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La festividad religiosa popular de La Tirana, no sólo tiene un impacto en la devoción popular, sino que también en términos socioeconómicos. Así lo... CORE JM Carvajal: «Suspensión de La Tirana visibiliza cadena económica seriamente dañada y devela impacto en la gestión cultural

La festividad religiosa popular de La Tirana, no sólo tiene un impacto en la devoción popular, sino que también en términos socioeconómicos. Así lo analiza el Consejero Regional José Miguel Carvajal, quien sostiene que la suspensión de la festividad , pone al descubierto una cadena económica seriamente dañada, generando un oscuro panorama, más allá de la fe.  Por ejemplo, lo referido a las bandas y todo lo que es la industria cultural. Como contraparte, desde la estructura gubernamental, indica que no hay herramientas ni planes para palear este tremendo impacto.

En efecto, al suspenderse la fiesta de La Tirana, por las condiciones sanitarias, trae consigo una serie de coletazos de gran magnitud «ya que estas fiestas son puntos de encuentro que enlazan patrimonio cultural, turismo, comercio formal e informal, generando una economía muy fuerte que es más necesario que nunca reactivar», sostiene Carvajal.

“Quienes somos de esta región empatizamos con estos sectores que dejan de percibir el ingreso más importante del año: por un lado los habitantes de la localidad, al arrendar sus piezas, ofrecer servicios y venta de alimentación, bebestibles, artesanías, entre otros, y por otro la pérdida de toda la industria religiosa, turística y cultural que se mueve en torno a la fiesta y que se puede ejemplificar en las agrupaciones de bailes religiosos y las bandas de bronces que son indispensables –cerca de mil músicos- ya que acompañan con diversos ritmos de morenos, saltos, tinkus, a cada agrupación de baile”, remarca.

Pero además, la industria cultural en general, que surge en torno a la fiesta «deja de percibir su principal ingreso anual que permite la compra de nuevos instrumentos, ayudar a sus familias o realizar posteriores inversiones que les permite mejorar la calidad de vida de los suyos”.

 Precisa Carvajal que el sector cultural «queda en abandono nuevamente», mientras que hasta el momento, no hay quien acuse recibo de esta situación, y menos entregar un mensaje, implementar herramientas de apoyo  o un plan. «Los muchachos – la edad promedio de estos músicos es de 25 a 30 años- lamentablemente no son parte de la prioridades del Gobierno, tampoco los promotores y músicos y artistas, en general”, afirma el consejero.

Por ello pide a modo de imperativo  que el Gobierno «disponga de  fondos para reintegrar aquellos recursos utilizados en esta emergencia y poder entregarlos a los gestores culturales y demás entidades”.

GESTIÓN CULTURAL

Cristóbal Navarrete, promotor y gestor cultural de Nomadesert comenta que buena parte del dinero que se mueve en las economías regionales proviene del turismo cultural que representan estas festividades. «Además de La Tirana, existe el Tambo Andino, San Lorenzo, el Carnaval Andino, todas convocan a muchas personas”. Mientras que  “La Tirana es una feria de comercio gigantesca, por mucho que su génesis sea una fiesta de fe cristiana”, sostiene.

Sobre el futuro del sector dice Navarrete, en su calidad de productor cultural, «doy por perdido este año. Quizás para el verano del 2021 podamos hacer algún evento de convocatoria reducida y en espacios abiertos, 200 a 300 personas máximo, como están haciendo en Europa. Estos meses hemos estado tirando líneas de cómo volver a trabajar. Por ejemplo, nos favorece que los espacios de la región son mucho más holgados. No tenemos la densidad urbana de Santiago o Viña del Mar; es decir, podemos levantar eventos en el desierto, en las playas, buscar sectores que reúnan las condiciones. Los hay, e implica una logística mayor: cómo llevar agua y sombra, por ejemplo, Pero acá en regiones, sabemos hacerlo, pero los costos serán más altos”.

Por ahora, señala que los recursos que se tenían como «colchón» para mantener la actividad, en un años normal, se han destinados a mantener a las familias. «Creo que Zofri y las mineras deberán estar si o si integradas a esta nueva manera de financiar el reinicio de la economía turística y cultural, entendiendo que sin programación para el turista, jamás van a poder funcionar los servicios y los comercios al 100%”.

Recogiendo el sentir del mundo cultural, el Core Carvajal  indica que convertir a Tarapacá en una industria turística «no sólo pasa por mayores inversiones en infraestructura, capacitar a nuestros operadores turísticos, o difundir las bondades de la región, es necesario también profesionalizar a nuestra economía creativa, por dignificar a personas que se dedican al arte». Por ejemplo, las bandas de bronce.

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