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Héctor Mérida, Defensoría Penal.- Allin p’unchay”.  Fue escuchar esa frase y observar un profundo cambio en los rostros de la veintena de internos indígenas... Emotivo diálogo participativo en idioma quechua con imputados indígenas en penal de Pozo Almonte

Héctor Mérida, Defensoría Penal.- Allin p’unchay”.  Fue escuchar esa frase y observar un profundo cambio en los rostros de la veintena de internos indígenas del penal de Pozo Almonte, que recibían el “¡buenos días!” en vocablos propios. De una actitud resignada pasaron a la sonrisa y clara alegría, reforzada a medida que avanzaba el diálogo en su idioma materno, el Quechua, propio de algunas localidades del norte chileno y de vastas zonas de Bolivia, país de donde proviene la gran mayoría.

Esta situación ocurrió en el curso del Diálogo Participativo organizado por la Defensoría Regional de Tarapacá, para imputados del mencionado recinto penitenciario. En la oportunidad dialogaron con ellos el Defensor Regional, el Encargado de la Oficina de Información Reclamos y Sugerencias, OIRS, con la intervención de la Facilitadora Intercultural de la Defensoría Indígena, Aydeé López, quien tiene como lengua madre ese idioma andino.

En la oportunidad, junto con entregarles folletos explicativos, se les expuso qué funciones cumple la defensa pública, qué derechos tienen ellos ante la Justicia Penal y se recibieron sus inquietudes respecto a la marcha general de sus casos, a sus condiciones de vida en el penal.

La sensación general era de conformidad con el desarrollo de sus casos, de su permanencia en el recinto de Gendarmería y las preguntas fueron básicamente sobre algunos detalles procesales.

Pero lo fundamental fue lo anímico.

“Cuando les hablé en quechua cambiaron la carita, pasaron a sonreír y también en este idioma me empezaron a pedir aclaraciones sobre los derechos detallados”, explica la facilitadora Intercultural al reseñar la experiencia. Y puntualiza: “todos me decían que se notaban acogidos por el apoyo que les daba la Defensoría, sobre todo porque no esperaban tener ninguna ayuda una vez detenidos. Yo diría que también sentían, al poder conversar en quechua, que una hermana de su comunidad los había venido a visitar”.

La actividad duró alrededor de una hora, cumplida en el patio de visitas del Centro de Detención Preventiva de Pozo Almonte, localidad ubicada en medio de la pampa del Tamarugal, en el desierto de la Región de Atacama, fronteriza con Bolivia.

“Estas oportunidades de mejorar la comunicación con nuestros usuarios son para nosotros una meta permanente, trabajamos para conseguirlo y nos alegran resultados como el de esta jornada”, destacó el Defensor Regional de Tarapacá, Gabriel Carrión, luego de participar en el diálogo.

Y el final fue coronado – por supuesto – con el cantarín acento de la despedida en quechua: “ Tinkuna kama” (¡Hasta otro encuentro!)

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