Nueva institucionalidad hídrica para Chile
Opinión y Comentarios 14 septiembre, 2021 Edición Cero
Pedro Oróstica Codoceo.
La sequía y la escasez de agua han traído consigo grandes desafíos para satisfacer el consumo humano, una agricultura sostenible y una minería que busque ser una actividad más verde. La escasez de ella en varias regiones del país está causando grandes controversias, conversiones y esfuerzos, a objeto de satisfacer estos consumos.
Por cuanto que frente a estos retos que nos enfrentamos, se hace necesario trabajar con una nueva mentalidad, a objeto de superar y salir adelante en el contexto del denominado calentamiento global o cambio climático que se está viviendo a nivel de planeta.
De ahí la trascendencia del tema del agua, como elemento vital para la vida. Y es por ello que se ha llegado a la discusión para establecer una nueva institucionalidad hídrica para el país que comience a educar, preservar y perseverar en el cuidado del vital elemento.
Legislar
Un punto básico del tema radica en la mercantilización que se hace de los elementos esenciales para la sobrevivencia de vida humana social. Y, mercantilistamente hablando, la oferta de agua es menor a la demandada. Escasez que hace subir los precios y las demandas que provienen del consumo humano, de las actividades agrícolas, de las faenas mineras, las actividades forestales. etc. las cuales van adquiriendo inusitada relevancia.
Además que se está haciendo hincapié en que “la capacidad de las cuencas y en general de los ecosistemas de recuperar agua, es menor de la que se está utilizando en el sistema productivo por parte de la comunidad y, en general, de todos aquellos que requieren agua para sus actividades y sin la cual no se puede funcionar.”
Por lo tanto, son dos condiciones muy complejas y que se han dado simultáneamente. Lo que ha llevado “a la necesidad de adoptar medidas para mejorar la eficiencia hídrica. En Chile, se señala, el agua está distribuida en forma muy desigual, y hay que considerar también que es un recurso limitado, y dada esta realidad, se proyecta “que hacia el 2040, nuestro país va a ser uno de los países con mayor estrés hídrico del mundo.”
El Congreso tiene la palabra.
De ahí la importancia de las discusiones a nivel legislativo del actual Código de Aguas, la cual se ha centrado en la propiedad de ésta; dado que en la actualidad los derechos son a perpetuidad. Pero aparte de esto, se conoce otra curiosidad organizacional y que se refiere a que “en Chile coexisten 42 instituciones del Estado con competencias en la materia, ya sean fiscalizadoras, regulatorias, o sancionadoras, y eso naturalmente, dificulta la aplicación de una política pública coherente y coordinada». Pareciese que se cumple eso del dividir para reinar.
En todo caso, entre las propuestas para esta nueva institucionalidad hídrica, se propone “una visión territorial del problema, a objeto de entender que cada territorio tiene su propia realidad ecosistémica, y que, dentro de esos ecosistemas hay ciertas actividades productivas que pueden desarrollarse y otras que no”. Las visiones regionales de la realidad comienzan a adquirir formas.
Una legislación holística
De ahí que al Congreso, una vez más, le está correspondiendo legislar en un contexto donde nunca se había experimentado el agua como un recurso escaso y además, con grandes expectativas posesivas sobre el bien. Sea como sea, siempre se espera una legislación holística e incluyente para la realidad nacional. Lo demás y como en todas las cosas, la memoria de la historia humana lo discernirá.