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Osman Cortés Argandoña, Periodista UCN.- Sonia Leyton representaba a las mujeres mucho antes del actual feminismo, como lo pudo demostrar en ese primer año de... Sonia, la compañera

Osman Cortés Argandoña, Periodista UCN.-

Sonia Leyton representaba a las mujeres mucho antes del actual feminismo, como lo pudo demostrar en ese primer año de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Norte, en ese, para todos precursor, año de 1967, en la sala del segundo piso del Pabellón B, que miraba a los cerros grises al ingresar por su puerta y hacia el mar, por sus amplios ventanales.

Junto a la también fallecida Inés Naranjo, intercambiaban opiniones  en las clases de los profesores Gambetti, Berenguela, Cassasas, García, Deak y el amplio criterio de Andrés Sabella quien entendía que debía incentivar las contradicciones y acuerdos en una carrera de Periodismo para un norte que carecía de profesionales de la información.

Sonia era clara y asertiva. Conocedora de luchas sociales del norte y respetuosa de sus líderes ancestrales.

Formamos con ella, más Manuel Vega (+) y Juan Guarachi (+), el equipo para la memoria de título sobre la Nueva Imagen del Cine Chileno que, además de un texto de tres centenas de páginas, se plasmó en el documental en 16 mm., Campamento Venceremos, que fue destruido en el gobierno de facto cuando se proyectaba en Calama. No quedó copia.

Sonia no volvió a Iquique. Las calles de Antofagasta, aquellas empinadas arterias de los cerros poblacionales y la entrega académica, la absorbieron, viviendo un tiempo en la costanera, observando las espumantes olas que continúan azotando los acantilados, ya sin ella.

Iba a la cabeza de las marchas en los tiempos de la reforma universitaria de 1969, donde las tres universidades locales, U. de Chile, U. del Norte y U. Técnica, se unían en avenida Angamos para desplazarse por avenida Brasil hasta llegar a Prat con Matta, donde ya estaba el Grupo Móvil.

Luchadora incansable en el Colegio de Periodistas por la libertad de expresión y toda causa que ameritara lanzar un grito. El paso del tiempo la hizo recluirse en su hogar, marginándose de la contingencia.

Periódicamente consultábamos por la compañera Sonia. El teléfono nos unió para la partida de Michelle, su compañero de siempre.

El recuerdo vigente de Sonia está entre nosotros desde la primera vez que ingresó por la puerta de esa acrisolada sala del Pabellón B de esa Norte aglutinadora de irreverencias y esperanzas que no olvidamos.

Este portal destaca  la figura y trayectoria de quien fiera nuestra colega, recientemente fallecida y que luchó toda la vida por construir una sociedad más justa.

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