Edición Cero

Guillermo Jorquera Morales, Hombre de Teatro Hace algunos días fuimos a La Tirana, a conocer un espacio que mi hija, devota de toda la religiosidad... La Tristeza de la Tirana

Guillermo Jorquera Morales, Hombre de Teatro

Hace algunos días fuimos a La Tirana, a conocer un espacio que mi hija, devota de toda la religiosidad Aymara – Quechua, ha adquirido allá; al regreso pasamos por el centro del Pueblo Santo, donde nos detuvimos un momento; para hidratarnos con jugos y algunos alimentos que venden en el comercio pueblerino, por supuesto que sentados en algún lugar con sombras, (No hay bancas en la plaza) lo hicimos bajo un tamarugo, protegido por una jardinera de cemento especialmente construidas para proteger estos árboles que le dan apellido a la Pampa, y quedamos sentados, frente al templo, cerrado.

La Imagen de “La Chinita” no se puede ver, solo visitantes y turistas caminan por la explanada y pobladores en sus quehaceres habituales. Los turistas sacan fotografías con sus celulares la mayoría de ellas autorretratos, (Selfi), no vi a nadie que sacara una fotografía al templo, tampoco nadie subió a las alturas de la entrada de la vieja Iglesia.

La mayoría de estas fotografías eran con las figuras que preceden la entrada principal de la explanada: Un Chuncho y una Cuyaca; que, según Alberto Díaz Araya, Doctor en Historia, en etnohistoria Andina y Afrodescendiente; y sorprendentemente, Diablo Suelto: el Chuncho no representa a los bailes inspirados por las películas de los biógrafos pampinos, como los Pieles Rojas, por ejemplo, sino que representa a un nativo de la etnia quechua, al igual que las Cuyacas, que son de etnia aymara.

El Templo luce bastante abandonado, lo que nos causó una gran tristeza.

Cerré los ojos y vi la fiesta en su esplendor, la explanada repleta de bailes y cofradías religiosas, (por eso no hay bancos en la plaza). Vi a las Cuyacas trenzando la vara, con Eduardo Carrión y el conjunto del magisterio, vi a los Pieles Rojas, cantando con su Caporal Arturo Barahona González, Tesoro Humano Vivo, a los Morenos, los Chinos, las Diabladas y por supuesto a los Diablos Sueltos.

Vi a la Chinita bajando con cintas tricolor que se multiplicaban para que todos participaran de esa ancestral forma de celebrar el día, la multitud la estaba esperando cuando el sol ya estaba quemando.

Me acordé de Lautaro Núñez, que alguna vez me dijo que la Fiesta de la Tirana, no sólo es lo que sucede en la Explanada y en el Templo, sino que tiene el milagro de reunir a las familias que año a año se juntan, porque viven en provincias lejanas.

Me acordé también de la gran devoción que existe en la quebrada de Tarapacá, en el día de San Lorenzo, devoción que ojalá no se esfume de estos Campos naturales.

Al abrir los ojos me reencontré con esta realidad que estamos viviendo…

¿Volveremos a peregrinar como antes, algún día?

Al regresar traíamos nuestros corazones contentos por la nueva construcción de mi hija, y una gran tristeza por La Tirana, y al entrar a la carretera, al ir viendo las cruces que señalan la peregrinación, escuché a un baile religioso, despidiéndose en el Templo de “La Chinita”, hincados, llorando y cantando, al son emocionado de su banda de bronces, si tú nos prestas la vida, para el año volveremos

 

 

Los comentarios están cerrados.