En antesala de aniversario de explosión de Planta Cardoen, empresario logra respaldarazo parlamentario
Actualidad 24 enero, 2019 Edición Cero
Mientras que senadores ex mayoría y UDI, logran acuerdo para que el Presidente Piñera realice gestiones ante la alerta roja que la Interpol mantiene contra el empresario Carlos Cardoen, Iquique, conmemora los 33 años de la explosión de la Planta Cardoen, en Alto Hospicio y que costó la vida de 29 trabajadores, la mayoría de ellos, jóvenes. Fue un 25 de enero de 1986, a las 10.30 horas aproximadamente, en la Planta N° 3, cuando se sintió un estruendo tremendo que se sintió no sólo en el lugar de los hechos; también en Iquique y a lo largo del borde costero.
No quedó nada. Los cuerpos resultaron todos desintegrados, por eso, el proceso de identificación de las víctimas fue, en la práctica, imposible. Pese a ello, se determinó que eran 29 trabajadores, de un turno de 40. Los otros por alguna causalidad estaban fuera del galpón o con feriado.
La tragedia enlutó a la ciudad e hizo pensar, recién, qué es lo que realmente hacía el empresario Carlos Cardoen en Iquique, con su empresa armamentista Cardoen Ltda, que producía las letales y mortíferas bombas de racimo o de fragmentación, que tenían como mercado de destino a Irak. Es decir, lo que ocurrió en Iquique, por accidente, era lo que todos los días ocurría en el lejano oriente. Un lucrativo negocio de muerte, que permitió al empresario, concentrar muchísimas divisas y reinvertir en nuevos negocios.
El negocio bélico de Cardoen, surgió en plena dictadura de Pinochet. Sus altos ejecutivos, en Iquique, quizás pura coincidencia, habían pasado antes por el Ejército, como Jorge Burg, René Cardemil, fallecido en prisión donde cumplía delitos por crímenes de lesa humanidad; y Jorge Neira, quien aún reside en Iquique.
Pero en aquella época, poco o nada sabían los iquiqueños de este negocio. Ignoraban que cuando caía la noche, los camiones cargadas con las mortales bombas de racimo, se desplazaban hacia el Puerto para su envío al medio oriente. Es que el cerco comunicacional era infranqueable y las Industrias Cardoen, herméticas. Tanto es así que durante los días de la tragedia, los periodistas fueron objeto de maltrato por parte de los altos ejecutivos de la empresa, uno de ellos, Burg, lo que llevó al Colegio de Periodistas a poner una denuncia.
Tras el accidente, la prensa recogió muchos testimonios de los familiares y trabajadores. Principalmente acusaban falta de seguridad, largas jornadas de trabajo y agotamiento; además, no podían constituir sindicatos para levantar y canalizar sus demandas sociales. No hay que perder el contexto del momento: una dictadura cruenta, que como norma general, rechazaba la organización social de los obreros.
CARDOEN “CUMPLIÓ”
Una fuente ligada a la empresa, señaló que pese a la tragedia, al dolor irreparable y al trauma vivido, las familias de las víctimas, recibieron del empresario, toda la ayuda que prometió. Sueldos ininterrumpidos mientras se hacía efectivo el seguro colectivo, ayuda para que los hijos continuaran sus estudios, desde la básica a la universidad. Muchos incluso, lograron transformarse en profesionales.
También se hizo cargo de los servicios funerarios y apoyos específicos de acuerdo a cada caso, que era analizado por profesionales de la industria armamentista. Un contrapunto inevitable de verificar: humanidad para atender a las familias de las víctimas, pero un rentable negocio armamentista, que de humanitario no tenía nada.
Cardoen prometió además, construir un monolito recordatorio, que se hizo, pero luego desapareció. Al parecer los terrenos fueron vendidos posteriormente.
También prometió crear la Fundación 25 de enero, para recordar eternamente a las víctimas. La fundación no existe hoy y pareciera que la tragedia ya no es tema en Iquique. Cardoen prometió un mausoleo, algo así como un sitio memorial, pero no lo hizo. Reunir en un solo lugar a las víctimas, implicaría un contacto permanente entre los familiares.
Las familias se distanciaron unas de otras. Salvo una 10 que al comienzo presentaron una acción judicial, pero eso también fue quedando en el camino. Lo que sí fue rápido, fue la identificación de las víctimas -cosa curiosa porque los cuerpos estaban todos desmembrados-, y el cierre del proceso investigativo que llevó el entonces magistrado, ya fallecido, Hernán Olate Melo. El fundamento fue que no había antecedentes para configurar un delito o cuasi delito. Y que lo que hubo fue “un hecho casual con consecuencias desastrosas”. Así, ese mismo año, el sumario queda cerrado temporalmente y no habiendo más antecedentes, años más tarde se cierre en forma definitiva.
SENADORES PRO CARDOEN
Desde el 2003 Carlos Cardoen tiene una “alerta roja” luego que el Gobierno de Estados Unidos lo acusara de violar el embargo de armas decretado por Estados Unidos. Por lo mismo, asiduo visitante de ese país, ya no puede pisar tierra norteamericana, porque la justicia le caería encima.
Senadores de la ex Nueva Mayoría y de la UDI, incluida la senadora por Tarapacá Luz Ebensperger, lograron un acuerdo para que el Presidente Piñera realice gestiones en favor de Cardoen, antela alerta roja de la Interpol.
Fundamentaron que “dentro del marco de las normas republicanas de separación de poderes y del ordenamiento jurídico internacional, adopte las medidas que correspondan para fortalecer el auxilio del Estado de Chile Asimismo, para plantear su preocupación por la falta de adecuación de las prácticas institucionales de este organismo internacional con los estándares de derechos humanos en el marco de su próxima Asamblea General. Ello a través del compromiso del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Policía de Investigaciones de Chile, así como otros órganos competentes”.
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