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Haroldo Quinteros Bugueño/ Profesor universitario. Doctor en Educación En nuestra primera infancia, nuestros maestros nos enseñaron quienes eran O’Higgins, Carrera y Rodríguez. Recuerdo muy bien... Bolivia, Chile y lo que los libertadores querían de nosotros

haroldo qHaroldo Quinteros BugueñoProfesor universitario. Doctor en Educación

En nuestra primera infancia, nuestros maestros nos enseñaron quienes eran O’Higgins, Carrera y Rodríguez. Recuerdo muy bien la definición que nos dio de ellos don Guillermo Santander, mi primer maestro en la vieja escuelita 16: “Ellos son los Libertadores de Chile,” nos enseñó. Poco después aprendimos con otros maestros que los libertadores, continuadores de la antigua lucha de nuestra etnia mapuche, no sólo eran chilenos, sino también naturales de otros países americanos: San Martín, Bolívar, Artigas, Sucre, entre muchos más.

Lamentablemente, no se nos enseñó con claridad lo que unía por igual a los hombres que finalmente consiguieron la independencia: la lucha común por derrotar al colonialismo español en cada colonia americana para luego, indefectiblemente, unirse férreamente en una confederación de naciones capaz de hacer frente con éxito a los nuevos imperios que en la forma de la dominación económica impedirían nuestro desarrollo y total independencia. Bolívar, el primero y el más importante de ellos, lo intentó con su “Anfictionía de la América del Sur,”pero, por desgracia, los grandes nuevos imperios, en connivencia con las élites aristocráticas criollas, consiguieron mantenernos divididos indefinidamente, azuzando guerras y odiosidades que facilitaron la explotación de nuestros pueblos y riquezas.

Con ello, advino, inevitablemente, la dependencia económica y política, y la pobreza. A los Libertadores se les rinde homenaje a diario en nuestros países en las escuelas, regimientos y actos protocolares, mencionando sólo sus hazañas militares, evitando referirse al sentido y la esencia que ellas tuvieron: la unidad latinoamericana. Este fue el primer y más apasionado mensaje que los Libertadores dejaron a las generaciones americanas que les sucederían; es decir a nosotros. ¿Hemos realmente honrado su memoria?

Por supuesto que no. Probablemente, el caso que refleja que tal mensaje no ha sido oído en dos siglos, es la actual situación entre Chile y Bolivia. Nosotros, los nortinos, más que nadie, debiéramos liderar la lucha por terminar con tan lamentable situación. Nuestros políticos y dirigentes se desgañitan clamando en pro de la descentralización del país y de la autonomía regional, pero la verdad es que no se ve que se jueguen de verdad por terminar con el viejo clima de hostilidad existente entre Bolivia y Chile. A las estupideces racistas del almirante golpista José Toribio Merino en los años 80, se sumó el año pasado un penoso incidente que nos dejó muy mal parados internacionalmente, el largo arresto de unos conscriptos bolivianos que por error traspasaron nuestra frontera.

Mientras tanto, Bolivia no cesa de impetrar, ante todo el mundo, una salida al mar a través de Chile. Entiéndase de una vez por todas, que los Libertadores tenían razón, en cuanto nuestro desarrollo está indisolublemente ligado a la unidad latinoamericana. Chile es muy rico, pero no tiene petróleo ni gas, y el norte –es decir, la tierra donde vivimos y de donde no nos queremos ir- ya acusa carencias de buena agua, proceso que, objetivamente, sigue ineluctablemente en curso. Ya no es posible que nuestros dirigentes y líderes políticos olviden que Bolivia es un país inmensamente rico en gas, con más de 54 trillones de pies cúbicos en reservas probadas, como también riquísimo en agua.

Ya es hora de tomar la cosa en serio. Una salida al mar para Bolivia sería no sólo el gesto más fraterno imaginable para el hermano pueblo boliviano, tal como nos lo demandarían hoy los Libertadores si se alzaran de sus tumbas; sino, además, la segura solución a los problemas de energía y agua que tenemos. Que este nuevo año 2014 sea lo más auspicioso en iniciar avances en fraternidad y cooperación entre la hermana Bolivia y nosotros.

 

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