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Una iniciativa que se viene realizando hace algunos años, que ya constituye un referente barrial, cuyas raíces son históricas, con tradiciones y relatos que... La otra conmemoración: Romería desde la Iglesia Perpetuo Socorro  «El Colorado» hasta memorial de los obreros pampinos en Cementerio N° 1

Una iniciativa que se viene realizando hace algunos años, que ya constituye un referente barrial, cuyas raíces son históricas, con tradiciones y relatos que se han traspasado de generación en  generación, desde la oralidad familiar.

Anyelina Rojas V.- Sin duda que aún, cuando es mucho lo que se ha escrito sobre la Masacre de la Escuela Santa María de Iquique, aún hay mucha información no sistematizada y que más bien, se replica de manera dispersa.  Uno de estos hechos, es la ya tradicional Misa  que se realiza en la Parroquia del Perpetuo Socorro del barrio El Colorado, -sector poblacional de la zona norte de Iquique-, y la posterior Romería, que parte desde ese templo, hacia el Cementerio N° 1, para rendir homenaje a los obreros masacrados.

Este homenaje y acto de memoria, que surge en la barriada, al seno de la Iglesia popular y barrial -no por nada se le conoce como la Catedral de los pobres-, se hace ante el mausoleo donde yacen los restos, trasladados al lugar, de Sixto Rojas Acosta, insigne artistas sobreviviente de la masacre, y de Patricio Rojas Ramírez, comerciante de Iquique que nada tenía que ver con el movimiento obrero, pero cuyo cuerpo fue alcanzado por las balas asesinas, cuando concurría a la Escuela, a solidarizar con las familias pampinas en huelga.

En esta ocasión, tanto la misa como la romería y el homenaje ante el mausoleo ubicado al costado del Cementerio N° 1, fueron conducidos y animados por el sacerdote Wilson Cuello, Vicario de la Parroquia del Perpetuo Socorro, quien, a 116 años de la masacre, oró por el alma de las víctimas y recordó la lucha que dieron, pagando con su vida: hombres, mujeres y niños; chilenos, bolivianos, peruanos y argentinos.

Delante del altar, durante la misa, lucía la réplica de una estatua, la primera que se hizo, para homenajear a los obreros asesinados.

Luego de la misa, y a los sones tradicionales de la banda de broces Master Band, se inició la Romería que recorrió barrios tradicionales de Iquique, que fueron conformando la ciudad e impactando en su identidad. El Barrios El Colorado, el Actual Barrio Boliviano, Barrio Plaza Arica y sector del Cementerio N° 1, donde convergen otros tanto sectores barriales, como son el Barrio San Carlos y Norte Hospital.

Entre los asistentes, feligreses, vecinos de algunos de los barrios mencionados, profesionales, profesores y estudiantes de la Escuela Santa María de Iquique, que vienen trabajando la memoria y temas patrimoniales asociados. También estuvo la dirigente vecinal iquiqueña, Alicia Naranjo, mientras que la única autoridad presente fue el consejero Regional Iván Pérez Valencia, quien entregó una ofrenda, en honor a los mártires obreros.

TRABAJANDO POR LA MEMORIA

Uno de los profesionales iquiqueño, que viene trabajando por el rescate de la memoria y del patrimonio asociado, es el arquitecto Rodolfo Rojas Figueroa, (el primero de la fotografía) quien destacó esta iniciativa, cuya base está en la oralidad familiar y quien identifica a la Iglesia de nuestra Señora del Perpetuo Socorro, llamada también San Gerardo, San Geraldo y conocida como la “Catedral iquiqueña de los pobres”.

Opina el arquitecto respecto del templo católico: Quiso el destino, quizás por su ubicación urbana periférica de los años de 1900 hasta los años 20, que sea un lugar asociado siempre a la cotidianidad comunitaria de los pescadores de la playa El colorado y de la caleta Riquelme o Lynch; como también de los obreros del Ferrocarril y trabajadores del Matadero. Por tanto, lejos de esa prosperidad mitológica del salitre que impregnaba la avenida Baquedano u otros sectores del Iquique de madera, más bien es cercana a la realidad del esfuerzo, sacrificio y de la pobreza”.

Por ello, “entonces acá se mantiene un derecho básico de los habitantes históricos y sus descendientes, el derecho a la memoria a la identidad a las luchas que son cercanas a su cotidianidad histórica, que por sociabilidad familiar o comunitaria hoy en día tanto nietos como bisnietos de sobrevivientes de la Masacre de la escuela Domingo Santa Maria de 1907, como descendientes de aquellos vecinos o vecinas que les tocó dar socorro y auxilio a heridos o a las mismas familias de los fallecidos en ese fatídico día, mantienen esta misa en recuerdo de su propia memoria oral, que en varias ocasiones en los años 20 hasta cercano a los 50 se desplazó en dirección al desaparecido Cementerio 2” .

En efecto, hay que recordar que, ocurrida la masacre, muchos de los cuerpos fueron depositados en fosas comunes en el desaparecido cementerio 2, el lugar donde se rindieron los primeros homenajes a los obreros del salitre.

Para el Centenario de este sangriento hecho, en el año 2007 “con la nueva creación del mausoleo ubicado en el costado actual del acceso principal del cementerio 1, permitió retomar el acto de esa romería histórica, puesto que por muchos años sólo se mantenía humildemente la misa de recuerdo a los caídos, como eco de resistencia a esa memoria dolorosa que afecto a muchos en este mismo barrio”, continúa explicando Rodolfo Rojas.

Dice que es necesario comprender que esta iglesia, la de El Colorado, “silenciosamente siempre ha sido cercana a las raíces de una fe popular de larga data, por algo es parte importante en la víspera o espera del Alba en la fiesta de San Pedro todos los años. O tiempo después ser la casa de la virgen del Carmen del poblado de La Tirana en el contexto de la visita del Papa en el 2018, entre otro hitos importantes».

Sin embargo, lo que ocurre respecto de la Masacre de la escuela Santa María, merece otro análisis. Dice el arquitecto iquiqueño, que en los relatos históricos, se conoce que la dirigencia mancomunal obrera en su mayoría era anticlerical o en su defecto con ideas más libertarias o anarquistas. El tema es que muchos de ese grupo humano que bajó de la Pampa al Puerto, esos obreros ardientes si tenían una relación fuerte con la fe, pero no esa fe jerárquica, sino una fe del pueblo”.

Al momento de la masacre misma “ya la iglesia, el templo, en esos instantes estaba siendo terminada, por tal motivo parte de sus obras fueron hogar, hospedaje, dormitorio y refugio para muchas personas en esa epopeya de cruzar el desierto, de manera especial todos esos días que antecedieron y precedieron a ese triste 21 de diciembre de 1907”.

Ejemplifica señalando que ya en 1908 “figuran los curas redentoristas como responsables de esta iglesia donde se nombra en esos años como responsable de la construcción de este edificio al Vicario apostólico de Tarapacá, el señor Martín Rucker Sotomayor (1906 -1910), a quien le tocó ser parte de algunas de las gestiones de negociación o simplemente como ´arbitro´ entre la dirigencia obrera y los empresarios del salitre, junto al intendente Carlos Eastman”.

 “La oralidad popular lo va a señalar como una de las personas que detuvo la continuidad del ametrallamiento en la matanza por orden de Silva Renard, donde incluso algunas personas lo señalan que en un acto de indignación recoge un bebe muerto que había sido atravesados por los lanceros y se lo señala directamente al general”, situación que queda escrita en el libro “Los que van a morir te saludan” del historiador Eduardo Devés.

Siempre referenciando al libro de Devés  “otras memorias lo emplazan como alguien que se interpone entre los caídos y las metralletas unos minutos después de la orden de disparo en forma de cruz con los brazos abiertos”. Sea cierto o no estos relatos populares, el mismo vicario se ubica esa tarde en la Plaza Montt “dando rezo o sacramento de la confesión a los moribundos o agonizantes en el mismo campo” de acceso a la escuela, mientras en paralelo “los soldados recogían los cadáveres” (extraído de la entrevista realizada en el periódico el chileno).

Señala el arquitecto Rojas  que por otras fuentes “se sabe del traslado de heridos a la iglesia del barrio del Colorado, situación que se hará carne en la memoria de los habitante de este emblemático sector de Iquique”, donde el mismo vicario señala; “que construyó una ´casa del pueblo´, donde obreros y sus hijos reciben instrucción primaria, y anexo existe un patronato, una escuela-taller y una escuela normal” (extraído de la entrevista realizada en el periódico El chileno). refiriéndose al entorno colindante de esta iglesia, situación que dejara clara en una entrevista realizada dos semanas y medias después, el 9 de enero de 1908 para el periódico “El Chileno” de la ciudad de Valparaíso. (https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-73378.html).

DE PROFESORES A ESTUDIANTES

Profesora Aracely Farías.

Para la profesora de Historia, Aracely Farías, quien trabaja en la Escuela Domingo Santa María, y que también este hecho de memoria, es fundamental, traspasar a los estudiantes, para que sean ellos depositario de este conocimientos.  Por tal motivo, concurrió a la ceremonia, junto a dos alumnos, que este año egresaron del establecimiento.

“Me parece que esta ceremonia de memoria es muy significativa, porque lo que hace es mantener la memoria histórica sobre los hechos, lo que le da otro tenor, porque es más solemne; también está la iglesia, la iglesia obrera de la Encíclica Rerum Novarum”, señaló

La docente destacó también, que este homenaje, aún poco conocido, es distinto la perspectiva “al ser la población la que organiza este acto, que le da una impronta muy importante de la memoria histórica, por eso es muy valioso estar acá y junto a estudiantes de la Escuela Domingo Santa María”.

El Consejero Iván Pérez, junto a los estudiantes, Omar Pereira y Kelvis Díaz del Liceo Bicentenario Domingo Santa María de Iquique.

El estudiante egresado del Liceo Bicentenario Domingo Santa María, Omar Pereira, que viene trabajando en temas patrimoniales, junto a la profesora Farías, señaló que el homenaje, mediante la romería, “es algo fascinante, porque aporta a la memoria histórica”, señaló, destacando que viene participando en varios eventos sobre patrimonio y ve “cómo las personas se interesan y se van sumando a este tema”

Kelvis Díaz, también egresado este año y ex presidente del Centro de Estudiantes del  establecimiento, señaló que “me agrada mucho cómo la iglesia nos ayuda a ampliar la perspectiva sobre los acontecimiento de la matanza de la Escuela Santa María. Este es un proceso de rescate para la memoria y cómo esto puede beneficiar la  conexión entre la escuela, como lugar donde ocurrieron los hechos y la comunidad”.

La Psicóloga del establecimiento, Yisel Zarricueta Rojas, señaló que «muchas personas inocentes perdieron la vida, luchando por derechos laborales, para mantener una mínima calidad de vida y una condición de trabajo digna», sin embargo señaló que si bien hubo logros, mucha condiciones se extrapolan en la modernidad, incluso en peores condiciones.

Principalmente, dijo la profesional, porque pese a «las condiciones de vida adversa y horribles de la época de las salitreras, habían situaciones resultas por el industrial y se genera un espacio para compartir en familia, que no se corta, por ejemplo como hoy, en el trabajo minero con turno 4 x 4, 7 x 7 u otras modalidades».  A su parecer, esa parte de la historia pasada y actual, debe ser de conocimiento de las nuevas generaciones, «por eso estas instancias son muy significativas y debieran perdurar en e, tiempo, por eso traigo a mi sobrinita Emma, para que sepa esta parte de la historia».

 CONCIMIENTO E HISTORIA

El Consejero Regional, Iván Pérez Valencia, recordó su origen pampino, en la salitrera Victoria y recordó que asistió a muchos homenajes, acompañando a su padre y en familia, par honrar a los obreros pampinos. “Creo que esto debiera estar lleno, porque esto es parte de la historia de nosotros, de Iquique, de Tarapacá. Por eso me da mucha pena, cuando no veo la presencia de las autoridades”.

A los pies del Mausoleo, recordó a Sixto Rojas Acosta  y Patricio Rojas Ramírez. “Patricio fue un comerciante iquiqueño, que fue a solidarizar con los obreros que estaban en huelga, cuando fue alcanzado por una ráfaga de fuego, muriendo junto a los pampinos (…) Por ser solidario, murió”.

De Sixto Rojas, cuyo nombre lleva la beca cultural que entrega la Municipalidad de Iquique. “Fue un gran pintor. En el hall del teatro Municipal, pronto a reinaugurar, están los querubines, que él los pinto, al igual que las otras obras del Casino Español, él las pintó”.

Recordó que cuando se hizo la exhumación de Sixto García, en su bolsillo tenía un papel que daba cuenta que se le adeudaba parte de su trabajo (…) Entonces, tenemos una historia acá, una historia que debemos de ser capaces de entregárselas a la juventud, a los niños; de lo contrario, van a crecer sin una historia de nuestra región”.

También dijo que los pampinos son mucho más que lo que participan en la Semana del Salitre, “por eso acá debiese haber muchos, porque este  es el verdadero homenaje que debemos rendir a nuestros pampinos, que empezaron a dar la pelea por una justicia social”.

 

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