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Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile. Carlos Graña Sarmiento, periodista.-  El... 50 años de la  noche de cuchillos largos

Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile.

Carlos Graña Sarmiento, periodista.- 

El 18 de octubre de 1973 se registró un gran despliegue militar en las calles cercanas la Regimiento Esmeralda de Antofagasta, situado en Avenida Brasil. La movilización de los militares estaba destinada a proteger  el aterrizaje de un Helicóptero Puma del Ejército que llegó cerca de las 10:00 a.m. El general Joaquín Lagos Osorio 14 años más tarde identificaría, en declaración jurada a la comitiva, que entraba a su jurisdicción militar.

En el Helicóptero venían: El general Sergio Arellano Stark, el teniente coronel Sergio Arredondo  González, los mayores Pedro Espinoza y Marcelo Moren Brito, los tenientes Juan Chiminelli y Armando Fernández Larios. El Helicóptero era piloteado por el capitán Emilio de la Mahotier. Ese mismo día visitó la cárcel de Antofagasta el capellán José Donoso, que desde el 11 de septiembre de 1973, daba asistencia espiritual a los prisioneros de guerra de los golpistas. El sacerdote al parecer, se enteró de la misión que traían  los hombres de Arellano Stark. Ese día antes del encierro el cura  solicitó hablar con los prisioneros de Tocopilla, que se encontraban en “libre plática”, en espera de un consejo de guerra. El padre se dirigió a la Sección de Menores de la cárcel. En ese lugar se encontraba Marcos Arqueros, Gobernador de Tocopilla y Marcos de la Vega, Alcalde de esa ciudad.

El sacerdote tenía una lista de personas con las que deseaba conversar ese día. En la nómina figuraban: Mario Silva Iriarte, Danilo Moreno, Guillermo Cuello, Luis Alaniz, Washington Muñoz y Jorge García Barrios. El religioso sólo pudo conversar con los prisioneros de Tocopilla. El resto permanecían incomunicados.

El capellán estaba enterado de la acción, que se tramaba realizar contra esos hombres. El padre se movilizó para evitar la muerte de esos prisioneros. Sin embargo, su voz no fu escuchada. La Caravana de la muerte que encabezaba Arellano Stark tenía más poderes que el general Joaquín Lagos Osorio. Arellano Stark venía en calidad de Delegado de la Junta Militar de Gobierno y del Comandante en Jefe del Ejército Augusto Pinochet Ugarte. Su misión no sólo era asesinar, sino también destituir al general Joaquín Lagos Osorio, que estuvo bajo las ordenes del general Carlos Prats.

En la cárcel de Antofagasta se encontraban en carácter de incomunicado Eugenio Ruiz Tagle, gerente de Inacesa, militante del Mapu Obrero Campesino. Estaba en pésimas condiciones físicas, a consecuencia de las torturas que sufrió en la Base Aérea de Cerro Moreno; Carlos Bau Aedo, Administrador de Inacesa, torturado por casi todos los servicios represivos de Antofagasta; Héctor Vera, Vice-rector de la Universidad del Norte, torturado en Cerro Moreno; Mario Silva Iriarte, Secretario Regional del Partido Socialista de Antofagasta, torturado en Cerro Moreno; Washington Muñoz, Interventor de la Compañía de Cervecerías Unidas, socialista, torturado en Cerro Moreno;  Miguel Manríquez , profesor de Educación Física, ex-Gap del Presidente Salvador Allende Gossens, torturado en Cerro Moreno; Danilo Moreno, jefe de garaje de Corfo, socialista, torturado en Cerro Moreno; Luís Alaniz, estudiante de periodismo de la Universidad del Norte de Antofagasta, torturado en Cerro Moreno, militante del Partido Socialista.

Fernando Gómez Álvarez, Intendente de Antofagasta, torturado en Cerro Moreno; Norman Garin, abogado de la Intendencia de Antofagasta, torturado en Cerro Moreno; Iván Gordillo, dirigente de la Central Única de Trabajadores de Chile,militante socialista, torturado en Cerro Moreno; Lito Barraza, militante del Mir,torturado en Cerro Moreno; Jaime Cossio, estudiante de Sociología de la Universidad del Norte de Antofagasta, militante socialista, torturado en Investigaciones y Cerro Moreno; Héctor Rojas, empleado público, socialista, torturado en Cerro Moreno, con una herida de bala en la pierna, que fue causada en las torturas de Cerro Moreno; Roberto Santander, contador de Corfo, torturado  por el Servicio de Inteligencia de Carabineros y Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea en Cerro Moreno, militante socialista. Todos estos prisioneros estaban en pésimas condiciones físicas, a consecuencias de las torturas que recibieron en Cerro Moreno y otros recintos.

Mientras que estas personas eran torturadas, los agentes del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea y Servicio de Inteligencia de Carabineros entregaban a los medios de comunicación de Antofagasta, informaciones sobre un supuesto Plan Z, que inventaron los generales golpistas, para justificar el rompimiento del estado de derecho y crímenes, que cometían, similar plan, que creó la Central de Inteligencia Norteamericana en Indonesia. Las informaciones fueron “ambientado los crímenes que se avecinaban”.

En la madrugada del 19 de octubre de 1973 fueron sacados de la cárcel de Antofagasta: Eugenio Ruiz Tagle, Mario Silva Iriarte, Washington Muñoz, Miguel Manrique, Luis Alaniz, Danilo Moreno, Guillermo Cuello, Mario Arqueros, Marcos de la Vega, Northon Flores, Segundo Dávila, Dario Godoy, Alexis Valenzuela, Jorge García Barrios. Los prisioneros políticos fueron traslados esa madrugada a la Quebrada de Way, para ser “interrogados” nuevamente. Los interrogaron y los miembros de la Comitiva de Arellano Stark comenzaron a matarlos en forma “pausada” con golpes de corvos y balas. El método empleado para cometer los homicidios fue el mismo de La Serena, Copiapó y Calama. Los prisioneros de guerra no fueron asesinados con ráfagas de metralletas y fusiles de repetición, como informó el Fiscal Militar Marcos Herrera, los cuerpos estaban despedazados con más de 40 tiros cada uno.

A Eugenio Ruiz Tagle le sacaron un ojo a sangre fría antes de matarlo. Le quebraron el cuello y le cortaron la vena del corazón con un corvo. El cuerpo de Marcos de La Vega tenía también evidencias, de que se empleó un corvo para asesinarlo. Los 14  prisioneros políticos, que asesinó la Comitiva de Arellano Stark les quitaron la vida  con golpes, balas y arma blanca. Por esa razón  se prohibió a los familiares ver el estado de los cuerpos. Se infringió con estas acciones el código de justicia militar y los acuerdos de Ginebra  sobre el trato a los prisioneros de guerra.

Las viudas, madres e hijos de las personas asesinadas realizaron la primera protesta  social de Antofagasta, frente a la residencia del general Joaquín Lagos Osorio, sin importarles el estado represivo, que imperaba en esos años en Antofagasta. Entre esas mujeres estaba Graciela Silva, esposa de Mario  Silva Iriarte,  que juró por vida luchar para que se aclare y se sancione a los asesinos de su esposo.

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