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Carlos Graña Sarmiento, Periodista.-  Era un 11 de septiembre de 1973, cuando me encontraba en Antofagasta, ciudad donde cursaba el 3er año de la... A 49 años del golpe de Estado

Carlos Graña Sarmiento, Periodista.- 

Era un 11 de septiembre de 1973, cuando me encontraba en Antofagasta, ciudad donde cursaba el 3er año de la Carrera de Comunicación Social en la Universidad del Norte. Me preparé ese día para asistir a clases. Tenía el presentimiento, que en cualquier momento ocurriría un golpe de estado, que podría desembocar en una guerra civil, si se dividían las Fuerzas Armadas.

Jaime Guzmán Errázuriz , líder del Movimiento Gremial, durante sus participaciones en el programa: “A esta hora se improvisa”, emitido por Canal 13, señaló en sus intervenciones, que las Fuerzas Armadas debían tomar el control del país. Los partidos políticos de oposición al Presidente Salvador Allende, Partido Nacional, Democracia Cristiana había agotado todos sus recursos democráticos para detener el gobierno de la Unidad Popular. Habían perdido la elección parlamentaria.

El país vivía en esos días una ofensiva golpista, que se caracterizó por los constantes atentados terroristas, la huelga de los camioneros de Vilarin, que financió la Central de Inteligencia de los Estados Unidos , los allanamientos de las FF.AA. a centros laborales y constantes llamados de los parlamentarios y ex mandatarios reaccionarios a las FF.AA. para que rompan el estado de derecho y derriben al gobierno del Presidente Salvador Allende. A esto se sumó el asesinato y arrestos a miembros de las FF.AA., que evidenciaron una posición constitucionalistas.

Los atentados terroristas se efectuaron en distintos lugares del país. En estas acciones participaron elementos de Patria y Libertad y miembros de las FF.AA, que aportaron con materiales explosivos y asesoría técnica. El Movimiento Patria y Libertad actuaba en la ilegalidad, fue declarado fuera de la ley, el 29 de junio de 1972, después de producirse el Tanquetazo y descubrirse su participación en esa aventura fracasada, que fue sofocada por el General Carlos Prats González, Comandante en Jefe del Ejército en ese entonces.

En esos meses Chile era testigo del asesinato del Capitán de Navío Arturo Araya Peeters de la Armada, edecán del Presidente Salvador Allende por su trayectoria como marino constitucionalista. El crimen los perpetraron miembros de Patria y Libertad y del Comando Rolando Matus, el 27 de julio de 1973. La democracia ya no les servía a las clases dominantes, que trabajaban para derrocar al Presidente Salvador Allende.

Esa mañana del 11 me dirigí a donde trabajaba Hugo Delgado, Secretario Regional del Mapu Obrero Campesino. En la calle Baquedano de Antofagasta, me enteré ese día del golpe de estado. Las radios comenzaron a transmitir los bandos de las maniobras de las Fuerzas Armadas para derrocar al Presidente Allende. Habían logrado la participación de todas las ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile para derrocar al Gobierno de la Unidad Popular. Antofagasta estaba rigurosamente custodiada.

Ese día empezó el toque de queda a las 18:00 horas. Los tanques se desplazaron por las principales calles de la ciudad. Los detalles de lo que ocurrió a nivel nacional los conocí después.

El movimiento golpista había sido liderado por el Vicealmirante de la Armada, José Toribio Merino, y el comandante de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh, el golpe fue planificado para el 11 de septiembre, debido a que ese día el ejército se encontraba concentrado en Santiago por la celebración de las Glorias del Ejército.

El 8 de septiembre, el general Arellano Stark solicitó el apoyo del general Pinochet, pero éste no dio una respuesta definitiva. Al día siguiente, Salvador Allende informó al Comandante en Jefe y otros generales del Ejército que había decidido convocar a un plebiscito, con el fin de dar una salida a la grave crisis política. Ese mismo día, los cabecillas del golpe contaron con el apoyo de Pinochet.

Los acontecimientos comenzaron a desarrollarse temprano. Informado de la sublevación de la Armada, Allende se dirigió raudamente al Palacio de La Moneda a las 7:30 horas, el que estaba custodiado por tanquetas de carabineros. Luego de conocido el primer comunicado de la Junta Militar, poco a poco se fueron retirando. Cuarenta y cinco minutos más tarde, se iniciaba el ataque al palacio de gobierno por tierra.

Cerca de las once de la mañana, el Presidente Salvador Allende dirigió su último mensaje al país, a través de una cadena de radioemisoras simpatizantes del gobierno. En éste señalaba su decisión de no abandonar la casa de gobierno. Agregaba que se mantendría firme en su postura de «seguir defendiendo a Chile».

Al mediodía se inició el bombardeo sobre La Moneda, el que se prolongó durante 15 minutos. Aviones Hawker Hunter de la Fuerza Aérea de Chile, luego de sobrevolar su objetivo, atacaron la sede del gobierno con cohetes «rockets» que destruyeron dependencias y provocaron el incendio del edificio. Pocos minutos después caía La Moneda y el Presidente Salvador Allende era encontrado muerto en el salón principal junto al arma con la cual se suicidó. Al día siguiente, toda la prensa del país mostraba en primera plana el Palacio de La Moneda destruido y humeante. El Dr. Salvador Allende Gossens había muerto y con él la democracia.

 

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