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Carlos Graña Sarmiento, periodista El 4 de agosto de 1939 un barco de carga y pasajeros, zarpó desde el puerto fluvial francés de Pauillac... Winnipeg: Barco de la esperanza

Carlos Graña Sarmiento, periodista

El 4 de agosto de 1939 un barco de carga y pasajeros, zarpó desde el puerto fluvial francés de Pauillac con 2.078 refugiados españoles. El 30 de agosto el Winnipeg, el Barco de la Esperanza, procedente de Francia,  recaló en Arica, que sería el primer puerto de Chile, donde se quedarían los primeros 22 refugiados españoles, después que fue derrotado el gobierno republicano de España por las fuerzas fascista del general Franco en alianza con la Alemania Nazi, que surgía en Europa.

De este acontecimiento han transcurrido  83 años y se recuerdan con diversas actividades culturales, que se realizarán en Arica, Santiago y Valparaíso. Este gesto de solidaridad, que tuvo el país, con esos hombres, mujeres y niños, que escaparon del fascismo, que caerá sobre Europa, fue un ejemplo de solidaridad para el mundo, que hasta hoy se recuerda.

La llegada de los refugiados españoles fue una gestión del poeta Pablo Neruda, que se conmovió profundamente con el advenimiento del fascismo en esa España , donde había nacido el poeta Federico García Lorca, que fuera asesinado por la dictadura de Franco, que sumió el control del país y desató una violenta represión contra  los intelectuales , que Neruda conoció en España.

El 3 de septiembre de 1939 desembarcaron del Winnipeg  2.056 refugiados españoles en el puerto de Valparaíso. Esta travesía es una de las hazañas humanitarias más grandes de la historia de nuestra nación.  Al finalizar la Guerra Civil española, el ex embajador republicano español Rodrigo Soriano envió una carta al Gobierno chileno solicitando asilo en Chile a refugiados republicanos españoles que habían huido y se habían exiliado en territorio francés.

Producto de esa misiva, el presidente Pedro Aguirre de Cerda y el ministro de Relaciones Exteriores, Abraham Ortega, nombraron a Pablo Neruda “Cónsul Especial para la Inmigración Republicana en Chile”, y el poeta comenzó una denodada empresa diplomática que culminaría en la llegada a Chile del Winnipeg con más de 2000 republicanos españoles (entre ellos destacados artistas e intelectuales como Roser Bru, José Balmes, Leopoldo Castedo o Víctor Pey, así como muchos otros refugiados de las más diversas profesiones y oficios).

El presidente de Chile, Pedro Aguirre Cerda, líder del Frente Amplio, comprometió los esfuerzos del Estado para apoyar y financiar el traslado de un número de refugiados españoles, evidenciado el carácter universal de la causa republicana. Entre los refugiados estaba el espectro ideológico y regional español: comunistas, socialistas, anarquistas, nacionalistas y republicanos, catalanes, vascos, andaluces, gallegos, valencianos y madrileños. A todos los unía la solidaridad y compañerismo y su posición antifascista, que los obligó a abandonar su patria para conservar sus vidas.

Pablo Neruda en esa entonces todavía no recibía el Premio Nobel de Literatura y dedicó todos sus esfuerzos para traer a Chile a todos esos hombres y mujeres, que se vieron forzados a abandonar su patria para salvar sus vidas. El poeta escribirá más tarde su obra: España en el corazón,  donde relata los horrores de la guerra de  esa  España, que sucumbía en manos del fascismo. Los refugiados españoles hicieron un gran aporte al desarrollo nacional, en la minería, la industria, las obras civiles, la pesca, el turismo y en la cultura y el arte. La importancia de la llegada del Winnipeg y trascendencia sigue creciendo con el paso del tiempo.

 

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