Reflexión transversal
Opinión y Comentarios 5 mayo, 2020 Edición Cero
Pedro Oróstica Codoceo
Esta cavilación ha surgido a propósito de la noticia del sui generis traslado de los centenares de ciudadanos bolivianos desde Santiago a Iquique, en tránsito a su país, a objeto de realizar cuarentena por el covid19 en esta capital regional. De acuerdo a la información, estos se encontraban varados frente al consulado general de Bolivia en la comuna de Providencia, en la capital chilena.
Esta trasportación a Iquique, capital regional, podría haberse considerado normal y acertada, si se hubiesen dirigido a quienes correspondía. A todas luces había que incluir en la coordinación de esta maniobra, a la autoridad regional, provincial o comunal. Es decir, el procedimiento propio en los protocolos administrativos.
Pero no fue así. No hubo información oficial ni para intendente, ni gobernador, ni al alcalde de la ciudad; de acuerdo a lo expresado por la prensa local. Podríamos preguntarnos, entonces, si estas decisiones son producto puntual del ajetreo generado por la emergencia sanitaria u obedecen a la tradicional impronta nacional de ese no sostenible dominio central en boga.
Y es mirado desde este último punto de vista, que el caso concentra atención, cuya operación tuvo como actores principales a la municipalidad de Providencia y a la Cancillería, las cuales frente a la situación del aglomeramiento de estas personas, se deciden por el traslado. No obstante, primeramente se había difundido otra alternativa.
Respecto a esto Diario La Tercera, publicó sobre el aporte que proporcionaría el municipio anfitrión dada la situación que se les presentaba. De acuerdo a esto, se comprometía “a asegurar la cuarentena correcta de los varados brindando alojamiento, alimentación e incluso el traslado hasta la frontera.”
Además se reiteró: “tenemos situación financiera delicada, pero podemos hacernos cargos de esas personas que están en una situación terrible.” No obstante y en el cuadro siguiente, aparecen derivados a realizar cuarentena en esta ciudad. ¿En que quedó aquello? En todo caso y sea como sea, hay que obtener utilidad de las experiencias que se van suscitando.
Entre estas: verificar y cumplir a su tiempo los protocolos administrativos del servicio público, especialmente donde se ven involucradas las regiones, las provincias y las comunas del país. Ahora y sobre todo, el desafío más grande, reconsiderar las estructuras mentales del egocentrismo cultural desde el cual se actúa. Evidentemente, que este es el gran desafío a emprender en perspectiva del bien común para el siglo que avanza, y no solo en Chile, en el planeta entero.
Todos vamos aprendiendo.