto de la gravedad de las lesiones.

A esto se suma el pasado miércoles, el asesinato de Emilia en Panguipulli,, una activista y artista trans de 25 años, quien recibió un disparo en la cabeza. El factor común en cada uno de estos hechos es que las víctimas son personas LGBTIQ+, lo que nos pone en estado de alerta, porque la inseguridad y el odio a nuestra identidad ciertamente son reales.

Estos acontecimientos dejan en evidencia que no solo basta con endurecer las penas que castigan estos delitos y que es necesario un cambio cultura profundo de la mano de una educación inclusiva. Estos ataques son reflejo de la profunda discriminación que existe en nuestro país y que demanda nuevas reglas que promuevan la igualdad y el respeto. Es triste constatar que pese a avances legislativos, campañas publicitarias y hechos crudos de notorio conocimiento como el caso de Daniel Zamudio, este tema sigue manifestando odio.

El proceso constituyente nos entrega la oportunidad de redactar una Constitución que establezca derechos para quienes hemos estado históricamente postergados e invisibilizados. No necesitamos que estos temas sean recordados únicamente cuando hay campañas o elecciones. Nos matan durante todo el año y no solo por falta de reconocimiento: hay un odio profundo que es producto de ignorancia respecto a la identidad de género y orientación sexual.

Para esto es importante lograr estar representados en este órgano constituyente, llevar en nuestra propia voz esas demandas y requerimientos, ayudando a articular las mayorías necesarias para que el pacto social corrija las deficiencias y logre generar los cambios que necesita nuestra sociedad a largo plazo.

Estos cambios se deben traducir en al menos tres ámbitos. En primer lugar, se deberá reconocer el derecho a la igualdad y no discriminación de forma sustantiva y no meramente formal como lo es ahora, esto se puede lograr estableciendo un principio de no discriminación como mandato constitucional, para que sea una cuestión tangible que trascienda a toda la normativa nacional.

En segundo lugar, necesitamos establecer explícitamente derechos fundamentales de la diversidad sexual y un deber del Estado para su garantía y cumplimiento, es el momento de pagar ciertas deudas históricas especialmente con la comunidad trans, establecer su derecho a la identidad y el pleno desarrollo de su personalidad para que puedan acceder de forma igualitaria a  otros derechos como la salud, vivienda, trabajo, entre otros.

Por último, requerimos rediseñar el concepto de familia, reconociendo la diversidad de éstas, eliminando las lógicas binarias de la parentalidad y que no solo discrimina a esos padres y madres, sino también y especialmente a los hijos e hijas.

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