Indigentes en Iquique: sus dramas personales y riesgo social.
Opinión y Comentarios 24 diciembre, 2019 Edición Cero
Dr. Víctor Guerrero Cossio. Sociólogo y Académico UNAP.
Indigencia (del latín indigentia) es la falta de medios para satisfacer las necesidades básicas (alimentación, vestimenta, etc).
Los indigentes son los seres humanos más excluidos de la sociedad actual, agrupan en su vida una serie de desventajas que les empuja y mantiene en vulnerabilidad extrema. Esto les hace daño personal y social, no sólo por cuestiones morales, sino también por el uso de esa condición para fines deleznables.
Según el Ministerio de Desarrollo Social en Chile la cuantía alcanza a 15 mil personas. También indica que el 62, 8 por ciento llega a esa condición por problemas con su familia o pareja, el 15 por ciento por consumo de alcohol y drogas y el 11,5 por ciento por problemas económicos.
En Iquique se cuantifican alrededor de 700 personas, pero son más –quizás el doble- que no son registrados debido a que aparecen como poseedores de bienes que en realidad no corresponden a su patrimonio, por cuanto han entregado su identidad a financistas que han usufructuado de ella para adquirir bienes lucrativos.
La mayor crítica al Estado de Chile es que no existe una política adecuada para tal sector que anulen los factores que generan personas en situación de calle ni planes que apunten a insertarlos socialmente. Esta población carece de vivienda, empleo, previsión social y otros recursos sociales mínimos que faciliten su inclusión social, lo que les somete a un proceso de degradación humana que conlleva prácticas sociales que la población integrada al sistema no entiende, no acepta y rechaza.
Sin embargo, también esta población vulnerable suele ser sometida y conducida a fines ilegales por individuos en situación de poder: robos, hurtos, droga, prostitución, créditos, compras y otras prácticas ilegales o extralegales en que se les utiliza como testaferros para apropiarse de bienes materiales o financieros.
En los últimos años se han conocido informes que revelan como son inducidos a participar de fraudes, contrabando y traslado de vehículos robados a países fronterizos. Un reportaje publicado en el periódico boliviano “Página Siete” se refiere a esta práctica de comerciar vehículos burlando las disposiciones legales existentes en ambos países.
“Jorge, durante seis años vive en el suelo de calle Esmeralda y ha sido su hogar. Es el corazón del popular “Barrio Boliviano” que recibe de día y noche la afluencia interminable de comerciantes de Bolivia. Pocas horas duermen el sector y Jorge, por los gritos de los vendedores y el bullicio de los buses con viajes hacia Oruro, Cochabamba y La Paz. La frontera está a escasas cuatro horas.
El sector es conocido, además, por el acuerdo de bolivianos con indigentes que reciben dinero a cambio de facilitar su RUT (número de la cédula de identidad) y nombre para que bolivianos compren vehículos usados en la Zona Franca de Iquique como si fuesen ciudadanos chilenos”.
Según el Ministerio de Desarrollo Social, en la región de Tarapacá hay 676 indigentes; de ellos, 12 en Iquique entregaron su testimonio para esta investigación que los vincula a los “autos chutos” o de contrabando, ya sea sacados de la ZOFRI o robados a particulares.
En estos días de fin de año y especialmente en momentos que el país vive una condición de máxima tensión social desde hace más de dos meses, es importante poner atención a la población más excluida de la sociedad, que por ello está expuesta a ser utilizada por individuos o grupos en situación de poder y sometida a prácticas lucrativas a cambio de miserables pagos por tales operaciones furtivas.
Y entender que no se trata sólo de acciones y efectos de particulares, sino que se trata de una cuestión pública donde la inexistencia de política eficaz genera las condiciones para que nuestros compatriotas más vulnerables queden a merced de individuos inescrupulosos que, organizados en mafias, lucran con ellos, diluyen el orden jurídico-normativo de Chile y en consecuencia alteran profundamente la convivencia social.
Okale
Hacia una política pública para los más vulnerables.