Derechos Humanos y el maquiavelismo político chileno

Opinión y Comentarios 10 diciembre, 2020 Edición Cero

Leonel Reyes Fernández – Vizcaya, País Vasco-España (*) Vivimos dramáticamente un Chile al revés Un pensador del siglo XVIII, el francés Joseph Joubert (1754-1824)...

Derechos Humanos y el maquiavelismo político chileno

Leonel Reyes Fernández – Vizcaya, País Vasco-España (*)

Vivimos dramáticamente un Chile al revés

Un pensador del siglo XVIII, el francés Joseph Joubert (1754-1824) señaló: “Es mejor debatir una cuestión sin zanjarla… que zanjar una cuestión sin debatirla”. Y lastimosamente, el tema de los Derechos Humanos en Chile es una cuestión sensible y crucial, imposible de evitar su debate y su cruel realidad.

Dos hechos contradictorios –ya finalizando este año 2020- remecen profundamente la conciencia moral del ciudadano común y de la ética social de distintas organizaciones pro derechos humanos: primero, la conmemoración mundial del Aniversario N°72 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un día 10 de diciembre de 1948, de la cual Chile fue parte firmante (Resolución 217) y participó en la redacción del texto original a través del abogado y diplomático hispano-chileno Hernán Santa Cruz; la segunda, está referida a la actual coyuntura sociopolítica del (des)gobierno que promueve a la recurrente violación a los derechos humanos hacia el Pueblo de Chile y a sus Naciones originarias por parte de la clase política chilena, intensificada y planificada con represión y criminalidad a partir del 18 de octubre del 2019 hasta nuestros días.

Solo algunos ejemplos, entre los más recientes que causan impotencia y decepción: la sorpresiva y contradictoria absolución jurídica de los 61 ex agentes de la siniestra Dirección Nacional de Información-DINA y rebajando condena a ex oficiales implicados en asesinatos de lesa humanidad de la llamada Operación Colombo, dictadura chilena entre 1974-1975 (1); otra, la querella injusta contra la Defensora de la Niñez, Patricia Muñoz García, acusada públicamente por incitar a la violencia y promover el proselitismo político a través de una campaña audiovisual donde –según el oficialismo político chileno- comete negligencia en ejercicio de sus funciones y pone en riesgo la seguridad interior del Estado (2); finalmente, la campaña de usurpación y violencia estatal a través del Plan Araucanía, oprimiendo a las comunidades mapuches del Wallmapu, ejemplo, Comunidad de Temucuicui, 02 diciembre 2020 (3), así como de la profanación obscena, odiosa y humillante de la memoria del peñi Camilo Catrillanca por parte de grupos civiles ultraderechistas (4)

Como diría Eduardo Galeano –con enfático realismo social- “vivimos el mundo al revés” y añado: vivimos una seria y profunda crisis de valores humanistas, sociales y políticos, de suma urgencia por recuperar, a la vez que asistimos –sin duda alguna- a la inevitable decadencia moral y ética de la clase política oficialista chilena, también de algunos de sus aliados opositores.

La in-humanidad y maquiavelismo político en Chile

Desde el estallido social –octubre 2019- los administradores políticos del Estado de Chile han demostrado poseer –además de un maniqueísmo gnóstico- una contagiosa patología en el uso del poder de riesgosa gravedad: por un lado, la existencia de un gobernante indolente y soberbio con conciencia distorsionada de los reales problemas que aquejan al país; por otra, de una administración judicial que no aplica justicia social -vulnerando los principios del Derecho Internacional- y liberando arbitrariamente de responsabilidades a criminales de delitos de lesa humanidad; y por último, de operadores políticos del oficialismo que cada vez, emiten abiertamente opiniones humillantes y discriminatorias contra el Pueblo de Chile y de sus Naciones originarias.

Por ello, los poderes del Estado –el ejecutivo y judicial- y las diversas instituciones de seguridad revelan en lo más profundo de su administración una cruel, patética y repudiable actitud maquiavélica al puro estilo de las grandes dictaduras fascistas desarrolladas en el siglo XX, aventurándonos a pronosticar un síndrome psicótico con características de anti-pueblo, anti-democracia, anti-derechos humanos de gran peligro no solo para la sociedad civil, sino también para todo el conjunto de los Derechos Humanos Universales conquistados a fuerza de sacrificios, martirios y luchas sociales por la Paz y el Bien común.

En este contexto de explícito maquiavelismo político chileno se entiende la abierta y descarada hipocresía del actual gobierno al apropiarse del estallido social y del proceso constituyente, manipulándolo a nivel internacional, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores –Andrés Allamand Zabala- en su reciente visita diplomática a España, 04 diciembre 2020 (5)

El mito de Nicolás Maquiavelo, el asesor de reyes y príncipes

Dos personajes marcaron -en el siglo XVI- el inicio de la Filosofía Política moderna: Nicolás Maquiavelo con su obra “El Príncipe” (1513) y Tomás Moro, autor de la obra “Utopía” (1516).

¿Quién fue Nicolás Maquiavelo -que tanta mala fama ha adquirido- y que todavía pervive en la historia de nuestros tiempos y al parecer enquistado maquiavélicamente en la elite política oficialista chilena?

El florentino renacentista Nicolás Maquiavelo (1469-1527) está relacionado –en nuestros tiempos- comúnmente los aforismos populares “el fin justifica los medios” (que por lo demás, nunca lo formuló explícitamente de esa manera…) y el “Divide y reinarás” (la frase original es de Julio César: Divide y vencerás).

Su obra titulada “El Príncipe” -el ensayo político más polémico y controvertido hasta nuestros días- fue dedicado al príncipe Lorenzo de Médici donde plasma el cómo emperadores, reyes, príncipes y políticos de épocas antiguas accedieron al PODER, utilizando métodos poco ortodoxos, muchas veces contrario al sentido común y popular. En su narración expone un duro pragmatismo político carente –en muchas de las veces- de moralidad social. Acceder y leer la obra completa del “EL Príncipe” es el mejor ejercicio para sacar conclusiones propias, ya que hasta el día de hoy, existen dos versiones contrapuestas: los que piensan que la obra es un manual para tiranos y otros que piensan que la escribió intencionalmente para educar al pueblo.

En términos modernos, Maquiavelo es el diseñador del primer FODA estratégico sobre el Poder (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), aplicado a la política contingente, pero más importante aún: es el precursor del Estado moderno y padre de la Ciencia Política moderna.

Maquiavelo y las ideas maquiavélicas de los políticos oficiales del Estado de Chile

Una cosa es la obra de Maquiavelo y otra, las ideas maquiavélicas que se desprendieron y se propagaron de aquella. La obra “El Príncipe” –a través del tiempo- ha sido interpretada, reinterpretada una y otra vez, sirviendo como fuente de inspiración y acción a diversos civiles, estrategas políticos y militares: Cervantes, Bacon, Shakespeare, Spinoza, Rousseau, Napoleón, Stalin, Mussolini, Hitler, Nixon, Kissinger, Tyson, entre muchísimos más. No resulta para nada extraño que la clase política y militar chilena haya acudido –más de alguna vez- a la lectura de la obra de Maquiavelo para aplicar algunos de sus principios políticos.

Sin embargo, comparto algunos consejos sabios del propio Maquiavelo –el lado optimista y desconocido- que vienen al caso chileno, pero desde una perspectiva desde abajo (pueblo) hacia arriba (autoridad política): (6)

-“Para conocer bien la naturaleza de los pueblos hay que ser un Príncipe y para conocer la de los Príncipes hay que ser del pueblo” (Pág.36/introducción)

-“Como conclusión sólo diré que un Príncipe tiene que tener al pueblo de su parte, o de lo contario no tendrá salvación en los momentos de peligro”. (Capítulo IX, pág.85)

-“Entre las cosas de las que un Príncipe se debe guardar están el desprecio y el odio, y la liberalidad te conduce a ambos. Por consiguiente, es más sensato quedarse con la fama de tacaño, que genera una mala fama sin odio que -por buscar la reputación de liberal- tener que ganarse la fama de ladrón, que genera mala fama odio a la vez”. (Capítulo XVI, pág.119)

“También creo que triunfa aquel que adapta su forma de proceder a la naturaleza de los tiempos que corren, de la misma forma que fracasa aquel cuyo proceder no armoniza con su época”. (Capítulo XXV, pág.164)

Todo parece indicar que el Estado de Chile –a través de sus gobernantes de turno- ha llevado las ideas maquiavélicas a su máxima expresión de degradación y abuso político, con tal de salvar su paupérrima gestión política-administrativa y de proteger los grandes intereses económicos subyacentes. La evidencia histórica muestra que –luego del estallido social de octubre 2019- han desplegado y desarrollado -sin piedad ni remordimiento- un tipo de maquiavelismo político extremista sin conciencia moral ni ética social, incluso superando las teorías del propio Maquiavelo.

Los derechos humanos y Nueva Constitución para Chile

No puedo concluir esta reflexión, sin referirme en lo particular al Sr. Sebastián Piñera Echeñique -actual Presidente civil en ejercicio- que pasará a la historia–después del dictador Augusto Pinochet Ugarte– como la persona más aborrecida y rechazada por la mayoría de la población de Chile. En su haber es responsable político directo de grandes violaciones a los derechos humanos, nepotismo recurrente y corrupción política institucionalizada, fraude al fisco, entre otros delitos acumulados. Y detrás de él, una pléyade de militares, empresarios y políticos burgueses que se han enriquecidos a costa del trabajo de la mayoría de los chilenos y chilenas. ¿Cómo una persona y un gobierno de este perfil pueden liderar políticamente una nueva y democrática Constitución para Chile?

Ante este dilema ético, el mismo Maquiavelo nos entrega las claves para discernir sobre la calidad cognitiva y moral acerca de este tipo de gestiones políticas-administrativas: “Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí, el segundo entiende lo que los otros disciernen y el tercero no entiende ni discierne lo que los otros disciernen. El primero es excelente, el segundo bueno y el tercero inútil” (Capítulo XXII, pág.155).

Finalmente, para lograr una verdadera democracia participativa solo una auténtica Asamblea Constituyente es la única vía para diseñar una Nueva Constitución Plurinacional y Popular que restablezca la igualdad, la justicia y el respeto irrenunciable de todos los DERECHOS HUMANOS fundamentales para el Pueblo chileno y todas las Naciones originarias que habitan en el territorio.

Y como diría Maquiavelo: “Las únicas defensas buenas, seguras y duraderas son las que dependen de ti mismo y de tu virtud” (Capítulo XXIV, pág.162). Por tanto, todo queda abierto al cambio de un nuevo sistema de vida, basado en un Buen Vivir y de tu irremplazable participación comunitaria, social y política para obtenerlo.

Por un auténtico re-nacimiento en esta Navidad!!!

Por un Año 2021 preñado de sueños y cambios reales!!!

Por una Nueva Constitución Plurinacional y Popular para Chile!!!

(*) El autor es miembro del Colectivo Mapuche “Por el Buen Vivir de Chile”

Contacto: wallmapu.buenvivir@gmail.com

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