Edición Cero

Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile. Carlos Graña Sarmiento, periodista.- Era... 50  años del golpe de Estado en Chile

Serie: Relatos, reflexiones y otros aportes para rescatar la Memoria, a 50 años del golpe de Estado en Chile.

Carlos Graña Sarmiento, periodista.-

Era un martes del 11 de septiembre de 1973. El Gobierno de la Unidad Popular, que presidía el Dr. Salvador Allende Gossens cumplía mil días desde que se inició su gobierno. Chile tenía, en ese entonces,  una tradición mucho más larga y más fuerte del constitucionalismo que muchos países de Europa. El Occidente percibía, hasta ese momento, a Chile como un país  que tenía un fuerte vínculo con la democracia.

Sin embargo ese día las  naves  de la Armada de Chile salieron  de madrugada del puerto de Valparaíso, supuestamente para participar en los ejercicios de la Operación Unitas, organizaba la Armada de Estados Unidos. Los buques se devolvieron  y  un grupo de infantes de marina se tomaron la ciudad de Valparaíso, ocuparon calles y edificios gubernamentales. La Armada, liderada por el Vicealmirante José Toribio Merino, que había destituido al Comandante de la Armada Almirante Raúl Montero Cornejo,  se había sublevado contra el gobierno, apoyada por la Fuerza Aérea, que comandaba Gustavo Leigh.

Los golpistas había planificado el golpe para el 11 de septiembre de 1973, puesto que en ese día  el ejército se encontraba concentrado en Santiago por la celebración de las Glorias del Ejército. Días antes, el 8 de septiembre , el general Arellano Stark se sumó a la conspiración y solicitó el apoyo del general Augusto Pinochet, pero éste no dio una respuesta definitiva. Hasta ese momento no tenía clara su participación en el rompimiento del estado de derecho.

El Presidente Dr. Salvador Allende Gossens en medio de un clima de violencia, que se había desatado para desestabilizar su gobierno, anunció al Comandante en Jefe del Ejército , su decisión de convocar a un plebiscito , con el fin de dar una salida a la grave crisis política, que el país vivía, La ciudadanía por votación popular debía resolver la continuidad  o fin de su gobierno. Salvador Allende tenía proyectado anunciar la realización del plebiscito al país, el 11 de septiembre de 1973.

Los golpistas comprendieron, que una medida de esa naturaleza, podía impedir el derrocamiento de Allende y aceleraron la realización del golpe de estado, que contaba con el apoyo del  Partido Nacional, que tenía como presidente a Sergio Onofre Jarpa;  de la Democracia Cristiana, que dirigía  Patricio Aylwin Azócar;  del  Frente Nacionalista  Patria y Libertad, liderado por Pablo Rodríguez Grez  y miembros de las Fuerzas Armadas.

Richard Nixon, Presidente de Estados Unidos en esa época, había afirmado: «Si hay forma de desbancar a Allende, mejor hazlo». Desde Washington se implementaba una estrategia para derrocar Allende, en medio de la guerra fría.  Estados Unidos no podía permitir, que se consolidará un gobierno socialista en América del Sur. El general  Augusto Pinochet Ugarte, que tuvo la confianza de Allende, tras ser nombrado Comandante del Ejército de Chile,  se unió a los golpistas y se traslado a Peñalolén, donde estaba el Comando de Telecomunicaciones del Ejército para coordinar los pasos que seguirían  los golpistas.

Los acontecimientos comenzaron a desarrollarse temprano, ese día 11  de septiembre de 1973, lo que quedará registrado en la historia de Chile. Tras ser  informado de la sublevación de la Armada, Allende se dirigió raudamente al Palacio de La Moneda a las 7:30 horas, el que estaba custodiado por tanquetas de carabineros. Luego de conocido el primer comunicado de la Junta Militar, poco a poco se fueron retirando los carabineros de La Moneda. Su Director General José María Sepúlveda Galindo, había sido destituido por el general César Mendoza Durán , que se auto designó Director General de Carabineros de Chile. Cuarenta y cinco minutos más tarde, se iniciaba el ataque al palacio de gobierno por tierra liderado por el general Sergio Arellano Stark, principal instigador del golpe de estado.

Cerca de las once de la mañana, el Presidente Salvador Allende dirigió su último mensaje al país, a través de una cadena de radioemisoras simpatizantes del gobierno. En éste señalaba su decisión de no abandonar la casa de gobierno. Agregaba que se mantendría firme en su postura de «seguir defendiendo a Chile». Al mediodía se inició el bombardeo sobre La Moneda, el que se prolongó durante 15 minutos. Aviones Hawker Hunter de la Fuerza Aérea de Chile, luego de sobrevolar su objetivo, atacaron la sede del gobierno con cohetes «rockets» que destruyeron dependencias y provocaron el incendio del edificio. Lanzaron más de 20 bombas explosivas.

El ataque del grupo 7 de la Fuerza Aérea comenzó  a las 11:50 horas.  Pocos minutos después caía La Moneda y el Presidente Salvador Allende era encontrado muerto en el salón principal junto al arma con la cual se suicidó. Al día siguiente, toda la prensa del país mostraba en primera plana el Palacio de La Moneda destruido y humeante y habiendo albergado, con tres siglos de historia ,a veintitrés presidentes de la República de Chile, que por primera vez era destruido.

El Presidente Salvador Allende Gossens tenía una profunda convicción democrática. No se doblegó, no se rindió;  ganó en la batalla histórica, la batalla por la memoria de Chile, por la democracia y la justicia social. Su figura se proyecta con más fuerza, después que han transcurrido medio siglo, desde que se rompió la democracia en Chile  y surgió un régimen dictatorial, que duró  17 años , marcados  por la censura, violencia y tortura a los opositores, y que dejó un saldo de más de 40.000 víctimas y incluyendo 3000 muertos y desaparecidos.

 El cincuentenario del golpe de Estado  es una gran  oportunidad para reforzar los compromisos por la democracia y condenar los horrores de la dictadura y lograr un  mayor respeto por la institucionalidad, y alcanzar una adecuada protección de los derechos humanos.

Los comentarios están cerrados.