Bienvenido FINDATZ 2017
Opinión y Comentarios 7 mayo, 2017 Edición Cero
Julio Cámara C. /Consejero Regional CNCA
Recientemente, y en el contexto de la ceremonia de inauguración de la 10° versión del Festival Internacional de Teatro y Danza (FINTDAZ), fui distinguido por la Cia. de Teatro ANTIFAZ, organizadora del evento. Un gesto que tuvo en cuenta, sin duda, una valoración de dicha entidad artística respecto de mi gestión a cargo del área arte y cultura en el periodo que ejercí como consejero regional (CORE) de Tarapacá.
Agradecí obviamente tal distinción, como un gesto de generosidad proveniente de Abraham Sanhueza López, director y productor del FINTDAZ. Sin embargo, y así lo manifesté en mi intervención para referirme al hecho, me parece que este tipo de reconocimientos debieran ser a la inversa, es decir, debiéramos ser nosotros, los que conformamos el público, los que amamos y disfrutamos de las expresiones del arte y la cultura, los que debiéramos agradecer y reconocer a gestores culturales como Abraham Sanhueza, por brindarnos, y regalarnos cada año, eventos tan relevantes, y significativos, como lo es FINTDAZ, y que cumple este 2017, la décima versión.
De verdad, es reconfortante constatar cómo ha crecido este evento, sobre todo para quienes, como en mi caso, hemos estado cercanos y hemos conocido su modesto origen y crecimiento en esta década, hasta transformarse en esta décima versión en todo un acontecimiento para el arte y la cultura de la región, y un referente a nivel nacional e internacional que habla bien de las capacidades de gestión e iniciativa de gestores locales, lo que debiera distinguirnos a todos.
Pero, no obstante la madurez y consolidación que el FINTDAZ ha alcanzado como evento artístico masivo y gratuito, su continuidad dependerá siempre de los recursos financieros que hagan posible su materialización año a año.
Bien sabemos que no es tarea fácil sacar adelante un proyecto de la envergadura alcanzada hoy por el FINTDAZ. A mayor crecimiento, consolidación y proyección, más trabajo y doble tarea la de conseguir los recursos, tanto desde esferas públicas como también privadas.
Una tarea que requiere de mucho esfuerzo, de mucha perseverancia, de mucha porfía y convicción por el arte y su potenciación, virtudes todas que Abraham Sanhueza ha revelado de sobra, porque, además, se debe disponer de infinita paciencia para “golpear puertas”, y esperar expectante cada año los resultados de los fondos concursables estatales y la buena voluntad de entidades privadas dispuestas a aportar con cargo a la ley de donaciones culturales, para recién tener la certeza que la región contará con una nueva versión de FINTDAZ.
Lo anterior es válido también para otros eventos anuales, en que los organizadores experimentan en “carne propia” las vicisitudes de concretar año a año sus proyectos, como los son, a modo de ejemplo, el encuentro folclórico “DANZAMERICA”, y el Festival de Cine de Iquique, FICIQQ, eventos que también han alcanzado madurez y estatura nacional e internacional.
Respecto de los recursos públicos para financiar iniciativas artísticas, me permitiré en estas líneas un par de reflexiones fundadas en mi experiencia directa. Lo primero, es reconocerlos y valorarlos porque permiten materializar diversas iniciativas artísticas que surgen de entidades y gestores culturales, así como de organizaciones sociales, que son, en definitiva, las que hacen posible que las políticas públicas hacia dicho ámbito puedan, a su vez, concretarse.
Sin embargo, y no obstante dicha valoración, seguiré insistiendo, como cuando fui CORE, respecto de su cuantía. Me sigue pareciendo que destinar un modesto 2% del FNDR, aunque valioso e importante, no es armonioso ni congruente con lo que la propia ley 19.175, fija como objetivos para los gobiernos regionales, y cito textualmente lo que indica su artículo 13: “La administración superior de cada región del país estará radicada en un gobierno regional, que tendrá por objeto el desarrollo social, cultural y económico de ella.”
Lo segundo tiene que ver, a mi juicio, con una burocratización excesiva de los procesos concursables, y con procedimientos que ponen el acento en vigilar y fiscalizar los resultados administrativos y técnicos de un proyecto más que en sus resultados concretos, esto es, si se cumplió la finalidad artística y cultural para lo cual fue diseñado.
Finalmente, me parece que el mejor reconocimiento que podemos hacer a gestores culturales, con la vocación y convicciones que animan a Abraham Sanhueza López, y su amor y pasión hacia el arte y la cultura, es contribuir a aminorar su titánica tarea anual, ayudando a “despejar el camino”, liberando trabas y otros obstáculos, tanto financieras como administrativas, a fin que el 2018 podamos asegurar y disfrutar de la 11° versión de FINTDAZ.