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Diagnóstico reporta “proliferación inorgánica de unidades de investigación” y no cumplimiento con objetivos Una detallada contextualización que llevó al cierre del Instituto de Estudios... Vicerrectoría de Investigación de la UNAP descarta que cierre de institutos obedezca a criterios económico que “sacrifiquen” la cultura.

Diagnóstico reporta “proliferación inorgánica de unidades de investigación” y no cumplimiento con objetivos

Una detallada contextualización que llevó al cierre del Instituto de Estudios Patrimoniales, IDEPA, realizó Pedro Buc, de la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Postgrados, de la UNAP, apuntando principalmente al incumplimiento de los objetivos, como por ejemplo, la ausencia de publicaciones. Sin embargo, ya a comienzos de año, indicó que se llamó a centros e institutos, a reformular sus proyectos investigativos, explorar nuevas alianzas y las temáticas de estudio.

Afirma  Buc que en la decisión no hay un tema tendiente a realizar economías o planes de reestructuración que  “sacrifiquen” la cultura. “Lejos de ello, es preciso destacar que en la actualidad se conversa con colegas de arquitectura y otras áreas afines, sobre la constitución de un núcleo de patrimonio que recoja experiencias y las desarrolle bajo una mirada multidisciplinaria”.

MIRADA GLOBAL

Pedro Buc, desde la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Postgrados, realiza un análisis a partir de  una mirada global, considerando un diagnóstico formulado el año pasado, donde la UNAP registra  5 centros y 10 institutos de investigación. “Es decir muchísimos más que la Universidad de Chile o la Universidad Católica”, asevera.

Señala que frente a esa constatación surgen las preguntas sobre qué era un Centro y qué era un Instituto, y cuáles eran las diferencias entre uno y otro, así como su orgánica y composición. “Las respuestas eran tan variadas y disimiles como el número de personas que respondían”, precisa el directivo.

Para el Vicerrector, “esta proliferación inorgánica de unidades de investigación respondía más a iniciativas individuales que a políticas definidas por la institución. Sin embargo, se suponía que el objetivo de estos centros e institutos era precisamente contribuir al desarrollo de la investigación”.

Así, establece que el análisis de los últimos años muestra que, “de todos los centros e institutos existentes en la UNAP, solo dos o tres cumplían con este objetivo”, por lo que se hacía “necesario e imperativo “normalizar” la existencia y el funcionamiento de centros e institutos”.

En esa línea, el Vicerrector indica que en febrero de este año se invitó a los centros e institutos que aparecían como “deficitarios”, considerando por ejemplo, una sola persona como integrante, ausencia de publicaciones, entre otros puntos, “para reformular el proyecto de investigación, a explorar nuevas alianzas y a reinventarse en la temática de estudio. En función de las propuestas recibidas, se procedió a confirmar, relocalizar y programar el cierre de varios centros e institutos”.

SOBRE EL IDEPA

El Vicerrector Buc señala que considerando todos los antecedentes señalados, es que debe analizarse la situación del IDEPA, insistiendo en que se invitó a su director, el arquitecto y académico Bernardo Dinamarca, “a repensar el tema del patrimonio de modo más amplio y no solo arquitectónico”.

“También a preocuparse de publicar los resultados de las investigaciones realizadas. A su director a explorar formas de financiamiento sustentables pues todo era cubierto por la UNAP. Nada de esto ocurrió. Frente a lo cual se comunicó a su director la intención de cierre”, concluyó.

SOBRE EL INSTITUTO ISLUGA

La causa principal del cierre del Instituto de Estudios Andinos, Isluga, a juicio de la Vicerrectoría, se debe principalmente que se reducía a una sola persona.

Comparado con el Instituto de Estudios Internacionales, INTE, -que sí se ajusta a los estándares definidos por la universidad y sus procesos de acreditación-, éste cuenta con 14 a 15 investigadores que publican regularmente artículos y libros y ganan proyectos Fondecyt, concluye Pedro Buc.

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