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Luis S. Dávila Mendoza, profesor de Estado en Biología y Ciencias.- Todo ser humano que piense en la felicidad de la especie y el... La persona que queremos formar y la sociedad que anhelamos

Luis S. Dávila Mendoza, profesor de Estado en Biología y Ciencias.-

Todo ser humano que piense en la felicidad de la especie y el resguardo de su medio ambiente, no puede estar en desacuerdo de que el modelo de vida de la actualidad, atenta contra el tipo de personas y de sociedad que la mayoría aspiramos lograr algún día.

Estadísticamente anhelamos construir una sociedad que garantice, por sobre todas las cosas, los derechos sociales, como derecho al trabajo, a la educación, a la salud, a una previsión digna, una vivienda confortable, una naturaleza limpia y sostenible para todas y todos sus miembros que, respetando valores propios de nuestra identidad nacional, fortalezca la integración latinoamericana, superando todo rasgo de desigualdad.

Una sociedad   verdaderamente democrática que no permita ninguna forma de violencia ni discriminación; donde exista una distribución equitativa y justa de la riqueza, se proteja el medio ambiente y se valore el trabajo y la experiencia como riqueza y valor de las personas.

Deseamos una democracia sin tutelaje, participativa, solidaria, pluralista, que asuma la diversidad de sus integrantes sin menoscabo de las minorías, sustentada en el respeto pleno de los derechos humanos.

En una sociedad con esas características, la educación debe ser el soporte liberador y dinámico que permita a las personas desarrollarse como sujetos constructivos, con conciencia crítica, capaces de constituirse en verdaderos protagonistas sociales.

Aspira, por tanto, a una educación integral, que forme y promueva la humanización de la sociedad, del ser   humano, de su entorno físico, respetando los equilibrios ecológicos.

Para construir esa sociedad que anhelamos, el eje central debe ser que la educación chilena tiene que apuntar al desarrollo de un individuo con atributos de singularidad, trascendencia y sociabilidad; vale decir, un ser educado en integralidad, constructor de cultura en lo cotidiano; respetuoso del otro en cuanto otro, tolerante, en condiciones de comprender los diferentes estilos de vida, cultivado en el respeto a la diversidad.

Además,  con conciencia constructiva y crítica; realizador y comprometido con la justicia social; que comprenda el acontecer global y esté capacitado para insertarse armónicamente en una nueva sociedad, la familia y el trabajo, en un mundo integrado y mundializado en lo económico, cultural y tecnológico; que pueda trabajar en equipo, discernir y disentir, asumiendo la disidencia como parte de la democracia; y anteponer una visión valórica a su sentido de progreso.

Propender a   formar una persona que supere las tendencias individualistas, competitivas y consumistas imperantes. Un sujeto con plena consciencia de su dignidad de persona humana, que se respete a sí misma y sepa construir su propia felicidad, con espíritu crítico y autocrítico, reflexivo, propositivo, autónomo y perseverante.

Por todo lo anterior, en   las políticas educativas de Chile, ya es hora de hacer cambios profundos para iniciar el   proceso de formación del hombre nuevo y que pueda ser energía transformadora para   Latinoamérica toda.

 

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