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Un interesante análisis de la situación que se vive en nuestra región y particularmente en Iquique, en torno a la presencia de ciudadanos bolivianos... Premio Nacional de Historia analiza presencia de ciudadanos bolivianos albergados en Tarapacá y la solidaridad local, cuyas raíces son históricas

Un interesante análisis de la situación que se vive en nuestra región y particularmente en Iquique, en torno a la presencia de ciudadanos bolivianos que quedaron varados e imposibilitados de retornar a sus países, debiendo cumplir cuarentena en nuestro país., hizo el Dr. En Sociología y Premio Nacional de Historia, Sergio González Miranda.

Recordemos que unas 1.800 de estas personas en tránsito, lograron cruzar la frontera, mientras otras 500 esperan hacerlo pronto; todas ellas, encontrando en nuestra Región, una gran solidaridad y acogida que ni siquiera las autoridades de su país le brindaron.

Al desmenuzar este fenómeno, lo primero que salta en el análisis de nuestro entrevistado, es la casi nula capacidad de los expertos en temas migratorios, de prever lo que podría pasar. “Llama la atención que no se supiera que hay miles de personas que vienen de Bolivia y también del Perú, que vienen a trabajar a la zona centro sur del país, a trabajar como temporeros”.

Es que esta práctica, que viene reproduciéndose por años, y que no corresponde a inmigrantes que pretendan establecerse en el país. Más bien, explica González, se trata de una migración pendular, es decir, de personas que van y vienen y que, en un momento, vuelven a su país, donde residen. En esta ocasión se vieron afectados por una situación de pandemia.

Le llama la atención esta gran cantidad de ciudadanos tratando de ingresar a Bolivia, encontrando la frontera cerrada, “pero además de la forma cómo se hizo, es inédito. No tengo ningún antecedente durante todo el siglo XX, que haya habido personal militar boliviano, tratando de impedirle a sus connacionales entrar a su país…

PARADIPLOMACIA.

Aparejado con la globalización, por los años 80, connotados teóricos empiezan a acuñar el término de paradiplomacia, nos recuerda Sergio González, situación que es patente en el cotidiano entre el norte de Chile y Bolivia, principalmente Oruro y Cochabamba.

“Es curioso que un municipio de frontera -como Colchane-, de población aymara, haya plasmado de manera palmaria, lo que es la paradiplomacia”, señala el especialista que precisamente la paradiplomacia no afecta la política exterior de los Estados, más bien lo complementa y se da a otra escala.

“En este caso, en el plano municipal, local, lo que se hace es el esfuerzo por estrechar un vínculo de cooperación con otro estado o con otro municipio. Y eso es maravillo. Creo que el gesto que hizo el alcalde de Colchane es una lección no solo nacional, también internacional, dado que involucra a dos países”.

En un segundo momento, estos ciudadanos varados en Colchane, son trasladados a Iquique, luego que el alcalde Mauricio Soria ofreciera habilitar un albergue, lo que coordino con las autoridades regionales y militares. Para González, este hecho, es una continuidad, no sólo con la respuesta que se genera en Colchane, sino que la relación histórica de Iquique con Oruro y Cochabamba, por ejemplo. Identifica al menos, dos momentos. Primero en 1929, en plena crisis del salitre, cuando acá en el norte de Chile hubo mucha presencia de bolivianos en la industria del llamado oro blanco. Ahí aparece la idea de generar una integración entre ambos países, abriendo caminos, aparejado también con un intercambio cultural.

“Tengo antecedentes que ya hacia 1830, ya había población cochabambina que venía a Tarapacá ; es decir las relaciones históricas, que son culturales, que son sociales, han sido permanente en todo el periodo de la República y también en el periodo de la colonia…”.

Recuerda también a partir de 1958, las Caravanas de la Amistad entre Iquique y Oruro. Por lo tanto, todos estos momentos históricos, evidencia que las fronteras más bien fueron fuente de integración, según señala el Historiador.

Volviendo al momento actual, señaló que si bien la Cancilleria chilena hizo gestiones para influir en el Gobierno boliviano, “más allá de eso, de las relaciones entre Estados, la reacción de la población local es algo que tenemos que atesorarlo, porque de todas las cosas negativas que ha traído la pandemia, hay situaciones positivas y una es ésta”.

¡VIVA CHILE! ¡GRACIAS CHILE!

Sergio González repara en otros hechos históricos y los conecta con el presente.  En 1914 hacia 1919 -20, hubo grandes crisis económicas vinculadas a la industria del salitre en Tarapacá. Así se vieron obligados los chilenos de irse al sur y los bolivianos de irse a su país. “Es maravilloso, y tengo registros de periódicos, que cuando llegaban a su país, gritaban “viva Chile”… Es decir, se estaban yendo, estaban en desarraigo, pero con la esperanza de volver”.

Una actitud muy similar a la que se vivió en Iquique, cuando los bolivianos albergados, dejan en Iquique para retornar a su país, escribiendo en carteles “Gracias Chile”, “Gracias Iquique”.

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