SIMCE: Instrumento que mide el fenotipo de desigualdades sociales
Opinión y Comentarios 1 mayo, 2017 Edición Cero
Haroldo Quinteros Bugueño/ Profesor
Como lo indican sostenidamente las estadísticas, los más altos puntajes SIMCE los han obtenido siempre las escuelas y liceos particular-pagados, i.e., los que atienden al reducido sector social más acomodado del país. En verdad, a pesar de su pretencioso nombre (Sistema de Medición de la Calidad Educacional), lo que mejor ha medido SIMCE, y con toda eficacia, es sólo el fenotipo de desigualdades sociales que caracteriza a nuestro país, cuestión que remarcan, por ejemplo, reiterados informes de la OCDE.
Sólo para graficar lo expuesto: En los últimos años, como promedio nacional (y marcadamente en la Región Metropolitana) en 4° básico, de los 20 mejores puntajes en Lenguaje, sólo 1 es municipal y sólo 2 privados-subvencionados. En Matemática, rara vez alguno es municipal y sólo 1 es particular subvencionado. En 8º básico en Lenguaje, sólo 1 es municipal y sólo 2 son particulares subvencionados, fenómeno que se repite sin mayor variación en Matemática.
Algunos detractores de los gobiernos comunales (normalmente políticos legos en Educación) se solazan culpando a los alcaldes, obviamente contrarios políticos suyos, por lo que para ellos son «los malos resultados SIMCE» de las escuelas públicas. En primer lugar, en promedio, los tramos entre los mejores puntajes nacionales se siguen acortando entre las escuelas que atienden a la clase alta y media alta del país, y las escuelas del Estado.
A diferencia del pasado, ese tramo fluctúa hoy apenas entre un 3% y 4%, cual es el exacto caso de las escuelas públicas locales. En otras palabras, la mayor parte de las escuelas municipales del país y de Iquique han mejorado sus rendimientos, mientras que las privadas siguen marcando, en general, resultados relativamente iguales en el tiempo. A muchos detractores de la educación escolar pública, parece olvidárseles los magros puntajes obtenidos por muchas escuelas y liceos privados-subvencionados a lo largo del país; es decir, lo mal que estarían administrando los dineros públicos.
Por otra parte, es un hecho que escuelas socialmente en extremo vulnerables (que siempre son públicas), continúan subiendo sus puntajes, aunque, desde luego, no alcancen lucimiento en los rankings SIMCE, mientras que muchos colegios privados, tanto subvencionados como particular pagados, están bajando sus puntajes, aunque siguen bien rankeados. Lo más relevante en todo este asunto, es que quienes más denuestan contra los alcaldes por una supuesta mala gestión educacional, olvidan que en Chile más del 70% de las familias viven con menos de $400.000 mensuales y que la totalidad de sus hijos son atendidos en las escuelas municipales.
¿Acaso no saben que la extrema pobreza incide en el rendimiento escolar, cualesquiera sean los esfuerzos de las municipalidades por evitarlo de manera sustantiva? ¿Por qué, en el caso de nuestra ciudad, se olvida que la droga es una realidad social, y que son los directivos y maestros de varias de las escuelas públicas quienes deben ocupar gran parte de su tiempo en la lucha diaria contra este flagelo?; ¿por qué no se toma en cuenta que la Municipalidad de Iquique ocupa el primer lugar de atención escolar a los niños provenientes de familias extranjeras avecindadas en Chile, en su total mayoría, extremadamente pobres?
Finalmente, es importante que se tenga bien en mente que SIMCE no existe en absolutamente ninguno de los países del mundo en que la educación es muy buena, buena o medianamente buena. Esto es así porque las realidades sociales y culturales entre regiones siempre son distintas; también porque las diferencias sociales en esos países no existen o no son agudas, y porque la Educación es asunto del Estado, y por lo tanto, las carreras clientelares comerciales entre las escuelas no existen.
En estos países las pruebas se estandarizan sólo al nivel comunal, y sus resultados son evaluados por cada escuela con el fin natural de mejorarlos, tal como era en Chile en el pasado pre-dictadura, cuando exhibíamos en el subcontinente latinoamericano, y con gran orgullo, altos rangos de calidad en Educación.
En suma, Chile necesita llevar adelante la Reforma Educacional en marcha con mayores bríos y decisión, cuyo objetivo final, es precisamente la vuelta al Estado Docente, en que tengamos una Educación que, además de ser gratuita en más de un 90%, sea descentralizada y significativamente igualitaria.
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