La épica del poder en la región de Tarapacá

Víctor Guerrero Cossio. Dr. en sociología. Académico UNAP

La política no puede avanzar sin un discurso y una práctica que le de coherencia, sentido, continuidad y motivación. No contar con estos atributos hace perecer a los movimientos y partidos, como también a los liderazgos individuales. Los Partidos Políticos han carecido de esto en los últimos años y sobrevivido en base a liderazgos fuertemente personalizados, lo que explica en importante medida el rápido fulgor y muerte de la mayoría de esas opciones individuales.

La concertación derrotó a la dictadura mediante una demanda colectiva que hacía sentido a las aspiraciones individuales. En veinte años de gobierno se avanzó en derechos humanos, pero estuvo muy lejos de las aspiraciones personales de los ciudadanos. Su derrota frente a Piñera fue tedio y crisis de expectativas.

Las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias han demostrado la carencia de relato y épica partidaria, por ello el mini relato de la derecha se desvaneció rápido y la concertación tuvo que recurrir a la empatía de Bachelet para construir un nuevo discurso, asumiendo como propias las voces de la calle, integrando al Partido Comunista y cooptando a líderes estudiantiles que llevó a la cámara de diputados.

A pocos días de Marzo, verdadero inicio de año y que preludia la puesta en escena del nuevo gobierno, se abren las expectativas acerca del comportamiento que tendrá Bachelet con respecto a sus promesas de campaña.

Por cierto a nivel nacional las demandas son numerosas y veremos si hay recursos para movilizar, pero también queda por ver la velocidad que les imprimirá y también la paciencia que muestre el Movimiento Social, especialmente el estudiantil.

A nivel regional la Nueva Mayoría enfrenta una crisis de liderazgo y una ausencia de propuesta de desarrollo regional, persistiendo sólo el cincuentenario proyecto de integración del cono sur de América que lidera el Alcalde de Iquique Jorge Soria. Los Partidos del conglomerado de gobierno no cuentan con una proyección programática regional y descansan sólo en las perspectivas que se ofrecen desde Santiago.

Los liderazgos regionales hoy se concentran en los parlamentarios de la Nueva Mayoría, quienes enfrentan posiciones encontradas en cuanto a la administración del poder, aunque no cuentan con elaboraciones de importancia en cuanto al desarrollo regional autosustentado. Al contrario, en el caso del senador Rossi se observa una importante erosión de su electorado –fue electo sólo gracias al binominal- y Gutiérrez no ha construído un sello desarrollista propio, aunque se trata de una figura política en crecimiento.

En conclusión, salvo Soria y su épica del poder basada en la lucha por el bienestar de los iquiqueños, apuntalada en el concepto de integración subregional suramericano y la continuación de sus caravanas dirigidas al corazón del subcontinente, los demás líderes han perdido su propuesta política o bien no han logrado conformar una que le de sentido y proyección a su continuidad como conductores del desarrollo de Tarapacá.