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Luis S. Dávila Mendoza, Profesor de Estado en Biología y Ciencias.- Termina el año escolar 2022 y es tiempo que nos pongamos a las... Nuestro sistema educativo requiere profundas transformaciones

Luis S. Dávila Mendoza, Profesor de Estado en Biología y Ciencias.-

Termina el año escolar 2022 y es tiempo que nos pongamos a las alturas de lo que requieren nuestros niños y adolescentes, cambios profundos en la educación chilena en todos sus ámbitos.

Seguimos sosteniendo que el modelo neoliberal, implementado en nuestro país a inicios de la década del 80, cambió sustancialmente el rol del Estado, de garante a subsidiario, dejando de ser la educación un derecho de todos y un deber primordial garantizado, para convertirse en una posibilidad entregada al mercado y sometida a estrechos criterios de eficiencia y competitividad.

Muchas esperanzas y expectativas que depositó nuestro pueblo en los gobiernos postdictaduras de la concertación para cambiar esta realidad han chocado con una verdad irrefutable. Por las razones que sean, por los impedimentos jurídicos e institucionales que dejaron amarrados todos los cambios, lo concreto es que, nunca existió voluntad política, por lo que nuestro sistema educativo es profundamente distinto de aquel que operó cuando la educación era entendida como una responsabilidad de Estado.

Hoy, las actuales políticas educativas están sustentadas por dos lógicas que se contradicen: la mantención del modelo educativo neoliberal que acentúa y profundiza la privatización de la educación, debilitando cada vez más la enseñanza pública, y la intención de impulsar medidas y programas que apoyen el mejoramiento de la educación chilena para los tiempos de postmodernidad.

En este contexto, las políticas desarrolladas en el marco de las seudo reformas han sido medidas más bien parciales, las que en algunos casos han permitido ciertos avances, pero en la mayoría, lamentablemente, han profundizado las tendencias más negativas del modelo a través de nuevas acciones  privatizadoras, como por ejemplo, primera vez en la historia, que se  entregan recursos fiscales a los sostenedores privados para la inversión en infraestructura, establecida en la jornada escolar completa.

Lo concreto es que, tal como lo señala el informe de la OCDE sobre nuestro sistema educacional, más allá de los esfuerzos que han generado las políticas oficiales de las seudo reformas educativas, estas han producido una profunda segmentación del sistema, afectando gravemente el objetivo de lograr una buena educación.

Así, a la fecha, parece que todo seguirá igual, debido a que el tema de los mecanismos de financiamiento sigue igual, así como una evaluación que permita revisar los graves problemas que han generado la administración y gestión de los municipios en el ámbito de la educación, que es lo más importante para una sociedad.

Por otra parte, en términos de políticas curricular, si bien los planes y programas de estudio y los objetivos curriculares plantean modificaciones para desarrollar una malla curricular más pertinente con las actuales necesidades de aprendizajes de los estudiantes, así como desarrollar ciertos valores importantes a través de los objetivos transversales, su formulación es contradictoria y muy débil.

Por último, es innegable que las transformaciones curriculares y pedagógicas propuestas requieren de condiciones laborales, de formación y perfeccionamiento docente, las que no están debidamente consideradas.

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