La otra cara de internet (Parte II)
Opinión y Comentarios 24 octubre, 2020 Edición Cero
Pedro Oróstica Codoceo.-
Como fue señalado, el Cortex Prefrontal en la persona, es el encargado de la planificación de las metas. Es quien toma las decisiones, influye en el inicio y mantenimiento de la acción. Predomina en la concentración y el control de la conducta y los impulsos. Juega además, un rol preponderante en la atención y en la memoria, en la imaginación, en la creatividad y en la motivación. De esta maravilla de Naturaleza, dispone el ser humano, a fin de cumplir objetivos y metas, en las instancias de su vida y existencia social y cultural.
Es así que, en todo este moderno panorama, se ha venido a demostrar que el uso del internet hace que el Cortex Prefrontal, no funcione como debería; siendo por eso, que no se controlan impulsos y se cae en su uso excesivo. Esto, a pesar que pueda saberse o intuirse, que en ese nivel de uso, no es una actividad sostenible; ni para si mismo, ni para los demás. Se pierde interés por otras actividades, se denota menos voluntad, disciplina y motivación. No se es productivo. “Y mientras mayor sea la adicción, más profundo son los cambios que experimenta el cerebro y más evidente las consecuencias del comportamiento.”
“Mientras más pases enganchados a sus estímulos e informaciones, más influencia y poder estarás trasladando de tu Cortex Prefrontal a la parte primitiva de tu cerebro, que pide más y más dopamina de internet.” Es de este modo cómo el cerebro se va adaptando y se somete a más gratificaciones, volviéndose menos capaz de trabajar en metas y proyectos de largo plazo. Esto, dado que para ello se requiere fuerza de voluntad, concentración y disciplina y al cerebro se le tiene en función distraído.
Para ser productivo, creativo y alcanzar éxito, en lo que quiera que realicen o hagan las personas, se necesita trabajo concentrado más allá del ‘zapping’ al cual se es aficionado. La información hoy se está encontrando en todas partes. Es por eso que la gente sabe que comer comida chatarra, beber alcohol, fumar, darle a la chismografía, y otras costumbres y actitudes, son dañinas. Pero muy poca gente tiene en su conocimiento, el efecto del uso excesivo de internet; “durante horas, todos los días, afectando, con esto, la capacidad de atención y concentración a una misma cosa.”
De este modo, los cerebros de las personas se convierten en distraídos y superficiales, perjudicando lenta pero ineludiblemente la capacidad del pensamiento, del recuerdo y de la productividad. “Utilizar un rato el internet no es problema, no hará daño, pero hacerlo durante horas en forma diaria, entonces si.” Es de este modo, y como consecuencia lógica, que se llega directamente a la distracción y no al trabajo. Ahora si es que se desea pasar pegado al ingenio, ya lo dijimos, es opción personal; y además se cuenta con el apoyo de un preponderante sector de la sociedad.
Entre estos, se encuentran las empresas mundiales que logran sus objetivos, a instancia de la adicción, del tiempo y de la vida de las personas. Por cuanto, si no se está de acuerdo con la propia productividad y con la disciplina personal, es pertinente ir cambiando los hábitos del internet y de las redes sociales. De igual modo con el teléfono móvil y demás dispositivos tecnológicos que se utilicen. Así ha cambiado el mundo y las vidas. Unas para mejor y otras para no tanto. Se insiste en una política pública al respecto, educando sobre estos y otros contenidos en los colegios públicos y privados. ¿Habrá interés en sacar a los niños, adolescentes y jóvenes de la encrucijada en que puedan encontrarse?
No se trata, como se dijo al inicio, de no usar internet. Su uso, evidentemente, es útil y necesario. Se trata más bien de hacer un buen uso de ello. Para en lo posible aprovechar lo positivo que tiene y desechar las interrupciones, cambiar el uso del tiempo y rechazar los cambios atrofiantes en el cerebro. Usarlo con un propósito específico, moderado. , En el plano de las recomendaciones “evitar el comportamiento automático y compulsivo de consultar el móvil continuamente, buscando la novedad inacabable que genera la dopamina en el cerebro.” Darle un uso más de herramienta de trabajo que como recurso distractivo.
Para quienes están en la situación, es necesario cambiar las conexiones neuronales que ahora mismo hemos establecido en el cerebro. No es fácil, pero al mismo tiempo lo es. Se requiere tiempo y disciplina. Es necesario comprender los hábitos que nos hacen actuar, en el uso desmedido del internet, puesto que son hábitos que pueden haber estado formándose durante años. Y pueden – también haber creado adicción. La buena y grandiosa noticia es que si se quiere puede hacerse y lograrse.
Gracias a la plasticidad del cerebro, puede conseguirse volverlo a su función original. Incluso mejorarlo, convirtiéndose en una persona más inteligente, más enfocada y más productiva. Está en las propias manos elegir en que modo se quiere operar. Si en modo superficial o en modo profundo y concentrado. Recordemos que en esta sociedad actual que hemos construido y vivimos, pierde el más distraído y gana el más disciplinado y productivo.
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