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Pedro Buc Calderón, Vicerrector de Investigación e Innovación, Universidad Arturo Prat Definitivamente Chile vive dos realidades que se distancian peligrosamente y cada vez hay menos puntos... ¿Vamos a tener que mejorar los ingresos de los trabajadores?

Pedro Buc Calderón, Vicerrector de Investigación e Innovación, Universidad Arturo Prat

Definitivamente Chile vive dos realidades que se distancian peligrosamente y cada vez hay menos puntos de contacto entre estos dos mundos. La elite del país vive en un Chile pequeñito que desconoce la existencia real de las mayorías, según lo confesara el exministro Mañalich en plena crisis sanitaria durante la pandemia. El presidente de la sociedad nacional de agricultura por su parte, declaraba que “falta gente para trabajar” puesto que con los bonos que se reciben de parte del gobierno, la gente no necesita salir de sus casas para trabajar. Es el mismo personaje que exigía la ayuda del estado cuando los negocios, sus negocios, no andaban bien, es decir el viejo axioma de los empresarios: privatizar las ganancias y socializar las pérdidas.

El señor Juan Sutil, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), y que no tiene nada de sutil, decía que las personas prefieren la informalidad (antes los llamaban nuevos emprendedores) para no perder los beneficios del estado. Por otro lado, un miembro de la Cámara Chilena de la Construcción (actividad esencial según las autoridades) argumentaba que con el tercer retiro de las cuentas AFP se generaba una dificultad para atraer trabajadores y concluía con su pregunta ¿Vamos a tener que mejorar los ingresos de los trabajadores? Escuchar la voz de estos representantes de la elite social y económica que hay en Chile, es decir los dueños del poder y la riqueza, genera asombro, pesadumbre e irritación. Todas estas reacciones al mismo tiempo.

Mientras en el resto del mundo la elite entiende que es necesario compartir las riquezas y las agencias internacionales se vuelcan a generar estrategias redistributivas que aumenten los impuestos a los más ricos para generar políticas sociales que ayuden a la población a sobrevivir en pandemia y particularmente, después de la pandemia, en Chile pareciera que el 1% de los más ricos estuviera ciego y sordo a estas tendencias. Encabezado por uno de estos súper ricos que, cosa curiosa, han multiplicado sus fortunas durante la pandemia, el gobierno actual se obstina con una mano en redactar las llamadas “ayudas sociales” con letra chica y financiadas a través de gasto fiscal, es decir con la plata de todos y todas. Por cierto una ayuda pero que llega gota a gota, y siempre tarde.

En el intertanto, la otra mano no escribe con letra chica, pero esgrime el garrote institucional de acudir al Tribunal Constitucional (TC) para anular el tercer retiro de las AFP. Reflejando el triste panorama de un gobierno que ya no gobierna, abandonado por sus propios parlamentarios que votan en contra de sus iniciativas y de ministros que solo sueñan en salirse del gobierno, el TC rechaza la petición de Piñera y la población podrá realizar el tercer retiro. Ya llevamos el 30%. ¿Cuál será la próxima etapa: vamos por el cuarto retiro o vamos por las AFP?

¿Y qué pasa con el resto de la población? Poco o casi nada. Por un lado, los movimientos sociales y estudiantiles están silenciados por la pandemia e inciden poco en la política nacional. El mejor ejemplo de esta situación es la recuperación (robo dirán algunos) por la clase política de la inmensa energía desplegada después del estallido social del 18 de octubre de 2019 y el pronunciamiento de la ciudadanía por la aprobación de una asamblea constituyente para escribir una nueva constitución el 20 de octubre de 2020. Todo esto seguido de una multiplicación indecente y farandulera de presidenciables en la oposición como una guinda en la torta. Aspiraciones personalistas, carentes de base social y peor aún, con programas (?) que solo buscan el maquillaje del modelo económico actual: exportación de piedras con acumulación de pasivos tóxicos, exportación de celulosa con destrucción de bosque nativo, exportación de salmones con desastres ecológicos de ríos y mares, etc.

Un todo generador de desigualdad económica. Mientras tanto se levanta un coro incipiente de protesta sumando una voz a otra voz, voces que atraviesan puertos, minas y varios lugares de la sociedad civil. Se aprendió del pasado que las marchas, por muy gigantescas que sean, no tocan el corazón de los poderosos. Millones salieron a marchar contra las AFP, por la defensa del medio ambiente, contra el cambio climático, por los derechos de género, etc. Solo obtuvieron una mirada indiferente de parte del poder.

La elite chilena en vez de sentarse a dialogar sobre un pacto social, se atrinchera ignorando las señales de alerta haciendo descansar todo el esfuerzo de ayuda social en recursos fiscales sin modificar las profundas e irritantes desigualdades socio-económicas. Tuvo que venir el estallido para que esas voces empezaran a ser escuchadas. ¿Será necesario un segundo estallido para que la elite entienda que los tiempos han cambiado? Leyendo los signos de los tiempos Gramsci decía “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.” Ese claroscuro ha permitido que los ricos sean más ricos mientras más y más personas se empobrecen. Ese claroscuro favorece los populismos y caudillismos que tan mal les hacen a los pueblos. Es hora de claridad y responsabilidad.

Hay urgencia en la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo sustentable, territorial, inclusivo, donde la universidad pública está llamada a realizar su contribución conversando sobre temas que han sido incansablemente mencionados: salud, previsión social, educación, vivienda y servicios básicos, elementos necesarios como bases para futuras políticas públicas. ¿Qué propuestas concretas pueden ser discutidas? A título de ejemplo: cambio del sistema productivo ampliándolo a un programa bien pensado de sustitución de importaciones con nuevas estrategias de desarrollo local donde se incluya a los pequeños y medianos productores locales, ya sean urbanos y rurales; abrir el poder político económico regional con fondos propios para congresos regionales y autoridades elegidas por votación popular y financiado con recursos de un nuevo royalty minero; definir macrozonas operativas como las realizadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

En este marco, participamos en la construcción del conocimiento y el desarrollo territorial a través de mesas de trabajo sectoriales y Observatorios Laborales, Territoriales y Transfronterizos aportando el saber de nuestro mundo académico. Como autoridad universitaria, con la tradición de debates contradictorios generadores de conocimiento y embebidos de una larga tradición docente, invitamos al dialogo a todas y todos para delinear la sociedad que queremos no para un futuro incierto sino a partir de hoy.

Una respuesta a “¿Vamos a tener que mejorar los ingresos de los trabajadores?”

  1. EDUARDO SALAS LOPEZ dice:

    si bien es cierto el profesor BUC TIENE UNA VISION AMPLIA DE LO QUE PASA EN CHILE , NO ES MENOS CIERTO QUE NO TOCA EL PROBLEMA DE FONDO QUE ES AQUEL DONDE LOOS PARTIDOS POLITICOSM ACTUALES Y QUE GOBERNARON EL APIS POR MAS DE 30 AÑOS NO CAEN ENM CUIENTA DE SUSU ERRORES Y GESTION EQUIVOCADA, LA SOLUCION SE DA SOLAMENTE CON EL DIALOGO DE LOS OPOSITORES Y LOS GOBERNANTES MIENTRAS NO HAYAM DIALOGO NO AHABRA SOLUCION.