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Profundo pesar, por el fallecimiento del Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana, quien dejó de existir, este 6 de mayo,  a los 92 años,... A los 92 años, murió el biólogo, escritor, filósofo y Premio Nacional de Ciencias 1994, Humberto Maturana.

Profundo pesar, por el fallecimiento del Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana, quien dejó de existir, este 6 de mayo,  a los 92 años, dejando un profundo legado y reconocimiento internacional, por su aporte a la ciencia desde otra mirada.

Nació el 14 de septiembre de 1918, siendo destacado escritos y filósofo. Desarrollo numerosos trabajos científicos, por ejemplo junto a Francisco Varela definieron la autopoiesis que pone el acento en la emocionalidad de las personas.

No se mantuvo ajeno al estallido social e intervino sobre el tema en varias ocasiones. Y lo analiza la crisis desde su propio trabajo, poniendo siempre el acento en l humanidad y la necesidad colaborativa, por sobre la competencia.

Maturana en una entrevista en el Diario La Tercera, se refirió también a su propia muerte: «Es absolutamente legítimo decir hasta aquí vivo. Yo, Humberto Maturana, quiero escoger el momento en que voy a morir, no quiero ser una carga, no quiero generar daño y no quiero contribuir al crecimiento de la población, porque es dañino para todos. El modo de vida del ser humano ha sido absolutamente destructivo”

UNIVERSIDAD DE CHILE

La noticia del fallecimiento de HUmberto Maturana, fue confirmada por la Universidad de Chile, de la cual era parte:

A la edad de 92 años falleció el destacado biólogo, filósofo, escritor y Premio Nacional de Ciencias 1994, Humberto Maturana.

Maturana trabajó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts entre 1958 y 1960, posteriormente, junto a su alumno y luego colaborador, Francisco Varela, definió el concepto de autopoiesis en su libro de 1972 ‘De máquinas y seres vivos’, el que habla sobre la organización de los sistemas vivos como redes cerradas de autoproducción de los componentes que las constituyen.

El pensador además sentó las bases de la ‘biología del conocer’, disciplina que se hace cargo de explicar el operar de los seres vivos en tanto sistemas cerrados y determinados en su estructura.

En 1950 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Si bien no llegó a titularse, allí fue ayudante del curso de Biología dictado por el profesor Gabriel Gasic. En 1954 se trasladó al University College de Londres para estudiar anatomía y neurofisiología, gracias a una beca de la Fundación Rockefeller. Al año siguiente, en Londres y con 27 años de edad, tuvo con su primera esposa, Maruja, al primero de sus dos hijos.

Desde 1965 es profesor titular del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.

En 1994 recibió el Premio Nacional de Ciencias de Chile por sus investigaciones en las ciencias biológicas, específicamente en la percepción visual de vertebrados y por sus aportes en la teoría del conocimiento orientados a la educación, la comunicación y la ecología.

En abril pasado, Maturana dio su última entrevista pública al diario La Tercera, donde ya adelantaba su posible partida. “Es absolutamente legítimo decir hasta aquí vivo. Yo, Humberto Maturana, quiero escoger el momento en que voy a morir, no quiero ser una carga, no quiero generar daño y no quiero contribuir al crecimiento de la población, porque es dañino para todos. El modo de vida del ser humano ha sido absolutamente destructivo”, aseguró.

DIARIO LA TERCERA

Junto a Ximena Dávila fundador la escuela de pensamiento, Matríztica, con quien dio una entrevista en abril de este año, en el Diario La Tercera

Suele vivir en una parcela en Lo Cañas, pero con motivo de la emergencia sanitaria se trasladó a un departamento en Providencia. Pese a la pérdida de espacio y al confinamiento, el biólogo y Premio Nacional de Ciencias, fundador de la escuela de pensamiento Matríztica, no se siente limitado: “Si entendemos la legitimidad de la cuarentena, no tenemos problemas con ella. A mí no me limita mi libertad, porque mi libertad no depende de las restricciones de seguridad, porque yo entiendo perfectamente el valor de la cuarentena”, dice a través del teléfono.

A los 91 años, el autor de El sentido de lo humano se mantiene plenamente activo. Con Ximena Dávila, docente en Biología Cultural y cofundadora de Matríztica, ofrecen conferencias y seminarios vía web y se comunican con sus alumnos y con el mundo. Además de la rapidez y el carácter global de la enfermedad, el factor tecnológico distingue esta epidemia de otras, como aquella de turbeculosis que sufrió a los 12 años.

“Estamos no solo en un presente histórico particular, sino que además estamos humanizados por la referencia a la tecnología, que nos permite estar conversando a grandes distancias. Ahora va depender qué queremos hacer con las tecnología en las circunstancias que estamos viviendo: podemos conversar para ponernos de acuerdo o podemos conversar para pelearnos”, dice Maturana. “Esto nos lleva a darnos cuenta que somos humanidad, no somos seres aislados, por lo tanto tal vez nos pueda inspirar a un vivir de conversaciones para colaborar y en el deseo de convivir en forma honesta».

Doctor en Biología de Harvard y profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Maturana publicó el año pasado Historia de nuestro vivir cotidiano (Paidós), en coautoría con Ximena Dávila. Ahora ambos responden esta entrevista.

¿El combate con el virus podría calificarse como una guerra? ¿El virus es un enemigo?

HM: ¿Qué es un enemigo? Es un agresor que nos ataca directamente a nosotros, intencionalmente, es un suceder diferente que aparece allí y que no es coherente con la forma en que queremos vivir. Yo creo que no podemos tratar a la pandemia como un enemigo. Es un proceso en el que tenemos que entender que la única forma de deshacernos de ella no es destruyéndola sino generando la distancia que la evita.

¿El virus tiene inteligencia o se le podría considerar inteligente?

HM: No, el virus no es inteligente, no tiene inteligencia, no tiene propósito. El virus encuentra una célula, se mete adentro y la célula produce más virus. La inteligencia consciente implica intencionalidad, y el virus no tiene intencionalidad. Si tomas una bolita y la echas a correr, ¿qué inteligente la bolita como corre por el suelo? No, corre gracias a la relación física cómo se encuentra con el suelo, pero no tiene una intencionalidad. Somos nosotros los que tenemos que ser inteligentes para entender cómo opera la presencia del virus, no desde la intención sino desde sus características. Y para entender qué nos pasa y cómo resolvemos eso entre nosotros tenemos que ponernos de acuerdo para que el virus deje de estar presente generando desarmonizaciones en la vida.

XD: Yo entiendo que se lo distingue como inteligente porque es silencioso, se reproduce, es plástico. Pero es el observador el que le achaca inteligencia.

¿Qué piensa de las medidas adoptadas por el gobierno?

HM: Están bien, todas están destinadas a suprimir el flujo de contagios. Es la única acción que puede llevarnos a que esto desaparezca. No tenemos un remedio, no tenemos un anticuerpo, no tenemos nada para sacar al virus. Lo único que podemos hacer es generar una distancia entre el virus y nosotros, de tal manera que no nos toque nunca más, y así desaparezca. Y eso es lo que está haciendo el gobierno con la cuarentena, creando una situación en la cual el virus deja de contagiar. Y si deja de contagiar, desaparece. Toda epidemia se combate de esa manera. A veces tienes un anticuerpo cuando se trata de una enfermedad; si ese anticuerpo no está, lo único que puedes hacer es evitar el contagio.

Hay quienes plantearon aislar todo Santiago…

HM: No se trata de paralizarlo todo, tiene que haber flujo de alimentos, tiene que haber flujo laboral. El país tiene que seguir funcionando. La cuarentena no significa que el país se detiene. Pero como hay cosas que se detienen porque las personas no pueden salir, tenemos que organizarnos de otra manera para que no se detenga la dinámica de organización de la vida cotidiana. Si no, nos morimos todos: nos morimos de hambre o de otra manera.

XD: Esas personas tienen poca mirada sistémica. Yo puedo ir y comprar 200 mil pesos en mercadería para dos meses, ¿pero lo puede hacer todas las personas?

“El neoliberalismo es contrario al respeto y la colaboración”

¿Cuál es la responsabilidad que nos cabe en esta crisis?

XD: La responsabilidad que tenemos se relaciona con nuestra forma de vida y cómo seguimos, cómo nuestro modo de vivir nos desarmoniza y desarmoniza el entorno en el que vivimos. Todo eso va no solo para el covid-19 sino también para otros virus.

HM: Esta situación tiene que llevarnos a entendernos nosotros y a generar espacios de colaboración para que esto desaparezca. El virus no está orientado hacia nosotros de manera negativa. El hace lo suyo: entra en la célula y la célula produce más virus, eso es todo. Y en ese proceso el organismo se desarmoniza. Entonces somos nosotros los que tenemos que escoger qué hacer según lo que queremos. Si tratamos al virus como enemigo vamos a funcionar con esa lógica y no vamos a tratar de entenderlo como funciona. Hay de evitar que el virus siga dando vueltas para poder recuperar la armonía.

Algunos intelectuales sostienen que en esta situación volvemos a ser comunidad y que la epidemia ha favorecido la solidaridad, ¿comparten esa impresión?

XD: Para mí esta pandemia nos lleva al corazón del dolor humano. Cuando algo te toca a ti en tu vivir, la experiencia te toca en el sentido de que puedes perder la vida tú o tus seres queridos, uno despierta. Cuando está cerca de uno, hace un cambio brutal. Lo que ha hecho este dolor que viene empaquetado en pandemia, es que nos miremos al espejo.

HM: Lo importante es que seamos capaces de mirarnos. El virus no nos obliga a mirarnos, incluso puede pasar que nos rechacemos. Lo interesante es que tengamos la sensibilidad de mirarnos y darnos cuenta de que llegó el momento de escucharnos, que las quejas sobre la convivencia que teníamos son verdaderas. Que en el fondo no estamos haciendo lo que quisiéramos hacer, porque no estamos generando bienestar en la convivencia.

Ustedes plantean una convivencia basada en la colaboración en lugar de la competencia, ¿esta crisis podría brindar la oportunidad de hacer un cambio en esa dirección?

HM: Hay teorías económicas y filosóficas que se fundan justamente en la competencia, por ejemplo la idea de progreso competitivo, prosperar haciendo las cosas mejor que el otro. Si compites, tienes que anular al otro para hacer lo tuyo. El neoliberalismo mete el concepto de la competencia y es contrario al respeto y la colaboración. Competir es negar al otro, y lo niego desde mí, no desde la naturaleza o de la calidad del hacer.

XD: Los empresarios dicen cómo no voy a competir con la otra empresa, pero cuando yo compito pongo la mirada más en el otro que en lo que yo hago. ¿Cómo elimino la competencia? Haciendo bien lo que haces de manera impecable y responsable, cumpliendo con tus clientes, teniendo trabajadores y colaboradores contentos con lo que hacen. Si pones la mirada en el otro, descuidas lo que haces bien en pos del competir.

¿Cómo ha vivido este período? Ha sentido temor ante la epidemia?

HM: El tema es delicado, pero si uno sabe lo que tiene que hacer, no tengo nada que temer. Tengo que moverme en la tangente relacional en la cual evito los contagios. Es simple, pero si yo digo ¡ah, tengo que estar en cuarentena, está limitando mi libertad!, entonces me la limita. A mí no me limita mi libertad, porque mi libertad no depende de las restricciones de la cuarentena, porque yo entiendo perfectamente su valor.

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