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Milena Bravo, Escritora El país ya no es el mismo; nunca es el mismo después de una elección. Las comunas ya no son las... Alcaldesas

Milena Bravo, Escritora

El país ya no es el mismo; nunca es el mismo después de una elección. Las comunas ya no son las mismas. Los vecinos ya no son los mismos. Yo ya no soy la misma o quizás he vuelto a ser la misma que era antes, vaya una a saber.

Todo era incertidumbre la madrugada del 28 de octubre; pero antes de la puesta de sol se había derrumbado la tranquilidad del oficialismo, había renacido la esperanza de la Concertación y la oposición en su conjunto celebraba un triunfazo. Champán bien heladita en copas de cristal deben haber tomado algunos, sin duda

Más allá de la alta abstención, que tiene intrigado a todos los animales políticos de mi hermoso país, el resultado fue decidor: la oposición logró más alcaldes, más concejales, más votos, más comunas emblemáticas y más sonrisas. Ganó el PRO, ganaron los comunistas, ganaron los socialistas, ganaron los PPD, ganaron los demócratas cristianos con una de las comunas más populosas de Chile y otras. Ganamos las mujeres, que, en estricto rigor hoy, hay dos menos que el 2008; pero tienen a su cargo comunas más populosas.

Como nunca antes en la historia, el triunfo mayor se lo llevó un trío de féminas. Carolina, Josefa y Maya. Por algo las invitaron después a cuanto programa de televisión hay. No por esto voy a desmerecer a una alcaldesa de la Derecha, reelecta por Viña del Mar, querida por su gente quien obtuvo una alta votación. Ahora en Chile las mujeres suman 41 alcaldesas y 553 concejalas. Una de cada cuatro logró ser elegida -según los cálculos de Comunidad Mujer-, lo que mejoró en relación con el 2008, cuando ganó una de cada cinco.

Muchas alcaldesas tienen en común una nueva mirada de la política, muchas también se impusieron al deseo de sus partidos, trabajaron con escaso apoyo, poco presupuesto, hicieron campañas creativas, fueron ninguneadas por sus adversarios y también por su propio sector -según la periodista Patricia Polietzer-.

Ninguna de las tres que he nombrado como destacadas, pidió un área electoral donde fuera a la segura, práctica que en los últimos años acostumbraban los candidatos de primera línea, que sólo postulaban donde tenían la certeza de ganar, donde bastaba la foto y no era necesario plantear ideas o establecer compromisos. Las tres pelearon el triunfo apostando al trabajo en terreno y a la participación de los vecinos. Una incluso participó en primarias ampliadas desde la derecha liberal hasta la izquierda.

Siempre es bueno hacer memoria. Josefa Errázuriz fue la convidada de piedra a la primaria que se organizó en Providencia. Los candidatos que estaban en la palestra esperando la nominación eran el liberal Cristóbal Bellolio y el concertacionista Javier Insulza. Pero la ganadora fue la «dueña de casa» independiente, que reconoce haber votado en alguna oportunidad por Manfred Max Neef, haberle dado su preferencia a un RN, haber sufragado por Eduardo Frei y ahora sentirse más bien cercana a la centro izquierda. Y así y todo derrumbó al coronel pinochetista y machista sin atenuantes, con una diferencia de votos que superó el 11 por ciento, y por eso, al final de la jornada no fue felicitada por su contendor quien dijo estar asombrado y le obsequió el cargado título de: «la serpiente del Paraíso».

Carolina Tohá se propuso una tarea titánica: Tenía que vencer en la comuna capital, donde el alcalde en ejercicio, era reconocido como una máquina, capaz de estar a comienzo de la mañana en el metro entregando dípticos y besando a sus vecinas.

Santiago es la comuna más codiciada, y ningún partido político se queda impávido frente a esa campaña. Laurence Golborne, el más popular de los ministros del Presidente Piñera, apoyó sin disimulo y con pasión al edil que se daba por ganador. Fue tanto el triunfalismo, que Zalaquet empezó su campaña lanzando fuegos artificiales a medianoche de un día hábil espantándoles la modorra a los santiaguinos.

Tohá no recibió gran apoyo de su partido, quizás porque se la daba por imposible o quizás como castigo a ciertas divergencias con un sector del PPD, como me enteré porque lo leí en algún artículo. Al final del día, en la Plaza de Armas, frente al balcón cerrado de la municipalidad, Tohá celebró su mayoría, con una bandera chilena.

La sorpresa la dio una desconocida: Maya Fernández. Ni en sueños la oposición vislumbró que alguien podría derrotar al alcalde de Ñuñoa, Pedro Sabat, elegido consecutivamente desde 1996 con elevados porcentajes. A medida que avanzaba la noche, el recuento fue infartante, hasta que la nueva alcaldesa triunfó por 92 votos, que con nuevos escrutinios resultaron ser sólo 18. Pero, como se trata de una comuna que pertenecía al oficialismo, haber ganado con un voto habría sido igual de valioso. Si bien Maya es la nieta del ex Presidente la Salvador Allende, concejala de Ñuñoa, hasta la mañana del domingo era una militante más. Ahora, con más de 32.000 votos en una comuna de la Región Metropolitana, se le augura futuro político. Siendo honesta yo ni la había oído nombrar.

Después de las movilizaciones sociales -sobre todo las organizadas por los estudiantes-, y, el resultado del domingo 28 del mes recién pasado, es obvio que la participación de la ciudadanía es un factor clave en los nuevos tiempos. Pero, reitero, es bueno hacer memoria, cuando la ex Presidenta Michelle Bachelet propuso un gobierno ciudadano, la elite política la dejó elucubrar su idea durante la campaña presidencial, para darla por olvidada apenas llegó al Palacio de la Moneda. El «Gobierno Ciudadano» fue uno de los varios motivos de burla que debió soportar la ex mandataria.

Carolina Tohá, Josefa Errázuriz, Maya Fernández, Virginia Reginato, Nora Cuevas, María Barría, Sandra Berna, Patricia González, Carmen Bou, Denis Cortés, Patricia Aliaga, Natalia Carrasco, Sarita Jaramillo, María Astudillo y una veintena de alcaldesas más, se han empoderado y levantarán la voz en las decisiones que han de venir. Esta vez la elite política las tomará en serio. No en vano ganaron a los pesos pesados de la derecha y también a algunos de los pesos pesados de la izquierda en las primarias.

Lo que no tengo claro es quienes se abstuvieron más en votar; si fueron los hombres o las mujeres, pero lo de la abstención -que resultó ser mayoría aplastante-, da para otra columna.

Por ahora felicito y hago un brindis simbólico por todas nuestras alcaldesas porque lo tienen bien merecido.

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