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Carlos Graña Sarmiento, periodista.- Guillermo Ross-Murray Lay-Kim, nació el  23 de noviembre 1944 en Iquique. Su padre de descendencia escocesa  y su madre de... Guillermo Ross-Murray Lay-Kim

Carlos Graña Sarmiento, periodista.-

Guillermo Ross-Murray Lay-Kim, nació el  23 de noviembre 1944 en Iquique. Su padre de descendencia escocesa  y su madre de origen chino.  Es hijo único.

Su familia poseía la librería e imprenta «Victoria», que se ubicaba en el mismo lugar donde hoy funciona el Banco de Chile frente a la Plaza Prat en la ciudad de Iquique, situado en avenida Baquedano No 626. Fue declarado patrimonio cultural viviente en Tacna, Perú, e Hijo Ilustre de Iquique en 2015 por la Ilustre Municipalidad de nuestra ciudad. Algunos de sus trabajos literarios de este poeta están digitalizados en el Archivo de la Biblioteca Nacional. Está considerado como uno de los grandes poetas del Norte de Chile.

Es poeta, dramaturgo e  historiador. La biblioteca de la Escuela Centenario de la República de Chile, lleva el nombre de este insigne poeta, que llena de orgullo a los iquiqueños. Fue galardonado, el 20 de diciembre del 2022, por el Premio Artes, Culturas y Patrimonio, que lleva el nombre de su amigo Guillermo Jorquera Morales, que un día escribió al rendirle un homenaje:

«Hoy , está enfermo, no puede salir de su casa, aunque él quiera hacerlo. La gente que comúnmente transita por el Centro Histórico, le echamos de menos». Guillermo Jorquera Morales ya no está con nosotros, pero estuvo de nuevo rindiéndole un homenaje al poeta Guillermo Ross- Murray Lay- Kim, que se presentó en la Sala Veteranos 79 para recibir su galardón. Ross-Murray forma parte del paisaje cultural de Iquique.  Es uno de los más importantes poetas de la ciudad y una verdadera “enciclopedia ambulante” de conocimientos. Por eso , para saber detalles de la historia local, lo más recomendable es dirigirse a él.

Guillermo aprendió a leer , con los titulares de los periódicos El Tarapacá y los libros que vendía su familia. Con este tipo de infancia literaria, Ross-Murray ingresó al Colegio Don Bosco en donde en más de una oportunidad obtuvo el primer premio por las composiciones que escribía sobre las prédicas que entregaban los sacerdotes que llegaban especialmente desde Santiago. «Eran los ejercicios espirituales en donde casi siempre nos enseñaban que si nos portábamos mal, nos iríamos al infierno», señala. También recuerda a su profesor de castellano, Manuel Miranda, quien le prestó libros que no estaban dentro del programa, «pero que despertaban el interés por la lectura». Guillermo estudió también en el Liceo de Hombres de Iquique.

A mediados de los 6O  viaja a Antofagasta e ingresa a la Universidad del Norte, en donde tiene el privilegio de conocer al escritor Andrés Sabella y al dramaturgo Pedro de la Barra, con quien tuvo un mayor acercamiento. Ross-Murray escribió dos obras que fueron montadas por la compañía de teatro. «En esa ciudad no sobran niños», una de las obras, relata varias historias relacionadas con el arsénico en el agua y el delirio por el fútbol.

 Tuvo la oportunidad de compartir en varias oportunidades con el cantautor Víctor Jara, «quien siempre fue un amante del teatro, mucho antes que se dedicara a la música».

Con Sabella lo unió el interés por las letras. «El no me llamaba por el nombre, siempre me nombró como el poeta japonés. Nunca supe por qué». Su amistad con Sabella duró hasta la muerte de este escritor, ocurrida el 26 de agosto de 1989 en Iquique. «Su legado es simple. Despertó en mí el interés por dedicar mi vida a las letras y también a la historia», afirma.

Este interés se tradujo en la publicación de sus trabajos en distintas revistas culturales que existía durante los ‘6O y a principios de la década del ‘ 70.

En 1973 tuvo que regresar a Iquique. Fue en esta época cuando conoció a Oscar Bermúdez, historiador y creador de varios libros de investigación, entre ellos, «Historia del salitre». Ross-Murray se convirtió en el secretario de Bermúdez. «El me enviaba a averiguar datos a los archivos y la biblioteca», comenta.

En este época inició su pasión por la historia y el patrimonio de Iquique que perdura hasta hoy.

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