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En casa de sus guías  y sus familias, ya se encuentran los dos canes de la Brigada Canina del Sag Tarapacá, Milk y Camelia,... Guías caninos del SAG, adoptaron a las perritas Milk y Camelia que ahora tienen un hogar al pasar a retiro

En casa de sus guías  y sus familias, ya se encuentran los dos canes de la Brigada Canina del Sag Tarapacá, Milk y Camelia, que luego de cumplir seis años de labores en los distintos controles fronterizos de la región, decidieron adoptarlas para brindarle un hogar y mucho amor.

Milk y Camelia, que durante seis años estuvieron en Tarapacá, desde que eran unas cachorras fueron adiestradas como canes detectores, logrando amplias aptitudes para la detección de material orgánico. Al final de sus carreras lograron la implantación de 84 olores de interés SAG.

Hicieron noticia a  nivel nacional por su  inédito trabajo, en la detección temprana de nidos de Golondrinas de Mar Negra y Golondrinas de Collar, aves marinas que están en peligro de extinción y que anidan en salares de la región en galerías que se encuentran hasta 2 metros bajo tierra.

Sin embargo hoy fueron retirado de estas labores y permanecen en el hogar de sus guías, recibiendo cuidados y mucho amor.

LA PERRITA MILK

La funcionaria Marisela Bustamante, que adoptó a Milk, pese a que trabajó con ambos canes. “Milk fue mi compañera por 6 años y con ella crecí como entrenadora. Ser su guía me enseñó lo que es formar un equipo detector, asumiendo cada desafío como una meta a cumplir”, señala

Nos cuenta con la perrita, ahora nueva integrante de la familia, mientras era parte de la BRICAN, “fue demostrando su gran capacidad olfativa llenándome de inmensas alegrías cuando lograba intercepciones en medios de transportes en el Control Fronterizo de Colchane. Con el tiempo, los conductores de buses y camiones que pasaban por ese control, entendieron la labor de Milk, y sabían con certeza que, si algún producto de interés SAG se encontraba en su interior, ella lo detectaría”.

Nos explica que esa capacidad olfativa también fue demostrada al sentir olores que provenían de pasajeros que se encontraban hasta 500 mts. de distancia. “¡No cabe duda q esta rubia me ha dado los mejores años de mi vida laboralmente hablando!

-¿Cómo se integra a la familia?

-Milk fue y aún lo es, una perrita con grandes necesidades de jugar a diario con su apport (toalla enrollada, premio que obtenía en cada detección). Hoy le llamo la trazan, llegó a la civilización en otro contexto y todo le causa intriga, como ver por primera vez un gato. Es muy inquieta y tiene mucha energía, aun no asocia su nueva vida, pero poco a poco se ha ido adaptando con los regaloneos y cuidados de mi familia y el apoyo principal de Teo (mi perrito poodle) con el que juega a diario desordenando la casa.

Sobre porqué decidió quedarse con la perrita Milk, Marisela señala: “Cuando se trabaja con perros y vez lo maravillosa que puede ser esta labor con desafíos a diario que se van presentando y vez que tu compañera siempre responde como lo esperas, vas generando más que una pasión laboral, un vínculo con tu can detector. Hoy decido quedarme a su lado, porque sin ella no sería la entrenadora y guía que hoy soy. Merece que sea yo quien le devuelva la mano por sus años de entrega al SAG…Es en mi hogar donde espero darle el descanso que merece hoy mi hermosa rubia”, señala emocionada.

CAMELIA, LA REGALONA

El funcionario Víctor Quiroz, Guía Canino de la Brican, del SAG Tarapacá, como su compañera, también decidió adoptar a la perrita Camelia, que pasó a retiro.

“Es un conjunto de sensaciones, uno desde pequeño estabas acostumbrado a tener perros en casa jugar con ellos alimentarlos, tratarlos como mascotas, pero cuando te enfrentas al desafío de entrenar un cachorro, en este caso camelia, cambia la cosa”, señala.

Recuerda que el periodo de adiestramiento fue un gran desafío, donde se invierten largas horas de entrenamiento, acondicionamiento físico y pautas con mucho orden. Se les enseña a trabajar, pero siempre en un entorno de juego y alegría con los canes. Y así, se van creando lasos de cariño mutuo.

“Después con el paso del entrenamiento te vas sorprendiendo con la capacidad de aprendizaje que tienen tus perros y te otorgan alegrías y a veces frustraciones, pero es parte del trabajo; no todos los días son iguales”, señala Víctor.

Añade que trabajar con Camelia le significó “sorprenderme gratamente, muchos momentos de alegría y satisfacción laboral. Además darme cuenta que haber tenido la posibilidad de trabajar codo a codo con mi can, es parte de las experiencias importantes de la vida, porque al final del camino no se quien aprendió más, si ella conmigo o yo con ella”.

Camelia ahora está integrándose a la familia. “Sin ser exagerado, le digo que  para nosotros es como el nacimiento de un nuevo hijo y hermano, ya que sabemos que nos traerá muchas alegrías y responsabilidades. Mis hijos son los más contentos, incluso antes que llegara se encargaron de hacerle su casa e instalarla en un lugar del patio. Ya estamos organizados para turnarnos, cuando se pueda para sacarla a pasear”.

Dice que siempre estuvo en su mente, adoptar a Camelia. “Tenerla conmigo hasta sus últimos años es lo mínimo que puedo hacer para devolverle todo lo que ella me entregó;  y darle una vida de perro normal entregándole mucho cariño y amor”, concluye.

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