El veneno de las fake news como instrumento táctico de las derechas
Opinión y Comentarios 4 julio, 2025 Edición Cero 1

Alejandra Ceballos Rojas – Presidenta Regional Frente Amplio Tarapacá.-
Vivimos en una época donde la información circula a velocidades vertiginosas. Hoy, cualquier persona con acceso a internet puede publicar una opinión, compartir una imagen o difundir un supuesto dato. En medio de esta avalancha informativa, una amenaza silenciosa pero profundamente corrosiva se ha asentado en nuestras sociedades: las fake news o noticias falsas. Las fake news son construidas deliberadamente para engañar y se propagan gracias a algoritmos que privilegian la viralidad por sobre la veracidad.
Una vez más, ciertos medios de comunicación priorizan la espectacularización sobre la información veraz y responsable. La reciente cobertura de la compra de la casa del Presidente Gabriel Boric es un claro ejemplo de cómo se busca instalar sospechas y alimentar el morbo, aun cuando no existen elementos que justifiquen escándalo alguno.
La decisión de una autoridad de adquirir una vivienda no debería ser utilizada como herramienta de desinformación ni de ataque político disfrazado de “interés público”. La compra se realizó en el marco de la legalidad, con fondos personales y de manera transparente. Sin embargo, algunos medios optaron por titular con insinuaciones y omisiones, instalando dudas sin fundamento.
El impacto de esta desinformación en las democracias es profundo y alarmante. Cuando la ciudadanía ya no puede distinguir entre fuentes legítimas y manipuladas, toda la institucionalidad mediática se ve cuestionada. Este debilitamiento favorece a los demagogos, quienes, en medio del caos informativo, desacreditan a la prensa independiente y construyen realidades paralelas ajustadas a sus propios intereses. Las fake news alimentan miedos, odios y prejuicios, dividiendo a la sociedad.
Hoy, son promovidas activamente por actores con poder político y económico que reconocen su potencial como herramienta de manipulación masiva. Las campañas de desinformación han tenido un rol determinante en procesos electorales e incluso en decisiones de política internacional. En Chile, lo vivimos durante el primer proceso constitucional, donde la mentira y el miedo fueron tácticas de campaña del rechazo.
La izquierda no solo enfrenta una derecha sin propuestas sólidas, sino también a una maquinaria comunicacional que recurre a slogans vacíos, campañas del terror y estrategias de desinformación. Estas tácticas se intensificarán con la candidata ganadora de las recientes primarias presidenciales de la centro izquierda Jeannette Jara. Los grandes medios seguirán arrinconando a nuestros liderazgos con preguntas sobre Cuba o Venezuela, en lugar de enfocarse en los programas, propuestas y reformas sociales que verdaderamente afectan la vida de las personas.
Hoy, el desafío no se limita a ganar elecciones. También está en resguardar una democracia que se ve amenazada por esta nueva forma de propaganda que polariza y erosiona la fe pública.
La verdad no es un lujo ni un ideal romántico: es el pilar sobre el que se construye una democracia sana. Si permitimos que la mentira se normalice, estaremos debilitando las bases mismas del pacto democrático. No hay libertad posible sin una verdad compartida.
Necesitamos una ciudadanía informada y libre, que confíe en sus instituciones y participe activamente en la construcción del bien común. Solo así podremos edificar un país digno y seguro, donde todas y todos —en su hermosa y diversa pluralidad— tengamos un lugar en este territorio que compartimos y amamos.
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Excelente análisis de las infamias y mentiras viralizadas por la derecha.