Edición Cero

Pedro Buc Calderón,  Vicerrector de Investigación e Innovación, UNAP.-  Las elecciones del domingo sorprendieron a muchas personas y nos dejaron varias lecciones tanto a... Hacia un Chile más justo.

Pedro Buc Calderón,  Vicerrector de Investigación e Innovación, UNAP.- 

Las elecciones del domingo sorprendieron a muchas personas y nos dejaron varias lecciones tanto a nivel nacional como regional. En lo regional, nuestra universidad tantas veces denostada por su mala figuración en los rankings de calidad universitaria, pasó al primer plano nacional al ser mencionada por el ahora flamante presidente de la nación Gabriel Boric, como una institución precarizada por el abandono que el estado subsidiario ha hecho de sus universidades dejándolas vulnerables a los vaivenes y caprichos del “mercado” de la educación.

La elección de Gabriel Boric representa una luz de esperanza y nos hace creer que, más temprano que tarde, la educación volverá a ser responsabilidad irrenunciable del estado, como debieran serlo la salud, la vivienda, la previsión. Sin embargo, el tránsito desde el estado subsidiario a un estado social requiere de la construcción de grandes mayorías, como nos enseña el legado que nos dejó el presidente Salvador Allende, de este modo el nuevo gobierno tendrá la fuerza para realizar los necesarios cambios que serán consolidados cuando se apruebe la nueva Constitución y la verdadera regionalización sea una realidad política, social y económica.

En este marco, las universidades regionales como la nuestra deberán reafirmar sus roles y hacer cotidiano los compromisos de “conocimiento y territorio” que hemos asumido. Por de pronto deberemos enfrentar dos grandes incomodas interrogantes: ¿por qué la región de Tarapacá tiene los peores resultados educacionales (tipo prueba PTU) y registra la menor participación electoral a nivel nacional? Dado que las universidades públicas son una de las pocas instituciones que aun gozan de la confianza de la población, junto con preservar este capital de confianza, debemos exigirle a nuestra comunidad académica que participe y contribuya a la solución de estos y muchos otros problemas que aquejan a nuestra sociedad.

Los perdedores del domingo también necesitan cambios y deben reinventarse. Ya es tiempo que la derecha política y económica pueda crear un proyecto político moderno generando líneas de pensamiento que pasen primero por una defensa y consolidación del proceso democrático, para desechar luego las ideas autoritarias (y abandonar aventuras totalitarias) que tanto daño le han hecho a la convivencia democrática nacional.

El resultado del domingo fue un triunfo de la sociedad civil. La llegada de estos jóvenes, la derrota de Kast, la obligatoria recomposición de la derecha, la muerte de la esposa del dictador, el mantenimiento en prisión de los criminales que violaron derechos humanos y la casi segura aprobación de una nueva constitución, son signos de un cambio de ciclo, el termino del pinochetismo, el fin de la transición y el comienzo de una nueva época. Chile tendrá la oportunidad que se merece para transitar hacia un país más justo, más igualitario y más moderno.

Los comentarios están cerrados.