URAI: instancias para la internacionalización regional.-
Opinión y Comentarios 27 noviembre, 2020 Edición Cero
Pedro Oróstica Codoceo.-
Éstas URAI desde el siglo pasado se encuentran insertas en los gobiernos regionales a nivel del país. Cada gobierno regional posee las dependencias donde funcionan estas Unidades Regionales de Asuntos Internacionales. Su función principal, consiste en prestar apoyo a la institucionalidad regional, especialmente las municipalidades, en el marco de su propio quehacer internacional. Esta ayuda se enmarca en las respectivas estrategias dirigidas al desarrollo de las regiones, donde el objetivo final, lo constituye el bienestar de la ciudadanía. Por cuanto, las URAI, se instituyen en importantes engranajes del aparato Estatal al servicio del desempeño regional, especialmente su internacionalización.
A estas se les asignan recursos, para llevar a cabo sus tareas, en una sociedad cada vez más globalizada, donde lo internacional constituye pan de cada día. Desconocerlo es frenar un avance regional sostenible para este siglo XXI, que viene entrando de lleno. Y quizá sean los cambios de paradigmas que se están experimentando en Chile – plebiscito, mejoras a la Constitución, derechos humanos y sociales, necesidad de transparencia, reingeniería material y moral de las instituciones, enjuiciamiento al abuso, etc. – lo que prima en la elaboración de este artículo, como legítima necesidad para los tiempos actuales.
Esto que se analiza y señala, viene a propósito del gran trabajo que está ejecutando la URAI de Antofagasta, como representante de ese gobierno regional. Esta se encuentra accionando en el contexto que ha deparado el denominado “Corredor Bioceánico”, que se halla como tópico de interés para los países de Brasil, Paraguay, Argentina y Chile. Este acuerdo fue establecido por los gobiernos de estas naciones, el año 2015 en Asunción, Paraguay. En la ocasión, se comprometieron a actuar en conjunto en esta ruta bioceánica que cubre territorios de todos ellos. El interés primordial es la integración física, cultural, productiva y económica.
Esta variante del Corredor Bioceánico Sur, que une el Puerto de Santos en Brasil con los puertos del norte de Chile – Antofagasta, Mejillones, Tocopilla, Iquique – posee otra particularidad: proyectar las enormes producciones de estos países en perspectiva de los mercados del Asia Pacífico. En este trayecto se cuenta el Estado de Mato Grosso do Sul, el Chaco paraguayo, las provincias argentinas de Jujuy y Salta, quienes cuentan con los Pasos de Jama y Sico, respectivamente, para alcanzar estos puertos chilenos del Norte Grande. Lo importante es que cada localidad de estos territorios multinacionales donde atraviesa o arriba este Corredor, puedan crear sus propias expectativas productivas.
En el caso nuestro, aún se desconocen cuáles serán las acciones que se emprenderán respecto a lo expuesto. Eventualmente podríamos concordar que respecto a la URAI Tarapacá, no sería procedente cruzarse de brazos frente a las evidencias de la necesidad y oportunidad de un actuar propositivo en esta temática. No hacerlo significa desaprovechar las fortalezas con que cuenta el territorio. Y por consiguiente, poner en riesgo al mediano y largo plazo, su potencialidad económica comercial. Esto propiciaría condiciones que concluyan en inferiores condiciones de vida para la población. Y eso no puede ser.
Por cuanto, queda en evidencia que la región requiere incorporarse en forma inaplazable a este quehacer internacional. No sería reflexivo desligarse de estas prometedoras actividades productivas internacionales que se están requiriendo.