Edición Cero

Leonel Reyes Fernández, Licenciado en Ciencias Religiosas e identificado con la Iglesia Popular, calificó como pésimo, ofensivo y provocador, incorporación de estrofa de “los... Agudo análisis de exseminarista sobre iglesia local: Diócesis carece de conducción pastoral

Leonel Reyes Fernández, Licenciado en Ciencias Religiosas e identificado con la Iglesia Popular, calificó como pésimo, ofensivo y provocador, incorporación de estrofa de “los valientes soldados, en Misa Solemne de La Tirana

Anyelina Rojas Valdés.- No es un misterio que la Iglesia Católica ha enfrentado en los últimos años, una seguidilla de crisis y la Diócesis de Iquique, no ha sido la excepción, de hecho un obispo fue expulsado de sus filas, por estar involucrado en situaciones de connotación sexual. De allí para adelante la fisura se mantiene con mayor o menor intensidad. Esta fiesta de La Tirana que da cuenta de una potente religiosidad popular se abrió como una tremenda expresión de la fe popular y todas sus prácticas, lo que fue más que evidente. En este portal, dimos cabida a devotos, bailes y peregrinos, para que compartieran sus vivencias. La iniciativa fue muy valorada. En esta celebración de la fiesta de La Tirana 2020, bajo pandemia y cuarentena, todo iba muy bien, hasta que un error -que algunos no crean que sea tal-, hizo que en la Misa Solemne, previamente grabada y transmitida por redes sociales, se incorporara la estrofa de “los valientes soldados”, generando inmediatas reacciones.

El iquiqueño, exseminarista y Licenciado en Ciencias Religiosas, Leonel Reyes Fernández (58), desde el país Vasco, España, donde se encuentra residiendo, también reaccionó. Lo contactamos para una entrevista y profundizar en este y otros temas. Incluso, se refirió a la situación del sacerdote -también iquiqueño-, Armando Vergara Araya, quien vive un verdadero exilio, porque no se le permite volver a su ciudad y su diócesis, luego que fuera apartado en tiempos de Marco Órdenes.
Leonel Reyes es una persona con un compromiso enorme con lo que entiende como la iglesia popular, desde donde habla. Y si bien por razones familiares estará algunos años fuera del país, sigue conectado con su tierra y trabajando en proyectos que espera poder desarrollar, siempre desde la mirada de esa iglesia popular de la que se siente parte.

PÉSIMO, OFENSIVO Y PROVOCADOR

Leonel Reyes, que goza de una pluma muy acuciosa y aguda, accedió a conversar con Edición Cero sobre variados temas que tienen que ver con la iglesia local. Así, sobre el impacto que originó el episodio del himno nacional, no dudó en descartar que se tratara de un error, calificando el hecho como “pésimo… ofensivo…provocador”.

– ¿Cómo interpretas este supuesto error? Porque a decir del Rector del Santuario, fue un error.

-Más que un supuesto error, me parece una grave irresponsabilidad, tanto del Obispo, del Rector y de los Vicarios. Pregúntate, han pasado 30 años desde que se sacó ese estribillo que nos traía dolorosos recuerdos de un periodo de 17 años de siniestra maldad -y curiosamente ahora aparece como por arte de magia- en estos delicados tiempos de crisis sociopolítica.
Por tanto, aceptar que fue un “error”, me parece minimizar el insulto. Mi opinión es que refleja una postura ideológica de la jerarquía eclesiástica diocesana Iquiqueña con resquicios de una Iglesia colonizadora –directrices ortodoxas desde el Vaticano y con metodología aún de los siglos pasados- y plasmados de un nacionalismo cada vez más retrógrado. Y esta escandalosa afrenta, lo único que hace es confundir, manipular las conciencias de las personas, crear susceptibilidades emocionales –y por tratarse de la Fiesta de la Virgen de la Tirana- envía un mensaje político-partidista del oficialismo de turno a los peregrinos y de todos los que somos parte de la expresión de la Religiosidad Popular. No es solo un estribillo, representa un momento muy oscuro de nuestra historia republicana.

– ¿Cómo se entiende que sea el Rector del Santuario el que dio las explicaciones y no el Obispo? Se supone que hay una jerarquía y que lo sucedido ameritaba que hable el principal vocero de la Diócesis ¿o no?

-Creo –y por experiencias de los últimos años- que la Diócesis carece de conducción pastoral por parte del actual obispo y de los Vicarios. Pregunto, ¿existe un plan pastoral coherente con la realidad que vive el pueblo chileno? Un plan pastoral no sólo debe contener aspectos sacramentales, litúrgicos y doctrinales, sino también elementos históricos, antropológicos y sociológicos para responder mejor las necesidades –no solo espirituales de los creyentes- sino aspectos materiales importantes de la vida social, política y económica que estamos viviendo. De lo contrario, proyectamos un Evangelio a-histórico. Y la experiencia nos dice, que la jerarquía eclesiástica camina en dos carriles distintos, con una peligrosa dualidad, entre lo sagrado y lo profano.
Sabes, estamos viviendo tiempos complicados. La crisis de Chile –generada por la clase política chilena- repercute, particularmente, en las familias chilenas. Esto es muy serio y delicado. Y la Iglesia jerárquica, ¿dónde está para denunciar y anunciar a ese Jesucristo de los pobres y sencillos?

ESTILO PASTORAL

-En ese escenario, ¿cómo defines el estilo pastoral  de monseñor Vera?

-Mira, en años anteriores –en más de una ocasión- hemos tenido conversaciones directas con él, a propósito de la crisis del ex obispo Marco Ordenes Fernández y de nuestras apreciaciones contra el Notario judicial, P. Franklin Luza Zañartu. Considero al obispo como una persona que escucha, pero después no tiene carácter para tomar decisiones radicales. Creo que está muy condicionado por su entorno, pero ello, no le exime de responsabilidades morales y éticas como ser humano y como obispo.
Respecto a su rol como pastor de la Diócesis, tengo serias y profundas críticas: por ejemplo, primero, todavía no se define con la situación del presbítero iquiqueño, P. Armando Vergara Araya, quien fue víctima del exobispo Marco Ordenes Fernández y de quienes le asesoraban. Tengo la convicción de que el P. Armando tiene anticuerpos al interior del propio clero diocesano y de un laicado formado por la anterior gestión administrativa-pastoral. Vive un exilio forzado.
Segundo, el obispo aún no define sacar las pinturas que hay en el Templo de la Tirana, donde salen el exobispo Ordenes y el P. Luza Zañartu. Hasta el día de hoy, no hay pronunciamiento personal y ninguna Carta Pastoral a las parroquias, al respecto.

– ¿Eso en qué se traduce?

-En mi opinión, existe un retroceso pastoral profundo, debido a gran parte del estilo y dirección conservadora del obispo. Pero también, la responsabilidad recae en los Vicarios y asesores diocesanos que no han sabido interpretar las reales necesidades de la Diócesis de Iquique.
Finalmente, quiero que señalar que también hay responsabilidades mayores: Es la Conferencia Episcopal Chilena quienes proponen y eligen a los obispos, por tanto, hay una corriente de conservadurismo general que conjuga perfectamente entre carisma y poder, al servicio de los grupos de poder político y económico.

-En el primer punto te refieres al P. Armando Vergara Araya. ¿Qué pierde el pueblo cristiano cuando se decide apartarlo de su función pastoral, acá?

-A ver… El P. Armando representa una generación donde la identidad pampina, nortina y religiosa comienza a dar frutos para una Iglesia local renovada. Sin embargo, no ha sido tratado como un hijo de esta tierra, ni menos como un sacerdote que ha salido de las filas de la Religiosidad popular. La diócesis pierde a un referente ético – y sobre todo- a un pastor a la manera del Jesús histórico.

¿CRISIS DE CREDIBILIDAD?

-A partir de todo tu análisis, ¿se evidencia en algún modo una crisis de credibilidad de la Iglesia local?

-La credibilidad está fracturada. La crisis está instalada desde hace años, diría desde el 2012, en adelante, cuando el exobispo Marco Ordenes renunció forzosamente por acusaciones de abuso sexual, a un monaguillo, siendo aún menor de edad. Por ahora, es un asunto cerrado por el Vaticano, pero todavía hay gente disconforme con la resolución del Papa Francisco.
Para restaurar o construir credibilidad, primero, hay que resolver asuntos pendientes y convocar a una participación laical más abierta en la toma de decisiones.

-Calificaste al Obispo y sus asesores como “anti-pueblo por la ofensa emitida”, ¿qué quieres decir exactamente?

-Te voy a dar dos ejemplos concretos: primero, ¿dónde está la jerarquía eclesial, incluyendo a los Vicarios, en estos momentos de crisis sociopolítica? ¿Se han acercado a las poblaciones, a las tomas para apoyar las iniciativas de las ollas comunes? ¿Han emitido alguna Carta Pastoral sobre el estallido del 18 de octubre, del tema de las AFP, y en particular sobre el retiro del 10%; segundo, me enteré por los medios virtuales –no sé si aparecieron en los diarios locales- que han sancionado con una multa a un baile religioso por incumplir normas sanitarias de cuarentena y otra, que una mini-procesión fue reprimida brutalmente con bombas lacrimógenas por parte de Carabineros, entonces, ¿dónde está el Obispo y el Rector del Santuario para denunciar y mediar ante estas acciones?. Dime, ¿qué tipo de Iglesia es y qué tipo de pastores tenemos?
Finalmente, respecto a la ofensa emitida, ¿Están empatizando con las familias de torturados, de asesinados, de detenidos-desaparecidos, a propósito de la estrofa “valientes soldados”? Podría darte más ejemplo, pero me faltaría tiempo para desarrollarlos.

-¿Cómo conviven la Iglesia oficial-jerárquica y el pueblo cristiano? En ese sentido ¿te parece que hay una ruptura histórica, aún potente en nuestros días?

-Hubo un tiempo en que la Iglesia jerárquica –en tiempos de dictadura- se las jugó por los derechos humanos. Pero luego, del proceso democrático 1990 en adelante, la Iglesia se acomodó al poder y sus atractivos neoliberales.
En la actualidad, un tema complejo desde que se destaparon los abusos sexuales contra menores y otras personas. La Iglesia oficial-jerárquica perdió casi toda la confianza, no solo en nuestra Diócesis, sino en casi todo Chile. Ya me referí de estos temas en artículos anteriores –por prensa virtual- pero es un tema que aún co-existe y con-vive en nuestra historia socio-eclesial reciente. El destape ha sido tal, que –excepto algunas intervenciones puntuales de algunos obispos no involucrados- los obispos chilenos ya no tienen una voz moral y ética sobre algunos temas como lo fue en antaño.

-Y el pueblo cristiano….

-…El pueblo cristiano –una parte de ellos- aún está atado al “clericalismo” local, donde nada se puede hacer sin el consentimiento del Sr. Obispo o párroco. Ni siquiera existe un laicado maduro y autónomo para pensar y actuar. Nosotros quisimos activar el Departamento de Laicos, pero no hubo interés por apoyarlo, ni creo que lo habrá mientras esté el actual obispo y los Vicarios.
Actualmente, quienes estamos en otra línea pastoral –me refiero a una Pastoral mas inclusiva, liberadora y participativa- no somos bienvenidos todavía, pese a los esfuerzos que hemos hecho. Somos una piedra en el zapato, porque tratamos de pensar con cabeza propia, buscando autonomía de gestión, formación integral, participación social, política y económica, además, de inserción y protagonismo pastoral, con voz y voto. Todavía no son los tiempos para una nueva Iglesia local, pero el Espíritu se encargará de suscitarlo. El Espíritu Santo no solo actúa en los Sacramentos, sino también en los nuevos signos de los tiempos.

– ¿Cuál es la lección de este episodio?

-Mira, tengo que expresar una preocupación. Me llama mucho la atención que los cristianos católicos de nuestra diócesis no tengan pensamiento crítico frente a diversos hechos que atentan contra los derechos humanos. Por ejemplo, pocos o casi nadie se pronuncia activamente o interpela esta situación de los “valientes soldados”. O están con temores y no se quieren exponer con la Iglesia jerárquica diocesana –por el supuesto poder que ostenta- o definitivamente, no les importa el tema y aplican el “dejar pasar”. Me inquieta, porque hemos perdido la dimensión del profetismo bíblico.

IGLESIA Y NACIONALISMO

-En la fiesta de La Tirana y otras fiestas religiosas se entonan himnos como del de Yungay. ¿Te parece adecuado?
-Los símbolos patrios corresponden a un periodo muy particular en esta parte de la zona norte de Chile –incluyo Arica, Iquique y Antofagasta- donde se gestó una guerra con los vecinos del Perú y Bolivia. Desde 1879 en adelante –mejor lo explican historiadores y sociólogos- se inició un proceso de “chilenización”, que a mi entender aún persiste. Y esto se comprueba en la Fiesta de la Tirana, el 16 de julio, a medio día, representadas las Fuerzas Armadas y autoridades políticas locales, recordando soberanía, tales como la bandera chilena e Himno nacional. Y creo, que mientras los Ejércitos existan, no será fácil sacar los símbolos y la doctrina del nacionalismo. Y la Iglesia institucional no ha cambiado de mentalidad al respecto. Pero lo que más me preocupa es el fanatismo que suscitan los símbolos patrios –en cualquiera de los países vecinos- al ser utilizados por intereses geopolíticos, generando racismo, discriminación y xenofobia ultraderechista.

– ¿Hablamos sobre que la iglesia debiera tener nuevas propuestas?
-Pienso que la Iglesia católica ya debería madurar y proponer una nueva simbología de encuentro y fraternidad entre los países vecinos. La Religiosidad Popular aún está prisionera de las doctrinas de una evangelización tradicional y del nacionalismo local. También habrá que abordar este tema, pero se requerirá más tiempo para dar lugar a toda una nueva generación.
El mundo se está moviendo en otra dirección: se trata de evitar simbolismos que generan división, discriminación, separatismo. Y Chile tendrá que ir sí o sí en esa dirección, más tarde que temprano.

PERFIL LEONEL REYES FERNÁNDEZ

Con 17 años, por invitación de Armando Vergara Araya (hoy, Sacerdote), Leonel Reyes participa durante 4 años en el Movimiento Juventud Parroquial Chilena (JU.PA.CH). A los 21 , funda con un amigo, Vicente Castillo Barrios, la Experiencia Comunitaria de Discernimiento Vocacional. Era el año 1983. Con todo ese andar, a los 22 ingresa al Seminario Santo Cura de Ars, La Serena, años 1984-1990.

En este periodo, e incluso antes de iniciar el camino religioso, hubo sacerdotes que marcaron su impronta personal como el P. Javier García Arribas, Asesor de JUPACH y posteriormente, Rector Santuario La Tirana. El obispo José del Carmen Valle Gallardo, el sacerdote Franklin Luza Zañartu, Experiencia Comunitaria de Discernimiento Vocacional (1983-2012. P. Juan van Kessel, sociólogo y sacerdote. P. Waldo Alcalde Rivera, Rector Seminario Mayor Sto. Cura de Ars, La Serena (1984-1990). Y el sacerdote Andrés García Ochoa, experiencia Pastoral, Parroquia El Morro, 1989.

En busca de identidad cultural, con 30 años, por invitación de Pablo García Vásquez (hoy, exsacerdote), fue a trabajar a La Paz, Bolivia, en temas socioeducativos, residiendo en el vecino país hasta el 2004. Entre 2005 y 2006, residió temporalmente en Ecuador. Vuelve a Iquique ese año, por enfermedad de su padre. A fines del año pasado se traslada junto a su esposa e hijos al país Vasco, España.

Los temas que han orientado su quehacer principalmente son: Identidad cultural y migración. Autonomía territorial y política del pueblo mapuche. Religiosidad Popular, norte de Chile. Sociedad moderna, educación y juventud. Nueva Constitución para Chile. Globalización, Ecología y Medio Ambiente. Iglesia, Teología y Filosofía de la Liberación.

Una respuesta a “Agudo análisis de exseminarista sobre iglesia local: Diócesis carece de conducción pastoral”

  1. Freddy cortes T. dice:

    Creo que ud amigo , tiene bien claro lo que sucede en la dosis d iqqe., y d como el poder eclesiástico a impedido , que los laicos puedan caminar y pensar por si mismo y que no se nos de servido , pero a su manera . Felicitaciones por su mirada profunda y que podría ser de gran ayuda para una dosis más moderna y autónoma del poder.