Carlos Aubert Burgos/ Periodista, Asesor Comunicacional
De un tiempo a la fecha las diferentes empresas que prestan servicios de insumos utilizados en nuestras casas, se ríen como quieren de sus clientes. Al hecho, dos ejemplos. Uno, la empresa de gas que está en la avenida Circunvalación, de la noche a la mañana cerró la posibilidad a sus clientes para que paguen las boletas del consumo del mes en esas oficinas. Solo dejó la opción de hacerlo en una empresa receptora de esos pagos que está en los supermercados o en calle Ramírez. Y lo terrible es que siempre a esa empresa se le cae el sistema. O lo otro, no hay línea.
La segunda, una de las empresas de cable y telefonía, que tiene una sucursal en el edificio que está frente a la Plaza Prat. También, sin decir nada, cerró la posibilidad que los clientes pagaran sus boletas en esas dependencias del segundo piso y mandó a todos sus abonados a la avenida Aeropuerto.
Pero lo más curioso es que también cerraron esas oficinas el día sábado, lo que permitía que quien trabaja en la semana tenía la posibilidad de pagar sus cuentas del cable, internet y teléfonos ese día. Cuando ello ocurrió ni siquiera dejaron un aviso expresando que los sábados no atenderían y solo se encontró un vendedor que seguía ofreciendo los productos de esa empresa.
Al consultarle se limitó a decir que estaba cerrado y no tenía más informaciones.
Claro está que los genios que están a cargo de esas empresas no le interesa para nada el cliente, pero en su afán de captar nuevos “tontos útiles”, les ofrecen el cielo y la tierra.
Además, cuando hay atraso en el pago del servicio, te acosan incansablemente, hasta la persona que llama se molesta cuando se le da la explicación que se fue a cancelar el fin de semana y la oficina estaba cerrada. Y como si fuera poco, exigen que les den una fecha de pago durante la semana.
Claro está que todas las personas que adquieren un compromiso de ese tipo, está el deseo de pagar y lo toman como una obligación e incluso una prioridad realizar todos los pagos básicos que se ocupan en su hogar. Pero con estas situaciones, seguimos como los tontos útiles para estas empresas que hacen y deshacen con los pobres clientes.
Lamentablemente no hay instancias donde expresar este malestar.
Pero cuidado, la gente y los clientes en general, ya dejamos de ser los tontos de siempre. Se espera que pronto aparezca en el mercado otra empresa que tenga los mismos servicios para que así entienda al pobre cliente.
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