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Daniel Ramírez G.- ¿Todos tienen su bolígrafo azul? El próximo domingo entramos a un escenario, que si bien no es todo lo limpio, imparcial,... Llego la fecha histórica

Daniel Ramírez G.-

¿Todos tienen su bolígrafo azul? El próximo domingo entramos a un escenario, que si bien no es todo lo limpio, imparcial, democrático y seguro que hubiésemos deseado, permitirá motivar a un nuevo sector de nuestra sociedad para incrementar la lucha por una más efectiva y real democracia. Porque después de todo, al final, del final, del final del final …  lo que se trata de resolver en nuestra sociedad es eso. Hacerla una sociedad realmente democrática.

No importa si la actual Constitución la hizo Pinochet o Lagos, aunque parte de sus defectos estén allí. No me importa ahora, que haya sido aprobada en un plebiscito fraudulento. Lo importante, es que es una Constitución que está obsoleta, ya cumplió su vida útil, ya sirvió y de muy buena manera, a quienes la idearon para conseguir sus objetivos de vida. Ahora hay vientos de cambio en el planeta y en nuestra tierra y no podemos hacernos los ciegos y sordos, porque el castigo sería feroz. Si no nos subimos al carro de los cambios, deberemos seguir viviendo como lo hemos hecho hasta ahora y eso, hay muchos que no lo soportarán.

Todas las constituciones comienzan diciendo que la soberanía, que es la autoridad máxima en una sociedad, radica en el pueblo y es lo que hace nuestra actual constitución, que en su artículo 5 reconoce esa soberanía y nos dice que la podremos ejercer a través de los plebiscitos, pero resulta que en la constitución no existe el mecanismo para que  el pueblo llame a plebiscito y ya vimos lo que ha costado este que vamos a votar y las condicionantes que nos fijan día a día para ejercer nuestro derecho y expresar nuestra soberanía.

Esa falta de respeto por la soberanía ciudadana solo indica una cosa, el poder de los ciudadanos ha sido usurpado y a estas alturas de la lucha, la clase dominante ya no tiene ningún empacho en hacerlo abiertamente. Tal vez eso explique el pánico que se apoderó de ellos cuando los golpeó el 18 de Octubre.

Entonces, esta nueva constitución es un instrumento esencial en nuestro desarrollo como sociedad y como ser humano. La pandemia ha sido el manotazo que nos ha despertado y nos ha mostrado la cruda realidad que hemos construido en nuestra sociedad. Cuando un ministro dice que no conocía las condiciones de pobreza que existían en nuestras poblaciones, le creo y también creo que los vecinos de La Pintana o Lo Hermida, no tienen idea de  lo hermosa que es la vida para los vecinos de Vitacura. Nuestra sociedad ha sido cruelmente dividida por la constitución actual, que sostiene una normativa comercial de vida que separa ricos y pobres en todas las manifestaciones de la sociedad. El resultado desde luego no beneficia a los pobres y cuando hablo de pobres me refiero a todos los ciudadanos que viven del producto de su trabajo.

El objetivo de nuestro proceso constitucional es principalmente uno: Devuélvanos nuestra soberanía. Somos el pueblo de Chile y queremos inventar una sociedad en la que todos podamos participar en su construcción. Queremos decidir nosotros como funcionará nuestra salud, como será nuestra educación, nuestro sistema de pensiones, el sueldo mínimo para vivir, la propiedad y explotación de nuestras riquezas naturales, los derechos y deberes que adquiriremos. Y queremos decidirlo desde cada Comuna, desde cada región.

Si la mayoría ciudadana recupera su poder soberano, creo que iniciaremos el buen camino de construir una sociedad en la que todos vivamos a gusto y nadie se sienta estafado por haber nacido.

La movilización de nuestra sociedad y la oportuna pandemia nos han enseñado que nadie puede vivir solo, que la unidad de propósitos y la disciplina en el cumplimiento de los deberes garantizan la vida social, que la educación, la salud, el trabajo, la vivienda, la pensión digna para la vejez son obligaciones que la sociedad tiene con sus miembros. Nos han enseñado también que el respeto a la dignidad e individualidad de las personas, el respeto a la naturaleza en todas sus manifestaciones de vida, el respeto a culturas y pueblos originarios, son y serán esenciales para nuestra buena convivencia actual y para la supervivencia de nuestra especie.

También nos hemos dado cuenta de lo políticamente importante que son nuestras comunas y el poco respaldo y casi desprecio que se tiene por ellas en el gobierno central.

Para nosotros, ciudadanos, nuestros políticos comunales son los más cercanos, los más creíbles y quienes mejor expresan nuestras necesidades. Para la elite política de Santiago, los dirigentes comunales representan el molesto recuerdo de algo que se llama democracia.

 

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