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Tajante y crítico con la equidad en el reparto de las bonanzas, en que según las estadísticas esta viviendo el país, se mostró el... Una mirada crítica al Chile del exitismo y los logros económicos realizó el Padre Guillermo Fajardo en Te Deum en la Catedral de Iquique

DSC_5391Tajante y crítico con la equidad en el reparto de las bonanzas, en que según las estadísticas esta viviendo el país, se mostró el vicario general de la Catedral de Iquique, sacerdote Guillermo Fajardo, durante la celebración del Te Deum ecuménico por el 203° Aniversario  de la primera Junta de Gobierno.

Al oficio religioso de acción de gracias por la Patria asistieron las principales autoridades de la Región de Tarapacá, entre ellos al intendenta de Tarapacá, Luz Ebensperger; el senador Fulvio Rossi, la diputada Marta Isasi, al alcalde de Iquique, Jorge Soria, entre otros.

En su homilía, el vicario general de la Catedral de Iquique afirmó que el Chile que nuestros padres y abuelos vivieron no es el mismo de hoy, ya que da la impresión que Chile se ha desarrollado vertiginosamente, “donde la tecnología y sus avances no hacen pensar que dentro del concierto latinoamericano somos los mejores o incluso se dice que ya habríamos alcanzado el “desarrollo” según la medida estándar de producto per cápita. Sin embargo, si miramos con atención los diferentes los sectores sociales de nuestra patria, más allá de los fríos datos estadísticos y miramos al ser humano- al igual como lo hizo el Buen Samaritano del Evangelio- podríamos encontrar a muchos chilenos con rostros y apellidos, que vive en situaciones de dolor y de pobreza que contradicen las afirmaciones de un desarrollo económico nacional, más bien parece que Chile sustenta profundas desigualdades sociales”, precisó el padre Fajardo.

El vicario agregó que las profundas diferencias que se han generado tienen que ver con las características del mundo del trabajo, en donde el limitado acceso a la negociación colectiva que tienen los trabajadores, con excepción de algunos sectores como la minería, le impide alcanzar sueldos más proporcionales a las ganancias obtenidas. “Es vital si queremos construir una sociedad más justa y con menos diferenciación social, ayudar para que los trabajadores  tanto de nuestra región como de nuestro país obtengan sueldos más acordes a las necesidades y requerimientos del Chile de hoy”.

Fajardo afirmó que Chile se ha transformado cada vez más en una sociedad en donde los estándares de vida son los más altos de América Latina. “Para vivir, muchas veces las familias se ven obligadas a endeudarse, generando grandes dramas cuando no se puede pagar, e incluso en algunos casos más dramáticos llegando al suicidio. No podremos seguir viviendo así…”

PREGUNTAS

Son numerosas las preguntas que el vicario de la Iglesia de Iquique se hace, entre ellas: Es  posible vivir dignamente con un sueldo mínimo, Cuál es la calidad educacional de los niños y jóvenes más vulnerables de Chile?. Precisa que todo sabemos de manera dolorosa, que en Chile, la educación a la que se puede acceder, estadísticamente, determinará el futuro de una persona, puede haber excepciones individuales, pero serán sólo excepciones. “Esto ha llevado a una situación que el Observatorio Chileno de Políticas Educativas ha denominado a la educación chilena como un verdadero “apartheid educativo”, el cual genera segmentación y exclusión social. Grave y dolorosa afirmación que nos debe llevar a la reflexión”.

En tanto, aseguró que en educación superior el problema va por el lado del fuerte endeudamiento (y la carga para las familias) que implica acceder a la educación para los más pobres. Y por otro lado, por lo niveles de “frustración angustiosa” que muchas veces se adquiere al darse cuenta que se accedió a  una educación que muchas veces no es de calidad suficiente y que justifique el gasto realizado”

El vicario afirmó que hoy, por ejemplo, “también es válido y necesario que nos sigamos preguntando: ¿Cuántos son los jóvenes cesantes en nuestro país? ¿A qué responde el alto índice de suicidios en nuestra región? ¿Por qué nos hemos ido transformando en una sociedad violenta y estresada? ¿Qué nos pasa? ¿Qué nos duele? ¿Qué nos hace sentir infelices? Es tan vital de igual manera, cuidar la salud mental de nuestra gente. Chile es uno de los países latino americanos que posee los mayores índices de uso de sicotrópicos, es decir, fármacos para disminuir la ansiedad y la angustia. ¿Qué nos sucede a los chilenos? ¿Tendremos nuestra alma enferma?”.

Añadió, que somos testigos de un malestar nacional que tiene que ver con las desigualdades que a lo largo de los años se han ido generando y que los chilenos cada vez aceptamos menos, porque nos hemos transformado en un país menos tolerante ante las injusticias. Este malestar se expresa a través de los diferentes “movimientos sociales”, fenómeno que responde a que la sociedad chilena dejó de ver las desigualdades como algo «natural».

Precisó, que “estas situaciones injustas generan escándalo y alimentan el fuerte malestar social, a veces expresado en actos de violencia, actos que rechazamos por completo pero que es necesario ponerle oído y responder creativamente a las exigencias que están detrás de ellas. No hacerlo es alimentar la agresividad impulsiva, la cual por ser muchas veces emocional, genera muerte y dolor. No dejemos que la violencia nos venza; por el contrario, luchemos contra ella siendo hombre y mujeres que viven y construyen la paz, de esta forma hacemos un bien a Chile.  Los problemas deben ser enfrentados y nunca escapar de ellos y menos ocultarlos. El camino del ocultamiento es el peor remedio.

También llamó a respetar las diferencias, ya que Chile se ha ido convirtiendo en un país más diverso y que valora más las diversidades. “La intolerancia lleva a los pueblos por caminos sin salida, a veces incluso a la violencia y la muerte. Los chilenos debemos aprender a respetar nuestras legítimas diferencias, ya sean de orden político, en el orden religioso o en el orden cultural y en opciones personales. Es urgente profundizar el camino del respeto al otro y hacerlo día a día. Chile será grande no sólo porque crece la economía, sino que alcanzará su máximo desarrollo si trabajamos “todos” por respetarnos a pesar de nuestras diferencias”.

Además, añadió que si pensamos en otros desafíos pendientes, “no podemos olvidar que Chile vive una crisis de legitimidad y de credibilidad de sus instituciones, y esto a todo nivel. Debemos entre todos recomponer la confianza en esas instituciones porque es muy peligroso para el país que ello continúe así; la institucionalidad nos otorga estabilidad y evita la anarquía social. De igual manera, como Iglesia pedimos perdón si hemos sido causa de dolor y escándalo”, en una sutil referencia a la situación vivida por la Iglesia de Iquique, con el ex obispo Marco Ordenes.

elecciones

Las elecciones presidenciales, tampoco estuvieron ausentes en la homilía del te Deum en Iquique, el vicario al respecto precisó “estamos a pocos meses de unas elecciones presidenciales, de senadores y diputados.  Qué bueno va a ser para el país –signo de madurez cívica- que entre los diferentes candidatos puedan expresar sus legítimas diferencias a través del camino de las buenas ideas y sólidos argumentos y no caer en la tentación y poca reflexión de la descalificación del otro. Esta actitud agresiva sería una trampa psicológica de llegar a creer equivocadamente que el otro por pensar distintos necesariamente tiene que ser mi enemigo. El que otro piense distinto a mí me enriquece”.

Añadió que con agresividad “damos un muy mal ejemplo a las nuevas generaciones que necesitan, más que nunca, los mejores testimonios de quienes buscan sustentar cargos de servicio público a través de las legítimas opciones políticas. Las elecciones democráticas, en este sentido, son el canal privilegiado en el que deben confrontarse con amistad cívica los distintos proyectos de sociedad. Por eso que es importante que cada ciudadano ejerza ese derecho en entera libertad y con sentido de responsabilidad. Por lo mismo, y en razón del valor de la palabra empeñada y la “responsabilidad cívica”, es de vital importancia que los candidatos no ofrezcan cosas o cambios sociales que en conciencia saben que no podrán cumplir; la buena política es hablar con la verdad de lo que “objetiva y racionalmente es posible” y no hacer ofrecimientos con el único fin de captar votos que les permitan ganar una elección y después olvidarse de las palabras que se prometieron.  Este no cumplimiento –de la palabra- genera malestar en la misma gente, pues se sienten engañados y utilizados. No debemos olvidar que la política no tiene otro fin que buscar el bien común y no el bien personal”.

Finalmente, Guillermo Fajardo llamó a las autoridades presentes, que por amor a Dios y al ser humano defiendan a los más vulnerables de nuestra sociedad. “No podemos permitir que el más fuerte sea un devorador del más débil”, y precisó que será vital para alcanzar el objetivo de hacer de Chile un país en donde todos nos podemos hacer prójimos de los demás, reconocer que Chile a lo largo de su historia ha alcanzado éxitos y progresos, y que también ha experimentado fracasos y dolores, y que aquello es responsabilidad de todos”. Y en una clara referencia a las consecuencias de Golpe de Estado, manifestó que “es vital propiciar encuentros en dónde el perdón y la verdad se abracen. Sólo así podremos cerrar las heridas que aún sangran y que nos impide mirar con paz el futuro”.

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