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Dr. Bernardo Muñoz Aguilar, antropólogo social, Universidad de Tübingen, Alemania.-  ¿Qué se entiende por ésta? Intentar salir de una antropología colonialista y eurocentrista para... De la antropología del Sur

Dr. Bernardo Muñoz Aguilar, antropólogo social, Universidad de Tübingen, Alemania.- 

¿Qué se entiende por ésta? Intentar salir de una antropología colonialista y eurocentrista para avanzar en un pensamiento desde el Sur fue una tarea titánica para los próceres de la antropología, cuyo accionar primigenio se caracterizó en ir a recoger informaciones en las respectivas colonias para conocer a los pueblos originarios y poder manejarlos mejor. Fue así como, a partir de diversas acciones, ya sea militares, religiosas, a través del alcohol, trabajos forzados, esclavitud, consiguieron colonizar a grandes cantidades de pueblos originarios.

Por lo mismo, intentar descolonizar la ciencia al sur del río Bravo debido a la necesidad de explicar la realidad para la antropología social y cultural, y desde la antropología intentando conocer a los pueblos originarios para su propio desarrollo fue en principio muy difícil.

Pero algo que después de un siglo de acción antropológica era necesario dotar de un nuevo paradigma frente a la realidad de los diversos continentes en que ésta había actuado, en este caso en América, donde la acción de la antropología norteamericana no fue menor para ejercer el dominio sobre los distintos pueblos indios de Norteamérica, América Central y del Sur.

Aunque existe un variado número de antropólog@s que ejercieron una gran labor en Chile, los cuales se desenvolvieron indistintamente entre la arqueología y la antropología como fue el caso de Ricardo Latcham y Grete Mostny, para el caso chileno los antropólogos chilenos que más me han influenciado por mi cercanía con el norte grande chileno y a la Universidad del Norte, son sin dudas Lautaro Núñez Atencio y el arqueólogo Agustín Llagosteras, así como las investigaciones en Cobija de la arqueóloga danesa que se avecindó hasta su muerte en la ciudad de Antofagasta, Bente Bitmann Von Höllefer.

No puedo dejar de mencionar los importantes trabajos de la antropóloga y arqueóloga Victoria Castro, ya fallecida en el año 2022 y del antropólogo Horacio Larraín, este último ya nonagenario y que sigue publicando su blog con importantes aportes sobre arqueología y antropología del norte de Chile. Hace unos 15 años aproximadamente Horacio y sus búsquedas sin límites se dejó picar por una vinchuca para ver si contraía el mal de Chagas. Un antropólogo experimentador a toda prueba. Al parecer el mal de Chagas no lo afectó ya que aun recibo sus noticias de su interesante blog.

En su conjunto la carrera de antropología de la Universidad de Tarapacá de Arica ha hecho importantes aportes desde la arqueología y la antropología del norte de Chile, los andes y también importantes avances en relación con las momias de Chinchorros. En la sede Arica de esta universidad existe una nueva pléyade de antropólogas y antropólogos que se destacan con sus distintos aportes hacia la disciplina.

Indudablemente que la antropología chilena se ha desarrollado enormemente durante los últimos 20 años al menos. Nuevas generaciones de estudiantes, nuevos paradigmas teóricos y metodológicos, nuevas temáticas en diversas escuelas de distintas universidades a lo largo del país, más la relación de estas con distintas escuelas antropológicas del mundo, especialmente de América Latina, han transformado esta ciencia en una avanzada propuesta de análisis de la realidad social, cultural, territorial, medioambiental y económica de los distintos colectivos del país.

La relación histórica que los antropólogos y arqueólogos chilenos han tenido con el mundo andino y por extensión con investigadores bolivianos y peruanos ha sido muy fructífera, de tal forma que es común que tanto universidades como científicos de Perú, Bolivia y Chile generen trabajos en conjunto sobre este territorio, sus pueblos y culturas ha sido muy relevante.

En relación con América Latina y el desarrollo de la antropología en esta, podemos apreciar que al menos dos países nos llevan la delantera en materia de importancia como lo son México y Brasil. En ambos países tanto las escuelas, sus cuerpos docentes, el acceso gratuito más la existencia de becas hacen de sus procesos de enseñanza y desarrollo grandes contribuciones a las ciencias antropológicas del continente.

Aunque con universos de estudio distintos, las escuelas brasileña y mexicana tienen una gran tradición y aportes desde la antropología latinoamericana y en sus escuelas se concentran gran cantidad de estudiantes del mundo entero. En tanto Chile se alía con las escuelas de Perú y Bolivia para entender el mundo andino presente en los tres países sur andinos, manteniendo, en muchos casos, investigaciones conjuntas entre universidades e investigadores de los tres países tanto en relación con arqueología como con la antropología.

Desde el sur y centro de Chile han aparecido especialmente en las últimas décadas una gran pléyade de antropólogas y antropólogos, que han tenido la oportunidad de estudiar antropología en Chile y especializarse realizando doctorados en el extranjero y cuyos aportes a las ciencias antropológicas chilenas se evidencia en distintos ámbitos.

Casos como María Ester Greves, Victoria Castro, Milka Castro, Sonia Montecinos, Juan Carlos Skewes, Francisca de la Maza en la región metropolitana junto a much@s otros crean y realizan antropología desde el centro del país.

En el sur del país la actividad antropológica no es menor y desde la universidad de Austral, la de Concepción y Católica de Temuco, descifran el acontecer de dicha zona con una riqueza antropológica no solo ligada a los pueblos indígenas sino que a un sur profundo con territorios que aún no han sido bien estudiados como lo son la realidad de Chiloé y otras diversas comunidades rurales o pesqueras, Éstas combinan la tradición y la modernidad en territorios donde el concepto de desarrollo occidental se hace muy difícil de alcanzar o de acceder, debido a lo recóndito de la ubicación de sus localidades y por la falta de políticas públicas que combinen tradición con modernidad. No menor es la dedicación de las ciencias antropológicas del sur de Chile a la problemática mapuche desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad.

Se puede discutir por parte de algunos antropólogos críticos a la antropología chilena y sus reales aportes a una matriz teórica propia y con alcances tan potentes como las escuelas de México y Brasil, pero creo que la existencia de la dictadura de Pinochet, la falta de políticas públicas que financien adecuadamente a l@s investigadores, el sistema económico que impera en la educación universitaria chilena donde todo se ha privatizado, han complotado contra los avances teóricos y epistemológicos de las ciencias sociales en general y de la antropología en particular en el país.

En el caso chileno se debe anotar el gran aporte que constituyen los congresos nacionales de antropología, donde centenares de ponencias son expuestas en distintos paneles las cuales pasan a constituir las posteriores actas, donde se expresa el estado del arte de las ciencias antropológicas del país, inclusive con aportes de Sur y Centroamérica y la visita de ilustres colegas de renombre mundial que dan realce con sus exposiciones a tan magnos eventos.

Después de 11 congresos nacionales de antropología las lecciones del caminar antropológico chileno deberían ser materia de análisis sobre las capacidades de esta ciencia social en el país, sobre sus influencias al interior de las políticas públicas y privadas y además en la sociedad nacional en su conjunto y su impacto en el futuro de ésta. Todos estos esfuerzos ya han sido condensados de alguna manera por el actuar disciplinado de las sucesivas directivas del colegio de antropólogos.

Los diversos enfoques emergentes en Chile aparte del tema indígena se han caracterizado por ser los de género, gerontocracia, minorías sexuales, migraciones, entre una decena de otros temas no menos importantes, lo que indudablemente ha enriquecido la matriz teórica y práctica de la disciplina.

El próximo año 2026 se realizará el próximo congreso nacional de antropología chilena, donde esperamos además de participar con ponencias personales, ser testigo de los avances de nuestra querida ciencia, lo que podrá ser un indicador de que lo que espera la sociedad nacional de nuestro devenir y accionar.

2 respuestas a “De la antropología del Sur”

  1. pedro dice:

    ¿Maria Estrer Greves o Grebe?

  2. Patrizia dice:

    Muy buen artículo

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