«Hoy miramos la historia y sabemos por qué estamos acá»
Opinión y Comentarios 21 diciembre, 2024 Edición Cero 0

Conoce el discurso de la líder de la CUT Tarapacá, durante el acto de homenaje a los obreros caídos en la Masacre de la Escuela Santa María de Iquique.-
Esmeralda Contreras Fedrigolli, Presidenta CUT Tarapacá.-
La matanza de la Escuela Santa María de Iquique fue una masacre de trabajadores del salitre cometida en Chile el 21 de diciembre de 1907. Diversas fuentes afirman que fueron asesinadas 3.600 personas mientras que las cifras oficiales del gobierno sólo las sitúa en 126. Eran personas de diversas nacionalidades que se encontraban en huelga general y que fueron asesinadas por el ejército mientras se alojaban en esta escuela, la Escuela Domingo Santa María del puerto de Iquique.
La tragedia acaeció en la época del auge de la producción salitrera, en el salar de Antofagasta y Tarapacá, bajo los gobiernos parlamentarios. La huelga provocada por las míseras condiciones de trabajo, por el escuálido pago con fichas en lugar de recibir dinero en curso, por estar condicionados a canjear las fichas por alimentos que el mismo patrón vendía en sus pulperías, por no tener derecho a libre elección siendo con esto esclavos del patrón, por los malos tratos, humillaciones, golpes recibidos incluso hasta la muerte.
La protesta de los obreros fue reprimida por medio del indiscriminado uso de la fuerza armada por parte del gobierno del presidente Pedro Montt.
El general Roberto Silva Renard al mando de las unidades militares bajo instrucciones del ministro del interior Rafael Sotomayor Gaete ordenó reprimir las protestas. Las tropas acabaron con la vida de los trabajadores junto con sus familias y dieron un trato especialmente duro a los sobrevivientes.
Se estima que un alto número de víctimas fueron chilenos, junto a bolivianos, argentinos y peruanos, quienes a pesar del pedido de sus cónsules se negaron a abandonar el movimiento.
Los sucesos que culminaron en la trágica masacre de la Escuela Santa María de Iquique, el 21 de diciembre de 1907, constituyeron uno de los hitos más emblemáticos del movimiento obrero chileno. La mediación del gobierno durante la huelga, su masividad y su fatal desenlace le dieron una especial connotación al conflicto, además de afectar profundamente la actividad salitrera y de provocar un fuerte impacto en la época.
Santa María no fue un hecho aislado, La Coruña, Plaza Colon, Magallanes y otras tantas, provocaron la fuerte represión de los soldados en contra de los obreros a la orden de sus patrones.
Ad portas del centenario de la matanza de Marussia y La Coruña, del asalto a la sede de la FOCH es importante recalcar que no debemos olvidar nunca a nuestras compañeras y compañeros caídos, quienes pagaron con sus vidas escribiendo con su sangre los avances en los derechos laborales que hoy gozamos.
Este suceso se convirtió en un símbolo de la lucha social que caracterizó a la historia popular del siglo XX.
Hoy se cumplen 117 años desde ese fatídico día en que miles de obreros de la pampa murieron en manos de sus propios compatriotas, esos mismos que, mandatados por las autoridades del momento y defendiendo los intereses del patrón, les hicieron pagaron con su vida la tremenda osadía de reclamar lo justo.
Los asesinaron, de manera vil y cobarde los mataron! No les importó que habían mujeres, niñas y niños. Total, sólo eran los esclavos de los dueños de Chile.
La historia del movimiento obrero chileno de los albores del siglo XX, así como de sus luchas sociales y políticas, difícilmente puede concebirse prescindiendo de la vida y obra de Luis Emilio Recabarren Serrano. Como pocos personajes en la historia, la trayectoria personal de este líder sindical, social y político resulta enormemente esclarecedora para entender un capítulo importante del Chile del siglo XX.
En 1901 en el norte de Chile, en Iquique, fundó mancomunales obreras y fortaleció las organizaciones sindicales, posteriormente se trasladó a Tocopilla y Antofagasta donde comenzó su inquebrantable labor como gestor de la prensa obrera chilena.
Fue también un educador social de las masas obreras y populares, precursor de los movimientos de emancipación de la mujer en Chile a través de escritos en que fusionó el socialismo y feminismo. Un agitador social que, desde la sociabilidad popular y el socialismo mancomunal, proyectó contrarrestar las fuerzas antagónicas de los grupos capitalistas y burgueses que explotaban a los proletarios empobrecidos.
Recabarren fue también un organizador de partidos políticos. Hacia 1912, convencido de la necesidad de crear un partido exclusivamente obrero en defensa de los intereses del movimiento mancomunal, fundó junto a sus camaradas el Partido Obrero Socialista. Años más tarde, en 1922, incentivado por el comunismo internacional, el Partido Obrero Socialista se constituyó en el Partido Comunista de Chile.
Dos años más tarde, precisamente el 19 de diciembre de 1924 pone fin a su vida, este pasado jueves cumplimos 100 años de su abrupta partida.
Hoy más que nunca, rescatando la fuerza, el tesón y la fuerte convicción de Luis Emilio Recabarren Serrano, padre del movimiento obrero de Chile y de nuestros compañeros y compañeras pampinos debemos seguir luchando para que el trabajo decente sea el principio que entregue un nuevo rumbo y construya un nuevo paradigma del mundo del trabajo.
Los cambios en el mundo laboral y los modos de producción deben transitar de la mano de la justicia social para cambiar el actual modelo extractivista y de servicios, a un nuevo modelo que nos lleve a transitar hacia el desarrollo económico, permitiéndonos construir un país más justo y solidario, avanzando hacia un modelo que ponga al centro un sistema productivo basado en el trabajo decente, con un impacto positivo en las comunidades y una justa distribución de los recursos.
Hoy, miramos la historia y sabemos por qué estamos acá, por qué tomamos este camino pedregoso de ser dirigentes y dirigentas sindicales. Siempre debemos recuperar nuestra historia y transmitirla, porque somos parte de la historia de Chile y la historia de Chile se ha escrito con sangre obrera.
Hoy, seguimos luchando por mejores y más derechos para las y los trabajadores, empujando las transformaciones que nuestro pueblo sigue reclamando para el bienestar de ellos y de sus familias.
Compañeras y compañeros, está sobre nuestros hombros esta gran responsabilidad, somos protagonistas de los cambios que enfrentamos como sociedad y vamos a construir todos juntos y cohesionados, una sociedad más justa, más igualitaria, con más y mejores derechos para las y los trabajadores de nuestro país.
Para honrar el legado de nuestros antepasados pampinos, los aquí asesinados, los asesinados en la Coruña, los asesinados en Marusia, por la lucha de nuestro compañero Luis Emilio Recabarren, porque así cumpliremos los sueños que un día ellos tuvieron, los que fueron truncados por la fuerza, porque su ejemplo nos da el valor para no decaer, para seguir luchando, para seguir de pie, porque un nuevo Chile si es posible.
¡Vivan los obreros de la pampa!
¡Vivan las y los trabajadores!
¡Arriba los que luchan y que nunca se rinden compañeros y compañeras!
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