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En el V Encuentro Internacional de Teatro Universitario, organizado por la Coordinadora Nacional de Teatro Universitario Peruano, se encuentra participando el Teatro Universitario Expresión,... Teatro Universitario Expresión participa en encuentro internacional de Teatro, convocado por Coordinadora  de Perú

En el V Encuentro Internacional de Teatro Universitario, organizado por la Coordinadora Nacional de Teatro Universitario Peruano, se encuentra participando el Teatro Universitario Expresión, evento que se extenderá hasta este sábado 19 con transmisiones on line. Participan 15 elencos seleccionados de Perú, Colombia, Bolivia y Ecuador.

En esta oportunidad el elenco universitario local presentará la aclamada obra del dramaturgo Iván Vera-Pinto Soto, “La última batalla”; una pieza dramática que nos habla sobre la memoria histórica de los veteranos de la Guerra del Pacífico (1879), cuyo elenco está conformado por los actores Andro Gárate, Waldo Aguilar y el propio autor. El diseño y la producción teatral corresponden a Jeannette Baeza Rivero.

En “La última batalla” se vuelven a enfrentar los antiguos soldados bolivianos, chilenos y peruanos, ahora en un nuevo escenario, en una nueva guerra; en este caso la guerra para no morir de hambre. Una situación real y dramática que vivieron en su momento “en carne propia” estos soldados y que echa por tierra las manoseadas expresiones de patria y orgullo nacional.

El punto de encuentro es una plaza; se llama La Concordia, en cuyo ambiente reinan la basura y la miseria humana. Una estatua derruida en homenaje al soldado desconocido es el único símbolo que evoca a los héroes desaparecidos en combate. En esa atmósfera surrealista, absurda y decadente los tres combatientes, convertidos ahora en vagabundos y desprovistos de armas, intentarán luchar por un mísero pan; sin embargo, sus mentes laceradas y sus cuerpos débiles serán sus peores enemigos.

En este proceso de lucha por sobrevivir, en un mercado lleno de gente insensible que nos es capaz de ayudarlos, los legendarios personajes deciden dar unidos su última batalla por su vida; divorciados de toda épica nacionalista. En esa situación de extrema pobreza, toman la determinación de dejar libre su fiera locura que nace de sus entrañas y de sus intestinos retorcidos, para sitiar y destruir esa sociedad que se escuda en la indolencia y pasividad, con el fin de justificar su olvido de quienes lucharon por los intereses y bienes de las clases dominantes de su época. Ya no se enfrentan entre sí; por el contrario, se desanclan de los intereses económicos colonizadores y de los valores que se le atribuyen a la idea de ser boliviano, chileno y peruano.

En esta nueva perspectiva histórica, la obra intenta romper con el supuesto conflicto vitalicio que las clases de poder han fomentado y que han marcado, directa e indirectamente, las actitudes y los comportamientos sociales de muchas generaciones de ciudadanos de estos tres países, cuyas agendas personales , muchas veces, están alejadas de aquellos ideales ultra nacionalistas que se contraponen con la idea de la construcción de un nuevo porvenir más solidario, justo e igualitario para las naciones latinoamericanas.

“La última batalla” intenta enaltecer a esos héroes del pueblo, cuyos restos quedaron extraviados en los arenales de un desierto, en la fosa común, en el fondo marino o en cualquier rincón desconocido. ¡Qué importa el país, qué importa los motivos de la guerra, qué importa si se alcanzó la gloria o la derrota, qué importa si la tierra es tuya o es mía, qué importa el mito patrio, en el que la invisibilidad de las ganancias se vuelve casi sagrado!; lo que sí interesa es desenmascarar la infamia y la demencia que produce la guerra.

Tal como lo señala el historiador Patricio Rivera,“la historia de los veteranos de la guerra de 1879, ha sido poco estudiada en los países que protagonizaron el conflicto; no es extraño, en este sentido, que Chile no haya desarrollado estudios históricos de la temática hasta el año 2003 con Carlos Méndez, siendo que el último veterano de guerra falleció en Arica en 1967 y fue soldado del Cuarto Línea, combatiente del ataque a las fortines del Morro. Ahora, esta actitud de la comunidad de la historia  se explica al estar influida por perspectivas positivistas y por el auge durante la segunda mitad del siglo XX de la novela histórica de la guerra de 1879, sacralizada en el ethos nacional con los tres tomos de Jorge Inostroza Cuevas y su “Adiós al Séptimo de Línea”, los que generaron un meta relato del conflicto de carácter nacionalista y romántico en generaciones de chilenos, relegando a la historia del papel de investigar el conflicto y sus protagonistas”

Pero en esta ocasión, el rescate viene del ámbito de la literatura dramática, donde no se transgrede los nacionalismos, y – como dice Rivera – “solamente refleja la intención de colocar los soldados en un mismo plano de igualdad, quienes – a pesar de distintas banderas del pasado- se unen en una batalla del presente; una batalla como respuesta al hambre y el despojo; de vidas ofrecidas y de fragmentos de cuerpos esparcidos en sangrientos campos de batalla”.

Finalmente, el dramaturgo Iván Vera-Pinto S. ofrecerá para todos los participantes una conferencia sobre “La reescritura en el Teatro de la Memoria”, basada en sus trabajos escriturales e investigaciones sobre personajes, hechos históricos y relatos de la Región de Tarapacá.

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